Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

CUENTO INTERNACIONAL

Araceli Arias Rebollo / Festival de Poesía por el Agua

Recuerdos Cristianos

 

Autora: Araceli Arias Rebollo

Marzo 2024

 

Abigaíl, Raúl y su pequeño hijo Javier se dirigían al pueblo de San Rincón Chincua, acompañados por fastuosos paisajes de la carretera formados por los  árboles de pinos, robles y majestuosas montañas.  Mientras recorrían su camino  Raúl compartió  sus  recuerdos con su esposa Abigaíl.   

–El  rancho de mi abuelo Tomas y mi abuelita Marce  queda a las afueras del pueblo. Está rodeado de montañas desde ahí se observan los valles, los ríos de abundante agua cristalina. Recuerdo el verdor de las plantas que adornaba el patio de la casa. Daniela, Francisco, mi mamá y yo, junto con mis tíos como en caravana festiva acompañábamos  a mi abuelita a los manantiales  por el agua y a otros pozos cercanos para llenar la pileta de su casa; de ahí con poca agua se regaban las plantas, también se guardaba el agua de los manantiales  en barriles de barro para el consumo.  

Autor: Mauricio Carrera

Marzo 2024

 

 

A Agustín Monsreal

A Carlos Martín Briceño

 

“Toda la tripulación tomaba

conciencia de que un avión podía caer”.

André Malraux 

 

Encontré a José Revueltas en un parque. Comía un chicharrón de harina, tronador y brillante de tan grasoso, con abundante y espesa salsa roja de chile piquín. El sol, por implacable, ameritaba desdeñarlo con el alivio de una cerveza. Sopesé mis bolsillos.

            —Tengo unos pesos —alardeé.

—Yo sólo deudas y quebrantos.

Lo invité a una cantina cercana.

Cuento IX del libro Fotografía del cementerio judío de Praga

Este cuento pertenece a mi libro Juan Galván Paulin Fotografía del cementerio judío de Praga, editado por Los libros del Emir (Col. Relatos del Emir), México; 2002.

 

Autor: Juan Galván Paulin.

Febrero 2024

IX

 

Jueves, y la bobe amasaba pan para esperar a los nietos, viuda, el entrañable recuerdo de aquel amante que desapareció de su vida hace treinta años la ha seguido durante toda la mañana, en la casa sólo está ella, la sirvienta no vendrá hasta la tarde, pidió permiso para ir al doctor, y su hijo pasará a verla después de la comida, así que tiene tiempo para recordarlo, ese ocasional encuentro en el tren, los ojos grises y el cabello entrecano, elegante como bien sabe ella puede serlo un hombre, pulcro en todo ademán, y ese tic que le llevaba a tocarse el lóbulo de la oreja cuando algo le preocupaba o llamaba su atención

Everardo Martínez Paco / Festival Internacional de Poesía por Agua.

 

Autor: Everardo Martínez Paco

Diciembre 2023

 

Anzuelo

Todos los cuentos de Everardo Martínez Paco “Perro Rabioso”

Martínez, E. (2022). Elemento. Ediciones Amatlioque.

 

Tengo una tradición un poco extraña con mi padre: los últimos domingos de los meses junio, julio, agosto y septiembre, nos reunimos para pescar. Tiene un sombrero con un par de anzuelos en él, un chaleco con varios bolsillos que con el paso de los años ha dejado de usar y una mirada cada vez más triste.

ada año esperaba paciente y emocionado los meses en el que la pesca es mejor. Me decía en tono de burla o chiste, que los últimos fines de semana de cada mes, los peces están más cansados y que no dan tanta batalla, que se dejan pescar solitos. Cuando era niño ese chiste me daba mucha gracia, me imaginaba a los peces, cansados, en sus casas, esperando el último fin de semana del mes para descansar. Con el paso del tiempo, aquel chiste dejó de tener gracia.

La casa en que llovía

Autor: Carlos Saavedra

Diciembre 2023

 

Estoy de codos sobre el mostrador de mi tienda, mirando como el aguacero amenaza de nuevo nuestra tranquilidad. Bajo el velo de infinitas gotas, Ixtlán se hace apenas visible. Lo recuerdo en tiempos de secas, apegado a los cerros como un hijo pródigo amenazado por las inundaciones, esperando que llueva en forma moderada. Durante las pasadas sequías, el pueblo se llenó de breñales, con tardes de sol y polvo, envueltas en una llamarada de nubes. La naturaleza es caprichosa y no siempre benéfica. Las calles por donde corre el polvo, se tiran a lo largo de una carretera vieja bordeada por una nopalera oxidada; en su tiempo este camino fue la vía principal. Parte del pueblo tiene viviendas de uno o dos pisos, bonitas y bien pintadas; la otra guarda, como un relicario, casas antiguas de fachadas roídas, de piedras pelonas y descalichadas por el sol y la lluvia, como prueba de lo que hace el la humedad y el tiempo.

Una nube de mosquitos

Autor: Ramiro Padilla

Noviembre 2023

Ellos el matrimonio ejemplar. Ellos que han hecho de la planificación un mantra sagrado. He pensado que según mis cálculos, deben llevar una agenda apretada de emociones. Quizá una tabla de colores para cerciorarse de que su humor se corresponda con lo que les ha pedido su terapeuta. Mire usted, andar de malas una vez al mes es bastante sano. Sirve como reinicio. Me imagino a la vecina yéndose a la cama en la noche, preparándose para andar de malas el tercer viernes de cada mes. Imagino también la tabla de colores que se necesita para verificar que esté todo en orden. Las emociones positivas van en azul, la indiferencia en amarillo y el mal humor en rojo. 

Algodona

Autor: Jorge Negrete Castañeda

Noviembre 2023

 

Una pequeña parte de mi existencia la viví en el campo. Allá se tiene la oportunidad de convivir con todo tipo de animales; guajolotes, puercos, vacas y ovejas. Desde muy temprano me tenía que levantar para preparar sus alimentos; maíz, alfalfa y pastura. Una gran responsabilidad a mis escasos doce años y una actividad muy, pero muy  pesada. Todos los días terminaba rendido, con dolores en todo el cuerpo, pero me acostumbré. Mis papás me llevaron allá con mis abuelos, según ellos, porque tenía que aprender de dónde provenían y cómo se producían los alimentos. A las seis de la tarde ya todo estaba oscuro, no se veía nada, y entre más avanzaba la noche, más oscuro se ponía. Me asignaron un cuarto independiente de la casa, cerca de los corrales y de la milpa. Los primeros días no dormí de miedo, dejaba la luz encendida toda la noche.

Josefa  y  Andresote

Autor: Félix Tomás Orta Becerra

Octubre 2023

—¡Habla negra!, ¿dónde está Andresote? —. El látigo zumbaba un escalofriante chillido, atravesaba el aire hediondo a sudor y sangre y se estrellaba contra las curtidas carnes en la negra espalda de Josefa.

—¡Habla, negra maldita! —. Ella, con la frente, antebrazos y rodillas contra la tierra, cerraba los puños y apretaba las nalgas esperando el seguro vergajazo que anunciaba la fusta, silbando al cortar el aire rancio del patio donde era torturada, hasta precipitarse contra su cuerpo adolorido. El hombre que la castigaba ponía más fuerza en cada envión de golpes. Era, por supuesto, un hombre blanco de cabellos muy negros, representante del rey y de la ley. Contra su cara y su arremangada camisa, blanca también, saltaba y se estrellaba un montón de brotes bermellones de sangre, arrancados a golpes de la noble espalda de la fiel negra Josefa. El hombre sufría también, porque de tanto castigar, los dos brazos, entre los que alternaba el látigo, le punzaban tremendamente. 

Instrucciones para presentar un libro de poesía
(Y no morir en el intento)

Por Ramiro Padilla

Septiembre 2023

 

Los dioses o la aletoriedad han decidido que tú, en su infinita magnimidad seas el elegido para presentar el libro del último poeta maldito de la ciudad. Ya sabes, esos poetas que detestan todo y a todos,  pero que te han premiado a ti, sí, a ti, con su singular amistad para que presentes ese poemario. El título es provocativo, “manual para el coito natural de las medusas transparentes”. Te lo ha explicado varias veces. Que seas un pendejo y no entiendas una obra tan revolucionaria es tu problema.

¿Qué se hace en estos casos?

Reglas de juego

Autora: Josefa Molina

Agosto 2023

 

Todo cambia según el prisma con el que se mira. Podría significar un ejemplo a seguir o un macabro motivo para el escarnio colectivo.

            De eso sabía y mucho. Lo había aprendido desde la más tierna infancia. Aquella en la que su padre llegaba borracho y le lanzaba el jarrón de agua a la hora de la cena bajo la inmutable mirada de una madre que siempre le culpó de ser el obstáculo al desarrollo de su carrera profesional.

