Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Lugo y su bola de cristal 🔮

Por José Antonio Lugo

Febrero 2024

 

Febrero es el mes del amor y la amistad. Sobre este sentimiento, se han ocupado grandes escritores a lo largo de la historia de la literatura, con su obra de manera directa o teorizando sobre el amor. Del amor de Henri Beyle (Stendhal), el autor de La cartuja de Parma y Rojo y negro y El amor y Occidente, de Dennis de Rougemont, son sólo dos ejemplos. Lawrence Durrell en El cuarteto de Alejandría dice: “otorgar atributos fijos a una persona es una condición necesaria si queremos enamorarnos”. Vicente Quirarte escribió un libro con este título: El amor que destruye lo que inventa. Borges escribió en “Otro poema de los dones”: “Por el amor, que nos permite ver a los otros como los ve la divinidad.

La Bola de Crital de Lugo

Enero 2024

Por José Antonio Lugo

 

Lo primero es repetir lo ya dicho: la astrología es un universo simbólico, un juego de la imaginación.

Dicho lo cual… Plutón, el planeta más alejado del sistema solar tarda dos siglos y medio en dar la vuelta alrededor del Sol. Esa vuelta se divide entre los doce signos del zodiaco. Para prever el futuro, lo que hace la astrología es mirar al pasado.

El 23 de enero de 2024 Plutón entrará en el signo de Acuario.

Autor: José Antonio Lugo

Diciembre 2023

 

Se acabó 2023. Empezamos el año con un conflicto -Ucrania- y acabamos con otro -Palestina-. Llegó Javier Milei a Argentina a imponer medidas drásticas. En 2024 se decidirá si se relige Biden o si gana Trump y se renovará la presidencia en México. El huracán Otis arrasó Acapulco.

Noviembre 2023

Por José Antonio Lugo

Acabo de cumplir años y fui a vivir mi retorno solar en Cancún, después de consultarlo con distintos colegas astrólogos. La teoría que está detrás de cambiar la ciudad habitual de residencia para pasar el cumpleaños, es, dicho en palabras claras, que uno desea empezar el año personal bajo un cielo y no bajo otro, que en la carta del retorno solar (así se llama la carta del cumpleaños) implica cambios.

Autor: José Antonio Lugo

Octubre 2023

 

Los eclipses se han relacionado, históricamente, con males, principalmente para los gobernantes, pero también para los pueblos que gobiernan.

En estas semanas hubo, hay, habrá, dos elipses, el primero, lunar, que pasó el 14 de octubre y el segundo -solar- tendrá lugar el día 28 o ya pasó, dependiendo cuando leas estas líneas, querido lector.

 

Por José Antonio Lugo

Septiembre 2023

Estimados amigos de Anestesia: la astrología tiene su parte predictiva, que se originó a partir del estudio del clima y su relación con las siembras y las cosechas. Esta relación persiste hasta la actualidad en los puestos de periódicos, donde todavía podemos encontrar el almanaque Galván, ese librito anual que conjuga el santoral católico, las estaciones del año, las lunas nuevas y llenas, etc.

Lugo y su bola de cristal

Por José Antonio Lugo

Agosto 2023

 

 

Querido lector, lectora de Anestesia: tengo en mis manos un libro muy hermoso: Astrology, Magic and Alchemy in Art, publicado, ni más ni menos, por el museo Paul Getty de Los Angeles, bajo la curaduría de Matilde Battistini.

En el prólogo, ella menciona que estas disciplinas fueron importantes herramientas de conocimiento hasta el siglo XVIII, en que criterios científicos consideraron este conocimiento como poco serio -aunque la mecánica cuántica, e inclusive, nuevas lectoras de la filosofía griega apuntan a contenidos holísticos e interrelaciones no visibles anteriormente-.

Pero el tema no es la ciencia, sino el arte. Universo simbólico, lo que en él se expresa podrá ser verdadero o no bajo criterios científicos, pero es verdadero en términos estéticos.

La curadora menciona cómo a Tiziano, Durero y Caravaggio se les puede leer bajo una clave hermética y plantea su libro como “una oportunidad para explorar estos temas fascinantes”.

Lo cierto es que no podemos separarlos. Acabo de leer un libro sobre los púlpitos portugueses en Goa, India, escrito por Esteban García Brousseau, hijo de Fernando García Ponce y sobrino de Juan García Ponce, donde se comprueba que no hay manera de separar lo religioso de lo político y estético, porque todo está mezclado y querer ver sólo una parte nos impide comprender el todo.

El libro del que hoy hablamos nos ofrece una estupenda iconografía sobre Astrología (signos, planetas, macrocosmos, microcosmos, estrellas y la poesía de las estrellas) Magia (simpatía universal, caldeos y persas, magia negra, brujería, talismanes, practicas adivinatorias, el tarot, las sociedades secretas y los portales mágicos) así como de Alquimia ( quintaesencia, piedra filosofal, la fuente alquímica, el vaso hermético, la melancolía y la propia alquimia).

