Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Mar e incienso

Autora: Lorena Medina Martínez 

Octubre 2022

 

 

Él, avanzaba sutilmente, aún en contra de las olas que intentaban en vano alejarlo. Los barcos iban quedando detrás, en un horizonte que se iba alejando indeciso, titubeante, pausadamente como si no quisiera confabularse con la historia para ser futuro. Los barcos, ajenos en el discurso paisajístico común al espacio, a ese espacio en que se abrían las puertas del tiempo intermedio entre nosotros y los otros. Él tan seguro como cauteloso, avanzaba, movía las arenas con los mismos pasos que lo llevarían al encuentro de un mundo insospechado. Avanzaba al mismo tiempo que veía de reojo las aguas que lo trajeron de esa lejanía indescriptible, caminaba con un pausado andar que advertía su firmeza.

Ella, observaba agudamente, aún en contra de los vientos que intentaban persuadirla. Los cantos de tambor tocaban al compás de sus pensamientos, proyecciones del mañana por descubrir, idealizaciones, caminos, veredas y arribos. La sabiduría, no la de los libros, sino la de la intuición, la murmurada por el viento, la entonada por los ecos de la memoria. Los pensamientos, los leídos en el vaivén de las hojas, en las piedras verdes, en las plumas de quetzal. La voz, la aprendida en el crujido que le provoca el fuego a la leña, la escuchada en agüeros en voz de las ancianas. Ella, la portadora de conocimiento, la lengua, la mujer, y la embajadora.

En medio de las magnánimas fricciones que los pasos de él provocaban sobre las arenas. Entre los magnificentes destellos de sabiduría con que ella iluminaba el conejo en la luna, apostaban por un hechizo. Se acercaron. Sus labios, en una dualidad lingüística se descubrían cercanos bajo la luna y lejanos en la palabra. Sus miradas se desnudaban de los recatados algodones y de las historias que, sin haber sido compartidas, a partir de esa noche serian irónicamente comunes.

Se miraron.

Se recorrieron el color de la piel, la forma del cabello, la silueta de los labios donde adivinaban palabras aún no entendidas, las ropas extrañas, los olores a mar e incienso. Se recorrieron con argucia los pensamientos, las dudas y las respuestas. Se recorrieron el contorno de las ingles de donde partieron a una obscuridad nunca imaginada y ese día deseada. 

  • ¿Cuál es tú nombre? – preguntó él.

 

  • Malintzin – respondió ella en un lenguaje aún interrogante.

 

  • Yo me llamo Hernán, vengo de lejanos lugares. ¿Me enseñarás tú tierra?

 

  • Sí. Y tú, ¿me enseñarás tú idioma, tú pensar, tus intensiones?

 

  • Si, pero más que eso te procuraré fama y fortuna-

 

  • No, la fama y fortuna no me la vas a dar tú, soy yo quien te dará a ti las palabras para lograr tú gloria, soy yo quien va en busca de mi historia –

 

 

El preludio se continuo en una danza de algodón y metal. El hombre de mar y la mujer de incienso se cortejaban con la mirada en una noche que avanzaba mientras sus manos florecían.

– Tú voz me despierta el deseo de recorrerte – musitó Hernán.

– Tú figura me ínsita la curiosidad de hacerte mío – replicó Malintzin.

Entre la composición sonora de olas y aves, fuego y hojarasca, la mujer de selva se fundió con el hombre de metal en un vaporoso acercamiento del que resucitarían proyecciones futuras, donde un pueblo arrastraría desde entonces una dualidad entre la historia y la anécdota anclado en un mestizaje de discurso.

 

 

 

 

 

 

Lorena Medina Martínez (Dirksen), es arqueóloga por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y maestra en antropología por la Universidad de Alaska Anchorage.

Lorena profesa un amor por la literatura, de la cual es asidua lectora y a la cual le suma su pasión por escribir cuentos cortos y poesías. Ha participado en el festival internacional “Grito de Mujer”, en declamación de poesía en el Museo de Anchorage, Rasmuson Center. También participó en el proyecto “Librería Donceles” donde compartió la lectura de su poesía.  En el programa de radio “De Son a Song”, en Anchorage, Alaska realizó cada sábado la lectura de poesías propias y de otros autores de habla española. Ha sido publicada en la revista “Alaska Women Speak” y en el periódico “Sol de Medianoche”. Recientemente tuvo la oportunidad de colaborar en la antología de cuento de fantasía. Ha tomado cursos de escritura en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), en la fundación Elena Poniatowska Amor y en el Centro Cultural Laberinto con el escritor Agustín Monsreal.