            Así que nunca dudó de su capacidad de odiar pero, esta vez, parecía no manifestarse el desprestigiado sentimiento. Algo le decía que debía de ser un poco más amable, más considerado. Tal vez, poner en práctica eso que los profesionales llaman empatía. Por eso, sacó dos cuchillos de iguales dimensiones y lo entregó uno al chico.

Cuento relleno de cuentos

Autor: Alejandro Paniagua

Julio 2023

 

          Dos semanas después de mi fiesta de cumple, pasaron dos cosas horribles. La primera tragedia: mi papá amaneció balaceado enfrente de mi casa. Me desperté enojada, salí al balcón, como siempre, y vi su cuerpo tirado abajo en la calle. Le grité: «¡Papá, papá! ¡Levántate!». Pero ya no oía nadita. Su cuerpo quedó tirado encima de un tablero de avión que yo rayé en la banqueta. Rapidísimo tomé el gis más oscuro que tenía, porque pensé que era una buena idea bajar corriendo para dibujar una caja negra junto al avión: así la policía podría descubrir fácilmente quién había balaceado a mi papá. Y es que las cajas negras registran los accidentes aéreos con mucha precisión

AYÚDENOS A ENCONTRAR A YANJARA

Autor: Alejandro Serna

Junio 2023

 

Mi novio y yo habíamos experimentado de todo, creo, obviamente dentro del marco del respeto mutuo. Hablo de experimentos sexuales: una vez tuvimos sexo en el cine, otra en un baño público, también le hice sexo oral en un parque; hemos participado en encuentros swinger y una vez, aunque es algo que me da pena confesar y no quisiera repetir, intentamos tener sexo con un pastor alemán. Ya se imaginarán los experimentos que hacemos en privado.

Antes de iniciar la cuarentena estábamos pasando por una fase tranquila, nos dedicamos a conocer los hoteles de la ciudad, queríamos verlos todos; pero después de recorrer los más lujosos sin encontrar gran motivación, nos vimos en la necesidad de buscar hoteles de mala muerte, residencias y chochales, aprendiendo las diferencias entre unos y otros y descubriendo sitios lúgubres y malolientes.

Autora: Gabriela Santamaria Santiago

 

Me siento en el área de fumar, tomo el periódico (uno de esos de nota roja que hacen recordar que hay gente más desgraciada que uno). Comienzo a leer una noticia: “Muere atropellada por un cerdo”. La maldita curiosidad y el morbo me hacen terminar de leer. Mientras lo hago, no puedo dejar de imaginar la cara infeliz del reportero. Los periodistas son lobos en busca de carne fresca, quienes por las noches se alegran de que alguna desdicha le haya ocurrido a otro ser humano. Son como esos insectos horripilantes, sumamente extraños, verdaderos chupa sangre. Se alegran al escuchar los rumores de que hay un muerto, por ahí, en la ciudad, y corren a buscarlo. Arman una fiesta cuando hay más de dos; la muerte les es familiar. Es simpática por cierto la cara de decepción que muestran cuando, al llegar al lugar, no encuentran un cadáver para rendir cuentas a sus jefes editoriales. Perversos y malignos, así son los reporteros de nota roja.

El Vampiro

Autor:  Horacio Quiroga

Junio 2023

Ilustración. Cerero

 

—Sí—dijo el abogado Rhode—. Yo tuve esa causa. Es un caso, bastante raro por
aquí, de vampirismo. Rogelio Castelar, un hombre hasta entonces normal fuera de
algunas fantasías, fue sorprendido una noche en el cementerio arrastrando el
cadáver recién enterrado de una mujer. El individuo tenía las manos destrozadas
porque había removido un metro cúbico de tierra con las uñas. En el borde de la
fosa yacían los restos del ataúd, recién quemado. Y como complemento macabro,
un gato, sin duda forastero, yacía por allí con los riñones rotos. Como ven, nada
faltaba al cuadro.

El señor de las moscas

 

Autor: Roberto Acuña

Junio 2023

 

                               A Liliana

 

Miró dentro del refrigerador por costumbre: vacío. Con la lengua hurgó el paladar y la encía. Se rascó la nalga sobre el calzón blancuzco, acarició su vientre. Dio media vuelta y se sentó frente a la mesa circular, vacía e infinita. Apoyó el lado derecho de su cara sobre los fríos nudos de madera. Sintió el estómago desamparado, las tripas secas a lo largo de su vientre, apretadas. Lentamente abandonó los ojos sobre las estrías de madera, tantos círculos, tantas elipsis, eran incalculables los años, los siglos, la eternidad. Una mosca despertó y se separó de las cortinas, comenzó a dar vueltas y a zumbar sobre sus oídos. Vueltas, vueltas y más vueltas, espirales sobre su nuca, redondos zumbidos en torno a su cuerpo cada vez más rápidos y cerrados.

¡Bang!

 Autor:Mario Panyagua

Mayo 2023

 

La noche manifestaba un calor violento. Abrió todas las ventanas desde la cocina hasta la sala; en la última se detuvo, contemplando aquella parte de la ciudad: debajo, los peatones, la luz y el olor que despedía la panadería, el puesto cerrado de periódicos, los árboles, autos estacionados; enfrente, otros edificios, otros departamentos, una iglesia, el periférico con su desfile de faros y rugidos; más allá, el mar de titilantes luces sobre los cerros. Suspiró con afectación, pero el olor a gasolina proveniente de un par de garrafones situados debajo de la mesa le hizo respingar.

MR. HYDE

Autor: Rubenski Pereira

Mayo 2023

 

Todo ha cambiado. Ya no soy el mismo personaje de ayer. Mi piel es la llama, flujo de substancias malignas hundiéndose en el amanecer. Cuervos y laureles de una bestia tenebrosa. 

Estoy en la cama, observo a mi mujer. Veo los filamentos de su rostro, pienso en la destrucción. Reflexiono: ella está dormida a mi lado, al lado de Hyde. Debería estar asustada; con extremo sigilo salgo de las sábanas y me deslizo del colchón, salgo por la ventana hacia la calle, me pierdo en los callejones pestilentes. Veo palabras y números flotando sobre la avenida, me pregunto por los símbolos detrás de los símbolos, de la noche que escapa a nuestros ojos y es ceniza en la distancia; me concentro en mis músculos y en mis vertebras y salto hacia un balcón sin flores. Ahí encuentro notas escritas en papel. Son cientos, y están por todos lados, incluso en el techo. Son símbolos dobles, esta parece ser la casa de un loco —pienso— y me digo: es extraordinario, el doctor no pudo volver a fabricar la fórmula, y lo he suplantado, sólo queda Hyde, es decir, yo, mientras que el doctor ha desaparecido. Gané la batalla. 

Las galletas de Mario

Autora: Thalía Cerón

Mayo 2023

 

Salimos por galletas. De las que tiene chispas de chocolate, rogó Mario por tercera vez esa mañana. Eran sus favoritas; no conciliaba el sueño si no las comía, y tampoco podía mantenerse de buen humor en clases si no probaba, aunque fuera una. Estaban hechas de avena y cereales. Adicionadas con vitamina A, B1, B6, B12, ácido fólico y esas cosas que recomiendan. Supuse que eso era bueno, así que procuraba almacenar las suficientes: diez o quince cajas, veinte quizá. Esta vez no fue así. Las cajas estaban vacías porque no tuve tiempo de ir al supermercado. A penas, y entre malabares, tenía espacio para mí, mucho menos podía pensar en las galletas que prometen dotar a los niños de fuerza y altura.

 

Legión: un cuento de Hortensia Carrasco Santos

Autora: Hortensia Carrasco Santos

Abril 2023

 

Cuando Marco me propuso matrimonio yo traía en brazos a nuestra hija Angela. Como no quiso vivir en la casa de sus padres ni en la de los míos, rentó una vivienda en San Gregorio Atlapulco.

Era un cuarto construido con ladrillos grises y rojos, sin aplanados, con techo de lámina, sin baño propio, sin cocina y con servicio eléctrico suspendido por un corto circuito. A penas tenía cupo la cuna de Angela, nuestra cama, una mesa de madera y un roperito que nos dieron como regalo de bodas, algunos de nuestros trastos y la estufa.

Esa especie de habitación estaba flanqueada por otros cuartos. Yo advertí que varios ojos observaban a través de las ventanas. Existía un solo baño para todos, dos lavaderos, una pileta grande y un patio comunal que no alcanzaba a contener la frustración que sentí de habitar en un lugar como ese.