Me agrada mucho que este libro, que parece tan esotérico, sea un volumen publicado por un museo de prestigio, mostrándonos cómo el arte se ha nutrido -y se nutre- de una imaginería que pasa por territorios de la “realidad” que la ciencia considera inexistentes. Pero, como dije en un principio, en tanto universos simbólicos, existen, de la misma manera que existen Emma Bovary y Don Quijote, personajes vivos. Hasta la próxima, Gaby y amigos de Anestesia.

Por José Antonio Lugo

Julio 2023

 

Les presento, queridos lectores de Anestesia, un libro juguetón y sugestivo: Astrology for writers: spark your creativity using the zodiac, de Corrine Kenner (lo pueden conseguir en Amazon, seguramente)

La autora es astróloga, tarotista y maestra en escritura creativa en Inglaterra, Canadá y los Estados Unidos.

La astrología, como sabemos, es un estudio de planetas (personajes), signos (los conflictos que el héroe debe resolver) y casas (escenarios).

Lo que plantea la autora es que si sumamos los 10 planetas (se incluye el Sol y la Luna, las luminarias, en la definición griega – planeta errante-), más los 12 signos más las 12 casas, tenemos 1,440 posibilidades de personajes, conflictos y situaciones.

En otras palabras, Corinne nos propone crear personajes al combinar el significado arquetípico de los astros. Me parece una idea original y creativa, toda vez que la astrología y la literatura son universos simbólicos.

Es lo mismo que hizo Fernando Pessoa con sus heterónimos Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis, entre otros. Hace años hubo una exposición de Pessoa en San Ángel y allí expuse las cartas astrales de los heterónimos que Pessoa en persona -era un gran astrólogo- había hecho. Y en su ensayo que publiqué con Carmen Leñero en su revista de Guadalajara, demostré que era más fácil para Pessoa diseñar las cartas astrales y desde allí construir la personalidad de los heterónimos, que al revés.

Es lo mismo que nos propone Corrine Kenner. El libro tiene un glosario astrológico, que le permitirá al profano el acceso a la simbología astrológica. Y si algo se les atora, su escritor/astrólogo (yo mero) está a sus órdenes. Saludos, Gaby y amigos de Anestesia

Junio 2023

Por José Antonio Lugo

 

Como saben los lectores de Anestesia, la colección Biblioteca de Ensayo de la editorial Siruela tiene una calidad fuera de serie. Acaba de aparecer en ella el libro Zodíaco, de Franz Cumont, historiador y especialista en los orígenes culturales de la astrología.

            Cumont hace un repaso conceptual e iconográfico sobre ideas y representaciones, estas últimas en monedas u objetos. Recordemos que la astrología tuvo su origen en Persia, Mesopotamia y Babilonia. Los conocimientos de estas tres culturas fueron recogidos por los egipcios. La primera carta astral, de origen semítico, fue sin embargo encontrada en lo que hoy es Palestina.

            Como menciona Kocku von Stuckrad en otro libro extraordinario: Astrología: una historia desde los inicios hasta nuestros días (publicado por Herder, una de las mejores editoriales sobre filosofía), la astrología fue repudiada y aceptada, en forma cíclica, casi durante toda la historia de Occidente.

            Volviendo a Cumont, en su libro relata la importancia de la astrología para el mitraísmo, que florecía entre los siglos I y IV d.C. y que fue el verdadero enemigo del cristianismo lo que provocó, entre otros efectos, la destrucción de templos y documentos de este culto mistérico.

            Ahora bien, para nosotros, en 2023, la astrología, como el tarot, la quiromancia y el I ching son universos simbólicos, creaciones de la imaginación. No pretenden ser científicas, de la misma manera que el arte no lo es tampoco ni lo pretende. Sin embargo, los universos simbólicos, el reino de la imaginación, nos pertenece a todos y la vida sería muy pobre y árida si no pudiéramos expresar mediante símbolos y mitos, nuestro estupor y asombro ante la belleza del mundo.

Por José Antonio Lugo

Mayo 2023

Anestesia se ha convertido en una espléndida revista literaria. Tiene una sección -la que estás leyendo, estimado amigo lector-, que tiene por título “La bola de cristal de Lugo”. La bola de cristal, como objeto y como metáfora, trae implícita la idea de ver el futuro. De aquí surgen dos preguntas: ¿por qué tener una columna así en la revista? y ¿se puede predecir el futuro?

Por José Antonio Lugo

Abril 2023

 

La entrada de Plutón en Acuario este año nos anuncia cambios sociales importantes, un incremento en la tecnología y una lucha entre el control social y la individualización, entendida como el respeto a la forma en que cada persona construye su identidad.