Colonia Felina

Autor: Juan Luis Martínez Silva

Marzo 2023

 

Esos seres siempre me han parecido curiosos, durante mi niñez les proporcionaba características satánicas. Lejos de cualquier encanto me provocaban enfado por el simple hecho de mirarlos trepar por doquier, como si buscaran algo en las noches de verano, rumiando en la basura y mi madre que pegaba gritos:“¡Estos pinches animales, ya rompieron la bolsa de la basura!”

Qué desagrado, era yo quien tenía que sacar una bolsa nueva y dejar el lugar aseado. Pinche gato. Los veía desde la penumbra, estoy seguro que se juntaban más de veinte para acechar los desechos de toda la colonia.

La huida

Autora: Marcela Romn

Marzo 2023

 

¿Cuántos años han pasado? ¿siete?, ¿diez?, ¿once? No recuerdo. Era apenas un “huachito”, macilento con un vientre prominente, no por comer, sino por las lombrices que vivían ahí. Mis momentos felices los puedo contar con los dedos de mi mano derecha, así de pocos fueron. Recuerdo también a Felipe, mi tío, era el cuetero del pueblo, yo siempre tuve miedo a los cohetes, no soportaba su sonido cuando explotaban, me agarraba una temblorina y comenzaba a sudar. Por eso me regañaban todos, hasta mi madre con su cantaleta de siempre: tienes que aprender el negocio de la familia, tu padre ya no está, tu eres el hombre de la casa y tienes que ayudar a mi hermano, hay harta necesidad aquí. No entendía, apenas tenía diez años. A mí me gustaba jugar con mi marranita Tomasa, así la llamé, fue regalo de Domitila la curandera del lugar. Siempre fue muy buena conmigo. Un día con un abrazo me dijo al oído: tú serás un nahual como tu abuelorecuérdalo. Esto tampoco lo entendí. Mi madre decía que esa curandera no era de fiar, que me alejara de ella porque se decían muchas cosas en el pueblo sobre esta mujer, y no fuera ser que me pasara algo y el único que tendría la culpa sería yo. 

 

El demonio que me habita

Autor: Fernando Yacamán

Enero 2023

 

Desde que no duermo contigo el demonio se metió en la casa. Entre más te recuerdo sus ojos se cubren de crepúsculo, su boca de escamas. Siempre está en la mecedora de bejuco, junto a la ventana que da a San Miguel de la Costa. Ahí permanece y me observa.

El demonio se vuelve hombre y no se levanta de la mecedora. Él tiene tu rostro. Siempre eres tú con el crepúsculo en los ojos. Sube el volumen a la música y con sus manos recorre su pecho, su vientre, su verga erguida; filo de escamas dispara la noche.

 

Despropósito

Autora: Ana Chiw

Enero 2023

 

Una muñeca de tela a medio rellenar, sin terminar de cocer, con el estambre rojo aún enhebrado por la aguja. La sección que faltaba por zurcir era la zona de la entrepierna. La abuela tenía una forma extraña de demostrar su cariño, ese fue el regalo de fin de año que recibí de ella y me entregó un papelito con el mensaje: Cierra las piernas.

 A mis 9 años ella esperaba que yo estuviera preparada para menstruar, comportarme como una señorita decente y en un futuro no muy lejano: traer hijos al mundo. Yo sólo quería seguir jugando al caballito mientras montaba con destreza uno de los brazos del sofá.

 

Interpretación alternativa de los derechos de autor de Kafka

 

Autor: Ramiro Padilla

Diciembre 2022

En el vetusto circo, de mujeres barbudas decadentes y gigantes que no lo eran tanto, un hombre convertido en cucaracha lloraba de tristeza. El enano lo consolaba. Una pila de periódicos viejos se acumulaba en la polvosa esquina del viejo camerino. Max Brod alcanzaba la gloria literaria, el premio nobel a miles de kilómetros. Las portadas de los principales diarios lo atestiguaban. El hombre cucaracha había confiado en él.

 

Debajo de los Puentes

 

 

Autor: Rubenski Pereira 

Diciembre 2022

 

Un niño inhala su mona y el hedor de las alcantarillas. Hace tiempo vive debajo de los puentes picados por óxido y apolillados. En plena temporada de lluvia ve a las ratas corretear entre la basura y el lodo. No sonríe con facilidad, hace muecas de simio cuando siente que el vómito le marea y le hunde en un desmayo, del cual despierta con salpicones de jugos gástricos, porque en su estómago no hay nada.

 

El fulgor y el ruido y la furia

 

(variaciones sobre un mismo tema)

Diciembre 2022

 

 Para Magali Cadena Amador, quien no sólo es tinta, quien no sólo es inspiración y exhalación, sino culpable, responsable, de lo que aquí se lee a continuación.

El autor hace un acto de desobligación moral (y fiscal) y canaliza cualquier queja directamente con Magali Cadena Amador.

 

 

Pero en algún instante, se va. Se ha ido.

Queda otra cosa.

Pero “eso” que fue

el fulgor y el ruido y la furia, eso se ha ido.

José María Álvarez. Al Sur de Macao.

 

 

Por Óscar Garduño Nájera

 

Tu sonrisa

Lo pienso un momento antes de darle un trago a la taza de café. Enciendo un cigarro. Espero algunos segundos antes de proseguir. No sé dónde leí que en situaciones así es recomendable. Lo que más voy a extrañar de ella es su sonrisa. El ser humano tiene formas curiosas de recordar. Todas las sonrisas del mundo son diferentes. Cada una emprende una danza con distintos labios. La toma de los brazos. De la cintura también. Mueven los pies y dan los primeros pasos igual que si un buen beso empujara los carnosos labios con la fuerza intempestiva de una moribunda y náufraga lengua. Cada una de las sonrisas de los millones de rostros es capaz de mostrarse desnuda frente al mundo. Desnuda. Ese tipo de sonrisas iluminan lo que uno deja atrás. Por eso hay recuerdos que son sonrisas. Es decir, sonríes cuando te llegan. Y también tú sonríes. “Deberías mostrar esa sonrisa que tienes en su totalidad”. Eso le sugerí alguna vez a ella. Como si un horizonte se nos mostrase a medias, una sonrisa así no se puede ocultar cuando aparece. Por más esfuerzos que hagas. “El mundo sería un lugar más tranquilo si lo hicieras. Si consigues contagiar a los demás con esa sonrisa”.

 

 

Visión sangría

 

Autora: Ana Chiw

Octubre 2022

 

“La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.” Alejandra Pizarnik.

 

El hechizo funcionó. Una gota de sangre brotó del lagrimal en el ojo derecho de Miranda. No sintió dolor, si acaso una leve punción y algo de prurito. Madín, la menor de las tres, levantó los pétalos secos mezclados con cristales de los lentes que estrellamos para obtener la “Visión sangría”, los residuos de las “últimas gotas de la felicidad” en nuestras copas, habían impregnado previamente los espejuelos de la abuela que quebramos para dicho efecto. No tendríamos que brindar por la nueva pareja, sino porque la verdad le fuera revelada a la novia. Todo fue pulverizado conforme a las instrucciones: en especial las peonías, las rosas favoritas de mi hermana, convertidas en vidrio molido. Yo, Mireya, por ser la mayor de las tres hermanas, fui quien insufló los polvos sobre los ojos de Miranda y, tal cual lo leímos en el grimorio, el llanto escarlata rodó por la mejilla de la conjurada. 

 

El día del apocalipsis en Corpus Christi

Autor: David Becerril

Octubre 2022

Todo comenzó en el interior de una catedral cuando se celebraba la misa de solemnidad de Corpus Christi. Cuando el deán vomitó la hostia ensangrentada mientras se ahogaba con su propia sangre. Y cuando la guerra al otro lado del mundo inició.

Los gritos de espanto en el interior de la iglesia se podían comparar con el coro multitudinario de los feligreses al rezar el padre nuestro. Al ver al sacerdote, muchos de los asistentes sintieron el impulso de correr al altar y auxiliar al hombre vestido con una túnica color marfil y adornos dorados. Una sensación funesta en el interior de la iglesia los paralizó y los obligó a derramar un río de lágrimas provocadas por la desesperación al ver morir al religioso sin poder hacer nada para socorrerlo.

 

Mar e incienso 

Autora: Lorena Medina Martínez 

Octubre 2022

 

 

Él, avanzaba sutilmente, aún en contra de las olas que intentaban en vano alejarlo. Los barcos iban quedando detrás, en un horizonte que se iba alejando indeciso, titubeante, pausadamente como si no quisiera confabularse con la historia para ser futuro. Los barcos, ajenos en el discurso paisajístico común al espacio, a ese espacio en que se abrían las puertas del tiempo intermedio entre nosotros y los otros. Él tan seguro como cauteloso, avanzaba, movía las arenas con los mismos pasos que lo llevarían al encuentro de un mundo insospechado. Avanzaba al mismo tiempo que veía de reojo las aguas que lo trajeron de esa lejanía indescriptible, caminaba con un pausado andar que advertía su firmeza.

Ella, observaba agudamente, aún en contra de los vientos que intentaban persuadirla. Los cantos de tambor tocaban al compás de sus pensamientos, proyecciones del mañana por descubrir, idealizaciones, caminos, veredas y arribos. La sabiduría, no la de los libros, sino la de la intuición, la murmurada por el viento, la entonada por los ecos de la memoria. Los pensamientos, los leídos en el vaivén de las hojas, en las piedras verdes, en las plumas de quetzal

 

Señor Huerta

 

Autor: Cesar Ubaldo Pérez Bastida.

Octubre 2022

 

 

El señor Huerta es un empleado esmerado, servir a su patrona ha sido durante años el mayor afán de su vida. Viste calzado cómodo, calcetines hasta las rodillas, bermudas y camisa tipo polo, demuestra en su mente, total categoría que lo destaca de entre los demás.

Conduce, en sus encomiendas, autos que la patrona desecha por ser modelos anticuados, inaudito sería mandarlo a pie, camión u otro transporte público. No es el jefe, pero casi. Los gritos, regaños y llamadas a todas horas son la rutina diaria, frustración y coraje flotan por doquier.

Las comidas en el jardín a fin de mes son extenuantes para él, obtener el mejor precio de las bebidas, manteles y cubiertos es su misión. Recorre mercados y locales, gasta gasolina, tiempo y vida olfateando descuentos que son ofrendas bien recibidas por su patrona a la que no le hace falta dinero, pero saca ventaja de los demás.

Flying is a gas

 

Autor: Federico Traeger

Septiembre 2022

 

Suena la alarma. Dos de la madrugada. ¡A correr! El vuelo sale a las ocho. Debemos llegar al aeropuerto cuatro horas antes. Al acostarnos, igual que todos los viajeros, mi esposa y yo ingerimos Flying is a gas!, la pastilla que estimula el meteorismo intestinal. Debemos producir gases en nuestros intestinos para que nos apliquen la prueba antes de abordar. La acción del inocuo medicamento reglamentario, por fortuna no interfiere con el sueño y hemos dormido plácidamente. Nos sentimos repuestos y entusiasmados, aunque la inflamación estomacal no es lo más cómodo del mundo.

 

 

Moebius

 

Autor:  Jorge Negrete Castañeda

Agosto 2022

 

 

La plaza principal con sus adoquines color de rosa, enormes álamos llenos de escandalosos tordos negros y el tradicional quiosco de columnas arabescas, fue el escenario en donde los habitantes del pueblo se congregaron para recibir al candidato.

Eran las dos de la tarde, el sol se encontraba en el cénit. La gente llevaba puestas su camiseta y la gorra con la imagen de Fernandito, hijo de don Fernando, el hombre más rico de aquel rincón de la República y expresidente municipal en dos o tres ocasiones.

Decían las notas de la prensa local que Fernandito, heredero de los talentos y habilidades de su padre, estudió en la capital y también en los Estados Unidos. Nadie en el pueblo cuestionaba que aquella familia tan, pero, tan  importante y con muchas relaciones con el actual y el anterior gobernador, debiera asumir la presidencia municipal para ese periodo.

Conversaciones con el Diablo

 
Autor: Ramiro Padilla
 
Agosto 2022
 
 

Un aspirante a escritor, sanguíneo y quizá, con una dosis moderada de imbecilidad, entró a la cantina  con ganas de echarse un trago, de escapar por unos momentos de la vida. Había aprendido que era su única escapatoria. Pensó  en las dosis de depresión acumulada  entre esas paredes; mujeres con sobrepeso, albañiles en trajes de faena, y padrotes ruidosos y descorteses, todos en perfecta armonía. El cantinero no era sino una figura espectral con sobrepeso, habitante de ese espacio desde el principio de los tiempos. Caminó hacia el fondo, a la mesa que le gustaba,  atravesando la pista, distinguiendo de reojo unas de ficheras de botas  arriba de la rodilla y vestidos chillantes,  que bailaban con un par de tipos de rostro indefinido. Se quitó la chamarra y pidió un tequila con la misma seña de siempre, un movimiento ascendente del brazo con los dedos índice y medio juntos, y el pulgar separado. La mesera, vieja loba de mar, sonrió a través de una boca desdentada y desigual. A su derecha, un hombre vestido de manera extraña departía con dos tipos. Uno de ellos era un negro de aspecto triste que acariciaba una guitarra. El otro, un individuo extremadamente delgado y de barba irregular que miraba a ninguna parte.

 

La creación

Autor: Mauricio Yáñez

Agosto 2022

 

«En el amor no hay errores», se dijo Manolo mientras esperaba a Coco, su mujer, afuera del cuartucho semiprivado que compartía espacio con la bodega del bar que esa noche escogiera Coco para beber unos tragos.

                        La puerta era de madera, de un color verde sucio, no alcanzaba a tapar completamente su marco, así que cualquiera podría mirar al interior de aquella covacha que el dueño del bar, y algún cliente de confianza, utilizaba para llevar a la conquista en turno y, sin ser molestados más que por ciertas miradas indiscretas, tener suficiente privacidad para que dos personas, o incluso tres como a veces lo solicitaba Coco, pudieran disfrutar un rato de sexo.

                        Manolo sentía en su espalda el peso de los cuchicheos que lo habían seguido desde su entrada al bar hasta apostarse como guardián en la entrada del privado. Tan luego llegó al tugurio se acercó a la barra y Matías, el barman, con indulgente mirada, le señaló el lugar donde estaba su esposa. También en silencio, Manolo atendió la indicación e inclinó la cabeza en muestra de agradecimiento. Al llegar frente a la puerta del cuarto, todavía alcanzó a escuchar los últimos ruidos del escarceo amoroso. Coco salió del mugriento cuarto con la ropa sin arreglar del todo. Diligente, Manolo ayudó a su esposa a terminar el ajuste. Debido a los tragos bebidos ella se tambaleaba un poco. Salieron a la noche.

Autora: Adriana E. Gaona

Julio 2022

 

Sintió sus manos acariciarle las piernas. Una lúbrica respiración le erizó los vellos de los muslos y creyó que su boca se abalanzaba para chuparle el pito.  La punta, su Vesubio.  Una erupción lechosa fluyó conquistando aquella alfombra turca que tanto cuidaba su madre.  Ahí tirado en el piso, al centro de la sala, Alfredo se dejó envolver en la mágica sensación de ser el príncipe Hussein.

Abrió los ojos con la mente aún diluida en dopamina y sin lograr enfocar nada concreto pero, en su mente rezumbó el grito de su madre diciendo, no dejes que Santo (el ovejero de 10 meses que come casi un kilo de pollo al día) esté chingando en la sala, si ensucia mi alfombra turca, los mando al jardín a los dos.

Intentó incorporarse, cuando su mano derecha se hundió en el semen aún fresco que por descuido cayó sobre los pelillos teñidos de café.  Se estiró la playera que ya de por sí le quedaba grande para ensayar una suerte de limpieza superficial.  Inútil, embarró aún más el accidente del gozo.

Jueves de dominó

 

Autor: Mauricio Yáñez

Julio 2022

 

Fue un jueves de dominó cuando decidí matar a Leonardo Escorza, mi némesis. Los jueves por la noche celebraba juegos de dominó con un grupo de amigos.

                        Leonardo Escorza fue mi subordinado en la institución donde laboraba. Desde su ingreso me provocó un ahogado desasosiego. Su mirada estrambótica y su mofletuda voz me crispaban los nervios. Nunca sabía con exactitud qué pensaba, ni sus motivaciones interiores. Leonardo me resultaba un enigma. Llegó por una recomendación del director, como muchos de los que ahí nos empleábamos.

                        Era eficiente con sus funciones, en ocasiones hacía más de lo solicitado. En sus primeros días, se manejó con una sobrada docilidad para evitar que yo decidiera ponerlo a disposición de otra área. Silencioso y servicial hasta el hartazgo. Con su facha ratonera se ganó la tolerancia, incluso la simpatía, de algunos de sus compañeros de trabajo. Cultivó muy pocos amigos o, mejor dicho, ningún amigo, quien le hablaba pretendía sacar algo de provecho. Al tiempo, pude reconocer la mano de Leonardo en el trabajo entregado por otros miembros del equipo. Silenciosa como todo él, pero exacta, con la precisión milimétrica de un experimentado artesano.

El retrato de papá

 

Por Felipe Díaz

Julio 2022 

Imagen: Norma Ascencio

 

Ese retrato que tantos años miré con cariño, que iluminaba la cabecera de mi cama, ahora está confinado en el fondo de una caja de cartón ajado, junto con otros dolorosos recuerdos que están vetados. En la fotografía se ve el perfil y los brazos de mi padre, alzándome al aire. Yo, riendo con ganas, con la brisa de la playa paseando entre mi generoso y libre pelo crespo. Tenía seis o siete años.

 

Mi madre, mi resignada viejita, aislada en la soledad de su cocina, empezó a cosechar canas cuando mi padre se fue. Al inicio del abandono, papá hacía una que otra visita esporádica. Yo me alegraba. Me llevaba a jugar al parque y a comprarme ropa y juguetes, luego me leía alguna historia. Pero la felicidad duraba solo unos días. Cuando la sombra de la ausencia apagaba los obsequios y los libros de cuentos, yo le lloraba con un silencio enfermizo, ahogando los sonidos para que mamá no se diera cuenta. Ella, por su lado, estiraba los pesos hasta la siguiente visita, o compraba harina, nueces, azúcar, y demás ingredientes para hacer pasteles que vendíamos en el bazar.

Defección

Autora:  Rocío García Rey

Julio 2022

 

 

Mis verdaderos documentos eran falsos.

H .CIXOUS

 

I

La necesidad de recrear la historia me hacía buscar hombres que en clave llamé EGL (exguerrilleros latinoamericanos) y ECL (excombatientes latinoamericanos). Era la historia particular la que deseaba escuchar de G, F, J, daba igual el nombre. Se trataba de seres que en algún tiempo habían creído en el significado de la palabra insurrección. Sabía cómo detectarlos, lo aprendí, debo reconocerlo, lentamente. Observaba, escuchaba cuando disfrazada estaba de profesora de literatura. Sus rostros sombríos me daban la primera señal, pero la particularidad estaba en la mirada, esa mirada que expresa que el cuerpo está anclado a un espacio físico, pero la memoria, el desdoblamiento de lo acontecido era en realidad lo que estaba impregnado en ellos. Algunos seguían usando una boina; otros simple y sencillamente usaban un modesto saco de pana.

 

Superpoderes

Autora: Astrid Velasco

Junio 2022

 

El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe
.

Alejandra Pizarnik

 

 

—A veces, me gustaría ser invisible —me dijo—, para escuchar todo lo que los demás dicen.

—Yo —le contesté—, si tuviera superpoderes, desearía algo más letal, la invisibilidad me resulta detestable. Oír las ajenas conversaciones no, porque si aún no he llegado a desear asesinar a alguien, es posible que entonces tenga que hacerlo… los poderes hay que desplegarlos con el cuerpo presente y, si es posible, con estilo, y como matar a alguien está fuera de discusión, quisiera poder teletransportar a unos cuantos a un lugar lejano, a otro continente.

Nos reímos y repasamos a quiénes extraeríamos de sus lugares para llevarlos a otros, de preferencia recónditos y fríos. Tengo una lista no muy grande, pero lo suficientemente cuantiosa para anhelarlo.

Luego, recordamos otras fantasías: que los extraterrestres abdujeran a tal o cual persona, pero, como en la televisión, succionándolos dramáticamente por los aires, lentamente, hasta que su silueta empequeñecida se perdiera en el luminoso hueco de la nave o, incluso, una más pedestre: tener una cerbatana de tranquilizantes, como las que usan en los zoológicos, y así callar con el solo impulso de los pulmones a quienes merecen más dormir que hablar. ¡Y vaya que los hay! Nos volvimos a reír.

Hacer lo inexplicable

 

Autor: Alejandro Serna

Mayo 2022

 

 

Muchos se preguntan por qué después de haber matado a sus padres aún me sigue visitando en la cárcel. El amor. No hay otra respuesta. No hay otro motivo para hacer lo inexplicable.

La historia comenzó cuando llegué a trabajar en la finca de los Alzate gracias a la recomendación de un primo. Era una finca ganadera en la que siempre mantenían entre ochocientas y mil reses, por fortuna había seguridad privada y algunos empleados por temporadas, yo únicamente me encargaba de la administración. Tenía una amplia casa en la que vivía con mi mujer y mis dos hijos que aún no tenían edad para ir a la escuela; sin duda el mejor trabajo que he tenido, porque antes sí tuve que comer mucha mierda en otras partes, cogiendo café, desyerbando y todo lo demás. Esa finca, El Descanso, era un paraíso, un sueño.

 

El Chivo Lector

 

Autora: Kyra Galván Haro

Mayo 2022

 

 

Deambulaba en las inmediaciones de las ruinas de la Hacienda de San Juan Bautista, que actualmente pertenece a la Universidad del Estado. La propiedad se encontraba muy deteriorada porque la institución no tenía recursos para reconstruirla, mucho menos para mantener los terrenos adyacentes en buena condición. La tierra era dura y seca y llena de hierbajos que crecían desordenadamente por todos lados y cubierta, en gran parte, por los excrementos del ganado vacuno y los perros sin dueño que merodeaban por ahí. Aunque eso era algo que a él no le preocupaba en lo más mínimo.

Miró con detalle los brotes de hierba fresca que se esparcían por aquí y por allá. Dudó. En algún otro momento los hubiera preferido, pero habiendo probado por primera vez las delicias de la lectura, una tarde rojiza y olvidada, ya nada le sabía igual desde entonces. Por esta razón dio una vuelta de ciento ochenta grados en busca de una comida más sustanciosa desde el punto de vista intelectual.

 

Hora Pico

Autor: Jaime Martínez   

Imagen: José Luis Pescador 

Un mar de gente lo remolina hacia el vagón. Todos quieren llegar puntuales al inicio de sus labores. El andén no es suficiente para albergar a tanta gente. Carlos es empujado poco a poco hacia la línea de seguridad, parece un muerto sostenido por algo milagroso mientras espera el tren que lo reciba y lo traslade a su empleo. Su pensamiento está en otro lugar. Alguien dice que tomen su sana distancia. Varios usuarios le contestan mentándole la madre. Por fin llega el tren. Es adentrado por la gente que antes lo sostenía. Parado lo acomodan hasta el rincón del vagón ya sin tapabocas

Arenga contra un autor

 

Por Ulises Paniagua

Abril 2022

 

Quiero ejercer este texto a modo de denuncia contra quien mal me escribe, un tal Ulises Paniagua. Acudo a la garantía de mis derechos literarios, si tal categoría existe, porque no me hallo satisfecho ya no digamos de existir, sino de sobrevivir en estas líneas prontas a publicarse. Deben saber que convertirse en protagonista de un relato es una tarea ardua, muchas veces injusta. Cuando eres un tipo creado por otro no tienes oportunidad de defender los pensamientos propios, las convicciones, de externar las contradicciones internas. Una o uno se convierte en la víctima de un oráculo que se va gestando, de manera ineludible, en la libreta o la pantalla de laptop de un autor con una vida miserable, mediocre, sin que se logre detener la catástrofe que se avecina. Un personaje se halla indefenso ante tales excentricidades y exploraciones. Es humillante. Puedo garantizarlo: un narrador de ninguna forma se aproxima a la idea de un Zeus o una deidad digna de registrarse en el Chilam Balam

Autora: Maria Graciela Guzmán Perera. 

Abril 2022

 

“Cuitas amorosas entre Diego y Paquita “

¡Shiiiiip! ¡Jarooooocha!- gritaba la vocecilla. —¡Jarochaaaaa! ¿Estás ahí? ¿Vives en la repisa de arriba?

La jarocha despertó con dificultad.  ¡Ahhhhhhhhhh!  Bostezó largamente, con gran pereza abrió sus ojos y afinó el oído.

-¿Quién eres? ¿Porqué me despiertas a las tres de la mañana?  Yo por la mañana tengo que estar lista para lucir mi belleza, en mi traje blanco como la espuma del mar, mi falda amplia para bailar, mi quexquemetl de encaje y delantal de satín negro bordado con flores rojas, me colocaré mis aretes, mis medallas y retocaré mi peinado recogido de lado con un cachirulo adornado de claveles, siempre del lado izquierdo. Acuérdate que yo soy soltera.

-¡Hay Jarocha! ¡Cuánto rollo! Tu bien sabes que ya estás vestida y peinada, alguien vendrá a quitarte el polvo, pero no lo puedes hacer tu. El tiempo te sobra y no te ha deteriorado.  Dime, ¿Me recuerdas?  Yo me acuerdo perfecto de tu traje y de tu tocado aunque la verdad, no me fijé de qué lado estaban tus flores y qué significado tenía tenerlas a la derecha o a la izquierda. 

Mujer de humo

 

Autor: Oliet Rodríguez Moreno

Abril 2022

 

 

Todos los viernes terminaba las clases en la universidad al mediodía e invariablemente me asaltaba la necesidad de conquista. Algo dentro de mí se activaba y me convertía en un cazador, ¿o acaso alguna vez dejé de serlo? Heredé la costumbre de un familiar lejano que le tocó vivir en las cavernas y que de tanto cazar, trastocó su necesidad en placer y más tarde en adicción. Tengo la misma genética, él buscaba la carne de animales que mataba para sobrevivir y yo carne viva que aliviara mi hambre de mujer. En las noches se exacerbaban mis instintos y cualquier reunión familiar o de amigos resultaba el pretexto perfecto para buscar una víctima que terminase conmigo en la cama.

 El Dragón de oro

Autor: Arturo Galàn de la Barreda.

Marzo 2022

 

 

Eugenio Santibáñez miraba absorto las fauces abiertas y los ojos oscuros y penetrantes que parecían dirigirse hacia él. Si no fuera por el vidrio que los separaba, habría retrocedido unos pasos para tratar de protegerse de ese hermoso y aterrador dragón que lo estudiaba a él igual que  lo hacía Eugenio con ese monstruo en aquel momento. ¡Es enorme y parece real! Pensó Eugenio,  admirando una de sus garras que se lanzaba hacia adelante y la perfecta brillantez de su cuerpo dorado como el oro. Nunca había visto una figura similar de tal finura, detalle, fuerza y majestuosidad. Le extrañaba además la vitrina que exhibía esa magnífica figura, pues no contenía ninguna otra cosa más que ese gran dragón iluminado por una extraña luz mortecina y junto a la vidriera una única puerta de madera antigua labrada con unos signos chinos y con unos herrajes de metal dorado y en el centro una aldaba redonda de grandes proporciones.

Pinome xoxome

 

Autora: Rocío García Rey

Marzo 2022

 

Nunca imaginó que el verde, el color que sostenía su vida, pudiera tomar otro sentido. Fue aquel día en que no hicieron falta látigos para que su cuerpo sintiera todo el dolor emergido de la tierra. Ni siquiera los sonidos de afuera parecían ser los mismos, porque los escuchaba lentos, muy lentos, como si llegaran de un sueño lejano y árido. Mejor aferrarse a la imagen que desde niña quedó grabada en su memoria: aquel abrazo que le obsequió su abuela, luego de que la niña aprendiera a curar el metate.

Ahora el verde la ahogaba hasta sentirse muda por la extendida pesadumbre. Entraron rápido. Los de verde pronunciaron algo que ella no entendió,. Miradas de aviso, los ojos de los hombres pronunciaban hambre, pero no la de la tortilla y los frijoles. Su hambre era la de los que caminan por los desiertos, aquellos que pronto aprenden que la rebeldía es la prohibición sagrada para, acaso, rebelarse contra aquellos que se habían apropiado de las tierras; aquellos que fueron multiplicandose como las balaceras que se convirtieron en parte del paisaje cotidiano.

Susurros

 

Autora: Lizeth Jacqueline Gutiérrez Pérez

Febrero 2022

 

Él movió un poco los hombros y estiró la espalda, esperó unos momentos por si ella se movía, pero se mantuvo quieta, derrumbada. Se sentó, apartó las sábanas de su cuerpo con un movimiento controlado, se levantó. Paseó unos segundos por la habitación por si ella notaba su ausencia y se despertaba. Tomó la silla que estaba en la esquina y la colocó frente a su esposa. Se sentó, puso los codos en sus rodillas y recargó la barbilla en sus manos. Comenzó a susurrar.

– ¿Recuerdas cuando fuimos a aquella exposición hace unas semanas? Te dije que era una exhibición de arte moderno de un nuevo artista independiente, no puedo creer que lo creyeras, aunque yo también lo hubiera creído, los estropajos que tenían esas muñecas eran… ya sabes, interesantes, coloridos y eso. El punto es que no solo es un artista, también es alguna clase de inventor-comerciante, que hace no tanto vendía muñecas extrañas, bastante realistas, pero algo escalofriantes.

 

Oliet Rodríguez Moreno


LA RATA

Mi hermano es una rata. A veces quisiera arrancarle su cabeza con mis dientes y escupirla después de masticarla hasta hacerla una masa a punto de tragar, pero no puedo porque su cráneo no cabe dentro de mi boca. Si no se pareciera a mí, dudaría de que fuese mi sangre. A su lado yo soy transparente, me vuelvo insignificante mientras él habla y todos le ríen sus ocurrencias. Lo hacen porque no lo conocen como yo, que bien sé que es una rata.

Dame un like

Por Jorge Negrete Castañeda

 

En el metro muchos jóvenes y viejos van con los audífonos conectados al celular; escuchan música, chatean o juegan con las aplicaciones de moda. Aislados del mundo. También se ven personas que paran las orejas para escuchar las conversaciones ajenas, pelan los ojos para ver lo que se escribe o sólo observan en silencio a los que los rodean, pero sólo son unos pocos minutos, el viaje es tan fugaz como parpadear. A esa profundidad y gran velocidad de estación a estación suceden cosas, igual que en la superficie.

Vértigo

Fernando Yacamán

 

La transición es siempre un alivio. Destino significa muerte para mí.

Si pudiera encontrar una manera de permanecer para siempre en transición,

desconectado y desconocido, podría permanecer en un estado de libertad perpetua.

Las cuidadoras

Autora: Sara Schmidt

Enero 2022

                          

Mamá contrató a un par de jóvenes para que la ayuden con las labores de la casa. Una se encarga de la cocina y la otra de la limpieza y cuando sale, nos cuidan, a mis hermanos y a mí, qué ya no somos pequeños. Clara y Benita, Benita y Clara; dicen que son primas, pero no se parecen en nada. Clara es gordita, labios gruesos, pelo corto, ojos oscuros, sonríe y me habla como si me quisiera. Benita es flaca, chaparra, labios delgados; una larga trenza cae sobre su espalda, tiene el ceño fruncido y me regaña a diario.

Presentación del libro

Marcelo Pereira Rodrigues

Diciembre 2021

 

Una lluvia torrencial cae sobre Belo Horizonte. Estacionado en frente del Palacio de las Artes, un taxi espera impaciente la bajada del pasajero, que, aun llevando un paraguas, tiene en el maletero dos cajas pesadas de libros para cargar. El taxista no parece dispuesto a ayudar. Por lo menos, apaga el taxímetro. En el asiento de atrás, Gregório, incomodado, intenta entablar una conversación, pero nada más allá del tiempo.

— No quiero hacerle perder su tiempo. En cuanto pare un poco, prometo bajar. Mira, parece que está menguando…

El taxista sonríe y comprende la situación. Gregório continúa:

— Además, dentro de quince minutos comienza el evento. Necesito llegar unos diez minutos antes para exponer los libros. De cualquier forma, de aquí a cinco minutos salgo.

Anticoagulante

Autora: Teresa Constanza Rodríguez Roca

Diciembre 2021

Imagen: Verónica Fernández

Martín debía morir como una rata, el maldito Martín. Imagínense ustedes, quién hubiera creído que ese mamarracho fuera un díler disfrazado de simple cuidante nocturno en el conventillo donde Silena terminó, mi niña bonita, de cabello castaño claro y ojos como la miel; era talentosa, buena en los estudios, sus maestros y compañeros la admiraban, tal vez por creída tomó el camino chueco; de a poco se volvió nerviosa, huidiza, se ocultaba sin motivo bajo la cama donde tenía un montón de botellas vacías de pisco. Es que la droga no se presenta sola, viene con el trago y la prostitución, como le tocó a mi adorada hija.

El invento de millones 

Autor: Abraham García Alvarado

Diciembre 2021.

para Alfredo

El invierno de mil novecientos noventa y siete fue uno extraño y triste para Livia Martina Malinak. Ella siempre había querido pasar una blanca navidad en New York City, pero en su primer viaje a la Gran Manzana el clima le dio una sorpresa. Durante esa estación no nevó y seguro fue por un estornudo del calentamiento global y la fiebre de los cambios climáticos. Por ocho semanas el área tri-estatal de New York, New Jersey y Connecticut, en la costa noroeste de los Estados Unidos, experimentó un invierno corto de lloviznas esporádicas. Y Martina no cumplió el sueño de ver nevar sobre 42nd Street. Aquel esperado momento que la joven y romántica Martina quería presenciar cuando la nieve cae sobre la bola de Times Square en el año nuevo, no pasó. En segundo plano existía el sueño cursi de visitar el paisaje del Verrazano Bridge porque su película favorita es Saturday Night Fever, y esto sí lo cumplió.

Chicago

 

Autor: Luis Felipe Lomelí 

Noviembre 2021

41°53’55.9” Norte

87°37’24.3” Oeste

Entramos al John Hancock Center después de estar en la playa y recorrer el centro de la ciudad. A cada cosa que veíamos, lo que me preguntaba Andrew era alguna variación de lo mismo:

— ¿Habías visto un lago tan grande?

— ¿Habías visto edificios tan grandes?

— ¿Habías visto calles tan grandes?

            Incluso me preguntó, cuando nos detuvimos para comer el luch de mediodía, si había visto hamburguesas TAN grandes como la Grande Mac.

Monólogo interior de un e-book

Autor: Umberto Eco

Noviembre 2021

 

Hasta hace poco yo no sabía qué era. He nacido vacío, si puedo expresarme de este modo. Ni siquiera era capaz de decir “yo”. Luego algo ha entrado en mí, un flujo de letras, me he sentido lleno y he empezado a pensar.

Naturalmente, he empezado a pensar lo que me había entrado. Una magnífica sensación, porque podía sentir en bloque lo que tenía en mi memoria, o recorrerlo línea a línea, o saltar de una página a otra.El texto que yo era se llamaba “Del libro al e-book”. Es un golpe de suerte que alguien, creo que debo llamarlo mi usuario o mi amo, me haya metido ese texto, del cual he aprendido mucho sobre qué es un texto.

Paseo nocturno

Autor: Rúbem Fonseca

Noviembre 2021

Llegué a casa con la carpeta repleta de papeles, relatorías, estudios, investigaciones, propuestas, contratos. Mi mujer, quien jugaba solitario en la cama, vaso de whisky en mano dijo sin apartar los ojos de las cartas, “se te ve un aire cansado”. Escuché los sonidos de la casa: mi hija en su dormitorio practicaba la impostación de la voz; había música cuadrafónica en el dormitorio de mi hijo. “¿No vas a dejar ese maletín?”, preguntó mi esposa, “quítate esa ropa, bebe un whisky, necesitas relajarte”.

Me dirigí a la biblioteca, el lugar de la casa donde gusto de aislarme. Como siempre, no hice nada. Abrí el volumen de pesquisas sobre la mesa, no veía las letras ni los números; sólo esperaba. “No paras de trabajar, apuesto a que tus socios no trabajan ni la mitad y ganan lo mismo”, dijo mi mujer mientras entraba en la sala con el vaso en la mano, “¿Ya puedo mandar a servir la comida?”

El melómano

Noviembre 2021

Autor:Víctor Cuchí Espada

Con dedos temblorosos guardé el disco en su carátula y de inmediato pensé que en la historia de la música nórdica tan sólo ha habido cuatro genios: Edvard Grieg, Wilhelm Stenhammar, Carl Nielsen y Jean Sibelius. Me pregunto si Charles Ives pensó alguna vez que nos ofendía cuando opinó que la música de Sibelius era “afeminada”. Respeto a Ives; esta apreciación me duele y creo que hablaba por envidia, porque en vida él nunca disfrutó de la estimación de un público como lo hizo el maestro finlandés; por el contrario, fue su testigo o, más bien, su oyente. Estados Unidos tenía entonces pocos próceres musicales. Finlandia sólo uno. Uno. Gran fardo que un pueblo te elija como su vocero. 

Nunca regresó a casa

 

Noviembre 2021

 

Taller Luxindra (cuento colectivo)

El siguiente relato breve es resultado del Taller de Creación Literaria “Cómo escribir un cuento de terror contemporáneo” (Taller Luxindra), impartido por Ulises Paniagua. Se escribió a doce manos, bajo el entendimiento de que la Literatura es creación colectiva. Esperamos les guste.

No puedo recordar cómo era la vida antes, porque he vivido siempre con miedo. Hoy en día, salir no es una opción. Este búnker lo construyó mi madre para mantenernos a salvo una vez que comenzaron los ataques. Han pasado años; apenas he podido asomarme, de vez en cuando, a contemplar la luz del sol.

Vienen principalmente por las noches, cuando la obscuridad cobija sus actos. Pero pueden aparecer a cualquier hora. El nivel de su salvajismo es sabido por nosotras. Degollan, descuartizan, persiguen.

La hija boba

Autor: David Kolkrabe

Octubre 2021

1.

Como todos los días desde que aprendió a valerse por sí misma, Teresa preparó el almuerzo para su madre luego de limpiar la casa. Era la hija boba y única de un matrimonio que empezó a desmoronarse por culpa de los temores que significaban enfrentarse a la crianza inusual de una persona que requería más cuidados de lo normal. Aquella tarde, Remedios invitó a Rosario, una de sus amigas más cercanas, a comer con ellas. Le tenía gran afecto porque fue la única que le ayudó en la crianza de Teresa cuando debía irse a trabajar o cuando necesitaba dinero para sus gastos.

La alarma sonó y despertó a la niña, que pronto cumpliría dos décadas de vida, de su siesta matutina. Tenía la costumbre de sentarse en su cama, con la espalda corva y la mandíbula desencajada, mientras miraba hacia la pared y algunas gotas de saliva caían por las comisuras de sus labios. Luego, una segunda alarma la despertaba de su letargo, se levantaba y mecía a su muñeca como bebé hasta que el sonido cesaba. Le gustaba el rosa y solía vestir con pintorescas faldas de tutú y un camisón. Se puso sus zapatillas y fue a la cocina a servir el plato de su mamá.

Orfandad

Autora: Rocío García Rey

Octubre 2021

Sientes la noche como un oleaje inesperado. Mar inexistente dentro de tu pequeño departamento, aunque las olas imaginarias hacen que tu corazón se acelere dándole forma en tu cuerpo a la ansiedad. Hay una mirada que quisieras que desapareciera instantáneamente. No es que ignorares los cambios, no es que no sepas cómo inició aquella transformación. Lo sabes, han pasado dos años ¿tres?  Pero ese cambio, te das cuenta, no deja de conmoverte, de hacerte sentir atrapada dentro de la derrota. La propia mirada se une al conocimiento de que has llegado a la madurez. Quedan en el pasado aquellos domingos en que junto con aquel joven que estudiaba literatura, te sumergías completamente desnuda en tu tina de baño. La memoria te abrasa el cuerpo, y es entonces que la inmovilidad te atrapa. Es con la ausencia de movimiento que sólo en la memoria reconoces la impronta que ha quedado en tus letras, en tus sueños, incluso en la maravilla de que ella haya partido.

Alguien más tomará este asiento

Septiembre 2021

Autor: Octavio Ollin

Durante todo el trayecto estuve callado detrás de ustedes. Acuérdate. No me hagas enfurecer otra vez. Tu papá conversaba contigo de manera discreta, pausada y distante. Para mí solo hubo una mínima muestra de atención. Pocas palabras nada más. Yo quise alargar un poco la conversación, pero no pude porque a cada latido los nervios me brotaban de la piel, como ahora mismo. Y tú te mantuviste todo el tiempo silenciosa, perdida en la indiferencia, con ese rostro inexpresivo al lado de tu padre. ¿Me presentaste con él? Esfuérzate en acordarte. Las mujeres son como un cofre de memorias.

Así como estás sentada, así estuve esa tarde que íbamos a la fiesta. ¿Te acuerdas? ¿Al menos volteaste a mirarme? Estuve en el asiento trasero, reclinado, pensativo, mirando por la ventana. Por momentos, tu papá me miraba disimuladamente a través del retrovisor, con esos ojos negros y saltones como los de un pescado.

Un completo despropósito

Septiembre 2021

Autor:Alex Reyes

—¿No se pudo hacer algo por ella?

—Lamento decirle que no.

Y es que el destino solo podría traicionar a Carol.

La casa de Julián era aún más ajada que la de ella, y no por eso menos hermosa. Podría decirse, claro, que la precariedad no se trataba de un gusto y mucho menos de un asunto de voluntad, pero acaso tenía que ver —y solo tal vez—, con una cuestión de suerte, una suerte mala, pésima, la suerte que lo demuele todo. A pesar de los muebles roídos y las tablas rechinantes, un domingo por la mañana, cuando el alba se extendía cálida y delicada, Julián compró una pareja de periquitos que supo acomodar en un rincón de la sala.

El miedo a la música

Autor: Miguel Tonhatiu

Agosto 2021

       Un día hallé esta fábula en un cuadernillo antiguo. La historia estaba articulada en lengua galaico portugués; las hojas de un papel amarillo olían a humedad y parecían disolverse por el movimiento. Algún coleccionista me dijo que el viejo libro de notaciones tenía una fecha en la parte posterior. Decía 15 de marzo de 162- (incompleta). Yo hice el esfuerzo por traducirla. Esto descubrí:

(…) dicen que la gente moría por acercarse a la música.

Un día, cerca de una fuente considerada mágica, un hombre encontró cierto instrumento de viento, lo tocaba todas las noches para mitigar la pena que sentía por su esposa muerta. Cuando la luna llena lo acechó, un caballo salió desde atrás de la cerca pequeña que dividía su jardín del camino de terracería del exterior. No lo identificó. Cuando vio la hazaña del animal, el hombre dejó de tocar. Poco a poco supo que era una yegua, se veía tierna con su coleta larga en trenza. Ella era retinta y briosa; tenía un porte magnífico. Poseía una cualidad que la hacía única: la yegua hablaba con una retórica asombrosa; era tan lúcida que sabía que la gente no la quería por su habilidad. Daba miedo. Esa noche, la flauta interpretaba una canción de lluvia. 

En las catacumbas no se baila tango

 

Autor: Ulises Paniagua
Agosto 2021

 

La sentencia cayó sobre mí, como cae una bestia sobre la carroña:

-Sabes bien, te lo he recordado muchas veces, que la Empresa se rige bajo políticas estrictas. Para la corporación la puntualidad es imprescindible. Tú, en cambio, llegas tarde a diario y no parece importarte. He intercedido ante el Supremo hasta donde mi cargo lo ha permitido; he sido atento, comprensivo con tu defecto. Pero no te quieres ayudar. No puedo hacer más. Debo anunciarte, contra mi voluntad, que estás despedido.

El Jefe cerró el gigantesco libro de registros –legajo de pergaminos amarillentos, gastados- con una rabia incómoda para ambos. Las últimas inflexiones de su voz, parca y amarga, permanecieron en el aire durante algunos segundos, atrapadas en la desnudez de las paredes de la oficina. La hipocresía en el discurso de El Jefe, aun cuando el propio vigilante de la Empresa me había advertido de su lengua bífida, me provocó náuseas. Sabía que él disfrutaba el momento.

El dedo desnudo

Por Octavio Ollin

Agosto 2021

I

 —Casémonos cuanto antes —dijo Elba con excitación. Ella llevaba tiempo atrás insistiéndole lo mismo a Gonzalo. «Esta mano está vacía.» «Debes demostrar que me amas.»

—Es muy precipitado, amor.

—¿Precipitado? ¿Acaso no me amas?

—Te adoro, Elba. Pero, ¿qué sucederá con nuestros estudios?

—Yo no pienso ser enfermera. Me da fatiga —Elba rezongó—. Tú puedes concluir tu carrera de médico en otro lugar.

—Lo pensaré. Dame estos días, ¿de acuerdo?

—Está bien —Elba levantó la mano y sacudió los dedos—. También  te encargo…

El Rencuentro

Autor: Jaime Martínez

Julio 2021

Como en los últimos años se sentó en la banca derecha, de la entrada oriental del parque. Incrustó su débil y encorvada espalda en el metal de la banca. Sentado, hizo un inventario mental de todos los cuadros que había creado. Una sensación de nostalgia vino con el recuerdo de su primera exposición. De repente la banca ya no era tan cómoda. Al recorrer el parque con la mirada, algo le llamó la atención, fijó su vista en un anuncio de fotocopia pegado en el poste. Sintió que los recuerdos se bajaban como uno solo al estómago, para después sentirlos subir al cerebro mientras leía: “Se vende pintura en óleo”, “sólo se darán informes personalmente”. 

Metraje encontrado

 

Por Gerardo Lima

Junio 2021

En sus ojos encuentro el tono profundo de un lago a mitad del invierno, y aún en aguas asediadas por las algas el resplandor se ha mantenido hasta alcanzar mis propios ojos, y algo más abajo, localizado tal vez en el hipotálamo, en la angina. Sé que estoy enamorado porque en el guion de nuestro proyecto he puesto su nombre en lugar del personaje. Sólo yo soy capaz de mezclar una historia de terror con la mujer que me hace sudar las manos.

La perversidad del sueño

 

Por David Kolkrabe

Junio 2021

Hace algunos años adquirí la capacidad de controlar, casi ilimitadamente, mis sueños. En realidad no es difícil y creo que cualquiera que ponga el empeño suficiente puede lograrlo. Es cuestión de perseverar y tener paciencia, como con todo lo valioso de la vida. El método para controlar los sueños lo aprendí gracias a una völva que conocí en una feria nórdica. La mujer era una especie de pitonisa del demonio de la perversidad, al que se le conoce como Akera. A ella acudía cuando quería conocer mi futuro, pero ese día, en medio de nuestra conversación, me contó el secreto para controlar los sueños propios. El truco consiste en beber un brebaje de chicha, hiel y paico caliente todas las noches antes de dormir.

Maya

Autor: Juan Razo

Mayo 2021

Algo no andaba bien, parecía que no encajaban las piezas de este maldito rompecabezas, percibía un olor raro en el ambiente, mejor dicho, una ausencia de este, de textura y sabor en la vida. Últimamente nada marchaba a mi favor, mi novia me había abandonado, mis padres fallecido, el banco estaba a punto de embargar mis pocas posesiones y me habían detectado una enfermedad terminal. No pude recordar la última vez que había experimentado un momento de alegría. Traté de hacer memoria indagando en busca de recuerdos alegres, pero fue inútil. Buscaba un sentido a todo esto, una razón, un motivo para seguir viviendo. Sin embargo, no parecía haberlo: Dios, el diablo, el big bang, Darwin, ningún asunto dotaba de sentido a la vida, era como si de pronto hubiera sido arrojado a una existencia vacía.

Los juerguistas

Por Manuel Sauceverde

Mayo 2021

Tomado del libro Universos Perpendiculares de Editorial Lectio (2021)

No recuerdo cuándo fue la primera vez que los vi, pero sí sé que todas sus peleas son por las mismas razones. Como de costumbre, el Góngora está borracho e imagina que todos se lo quieren follar. Sin duda, un extraño espectáculo que divierte a los otros juerguistas de la Casona. Sobre todo, cuando el Cervantes y el Quevedo, intoxicados con aerosol, simplemente creen que es una idea estupenda.

            —Joder, Luis —exclama el Cervantes mientras se desabrocha el cinturón—. Esto te va a gustar…

            —No seas un gilipollas. Sólo es cuestión de aflojar el cuerpo y acostumbrarse a la puntita —añade el Quevedo, quien ya se ha quitado el pantalón y los calzones—. Este es el culo, en Góngora y en culto, que un bujarrón le conociera apenas…

Diccionario de la vida

Por Homero Carvalho Oliva

Para Christina Ramalho, María Alicia Pino y Luis Weinstein, con amistosofía

Mayo 2021

(Atención: se recomienda leer escuchando una pieza musical de su preferencia)

AMOR: m. Principio y fin de la vida. Es la única palabra que, para cobrar sentido, necesita ser invocada por dos personas. El poeta Óscar Cerruto nos aclara: “Eres esa palabra no gastada:/ amor; una mitad, como la aurora, / en sombra. Otra mitad deslumbramientos”; Alfonsina Storni nos propone una adivinanza: “Esta noche al oído me has dicho dos palabras/ Comunes. Dos palabras cansadas/ De ser dichas. Palabras/ Que de viejas son nuevas”.

Retrato post-mortem

Autor: David Kolkrabe

Abril 2021

Eleonora murió cuando paría a mi abuela. Nunca la conocí, pero había una gran fotografía suya enmarcada y exhibida en la sala que me recordaba que había existido. Desde niño me interesó esa foto. Mi bisabuelo y los que la conocieron en vida —todos ancianos— la describían como una mujer hermosa de piel tersa y suave, con una mirada llena de bondad. Odiaba las injusticias, decían, y era incapaz de matar una mosca. A pesar de llevar más de 70 años muerta, dentro de la familia gozaba con la reputación de ser la más hermosa de la familia. Su retrato, sin embargo, mostraba a una mujer grotesca, de aspecto sombrío y mirada perversa.

La Prensa

Rito Satánico en Tepito

Por Jaime Mtz Aguilar

Marzo 2021

La conoció en redes sociales. Unas cuantas palabras y visualizaciones en la red fueron suficiente para gestar la primera cita. Una carga de procedimientos, y un extraordinario banco de ideas para la automutilación   se presentaron ante ellos.

En la madrugada del 12 de diciembre, día de la “Guadalupana”, en la calle Aztecas en el centro del barrio bravo de Tepito. La Patrulla con número SSP-1345 acudió al llamado de emergencia en el que vecinos quejosos relataban cómo un individuo trastabillando caminaba sobre el Eje uno Alzate tras salir desangrándose de la vecindad denominada “La Fortaleza” perturbando la paz pública.