En 1984, la novela de George Orwell, el censor determina que una novela tiene un fragmento inadecuado, que no es políticamente correcto. Entonces lo sustituyen y eliminan los registros de que alguna vez fue de otra manera. El original desaparece. Sólo existen las últimas versiones.

Algo similar está pasando en el mundo, hoy.

La novelista Rosa Montero, en el periódico El país, señaló hace unos días en su columna que intentar la “corrección política” de obras literarias del pasado era ¡eliminar el pasado! porque lo que se escribió, en un tiempo y una coyuntura determinados, es parte de la historia. Y si lo modificamos, estamos cambiando la historia (igual que en la novela de Orwell).

Hemos confundido el respeto a la opinión ajena con el respeto a la verdad. Yo puedo respetar a quien diga que la tierra es plana, pero no tiene la razón, es una mentira. Hoy, sin embargo, hoy es difícil afirmar que algo es una mentira, porque me pueden responder que mi afirmación está sesgada, es ideológica, llena de prejuicios, etc. Si digo que los japoneses son menos altos que los noruegos, alguien me dirá que soy clasista, que los insulto, que soy un enemigo de Japón, etc. Sin embargo, los noruegos son más altos que los japoneses… ¿o no?

Es de sentido común, pero el sentido común, hoy, es, como se ha dicho, el menos común de los sentidos.

Los lectores de Anestesia compartimos algunos valores -entre ellos el amor a la belleza y al conocimiento-. Ojalá que un día no seamos minoría y una mayoría nos diga que estamos mal y que, incluso, deberíamos de dejar de subir nuestros contenidos. (Por cierto, ¡ya somos 20 mil, felicidades!). Espero que la corrección política no acabe con la historia, con el pensamiento, con el sentido común, con nuestras vidas, en última instancia.

 

Por José Antonio Lugo

Febrero 2023

 

El 23 de marzo de 2023 Plutón entrará/entró al signo de Acuario, iniciando un ciclo que durará hasta 2043: ¡20 años!

Acaba de llegarme un video a través de las redes sociales de una supuesta presentadora de noticias de inteligencia artificial para Radio Fórmula. ¿Es verdad? ¿Es fake? Dice que estará comentando noticias en los distintos noticieros. Parece el fin de la era de los comentaristas de la tele, cuya primera estrella fue Jacobo Zabludovsky y parecería que López-Dóriga y Ciro Gómez Leyva serían los últimos, si esto se confirma…

Ahora bien, para saber qué va a pasar con Plutón en Acuario hay que ver qué pasó en el ciclo anterior. De la revisión del pasado se puede anticipar el futuro.

Recordemos que en la última pasada de Plutón en Acuario tres locos geniales: D’Alambert, Buffon y Diderot decidieron escribir la primera Enciclopedia (expansión del conocimiento). Y la Revolución Francesa trajo consigo la carta de los derechos humanos (respeto al individuo: todos podemos ser diferentes y debemos ser respetados en nuestras diferencias).

Seguramente de aquí a 2043 veremos expansión acelerada del conocimiento y de la tecnología y una nueva concepción del individuo.

Sin embargo… la tecnología es peligrosa si no se sabe usar. El gran arquitecto Dédalo le construyó a su hijo Ícaro unas alas recubiertas de cera con las que podía volar. Le advirtió que no se acercara demasiado a Helios. Ícaro no hizo caso, el Sol derritió la cera y el chamaco se estrelló contra unas rocas, ante la desesperación de su padre, el “domador” de la tecnología.

Ya veremos qué pasa. Seremos privilegiados testigos de esta era fabulosa.

Por José Antonio Lugo

Febrero 2023

 

 

En nuestra columna anterior, afirmamos que la humanidad vivirá una ampliación del conocimiento nunca antes vista desde la redacción de la Enciclopedia Francesa, a finales del siglo XVIII.

Ahora bien… ¿qué tipo de ampliación del conocimiento?

Lo evidente es la inteligencia artificial. En su más reciente novela, Klara y el sol, el Premio Nobel de LIteratura Kazuo Ishiguro nos cuenta la historia de Klara, una robot que es comprada por una familia que tiene una hija con un grave problema de salud. A lo largo de la obra, la trama coloca a los humanos y a Klara ante situaciones donde la “humanidad” de Klara está por encima de la de los seres humanos. Ishiguro se pregunta, a través de esta novela, ¿qué es lo que nos hace humanos?

Es sin duda un gran tema literario, que empieza quizá con Frankenstein, de Mary W. Shelley, continúa con Bladerunner, película basada en la novela de Philip H. Dick y sigue con Data, el androide de Viaje a las estrellas, la nueva generación.

La inteligencia artificial ya gana en ajedrez a los campeones mundiales, hace operaciones y pronto hará todo lo que hacemos, y lo hará mejor. El nuevo programa que escribe ensayos perfectos con todo y bibliografía es un buen ejemplo.

Lo malo de la tecnología es que en términos laborales elimina empleos. Pensemos en las personas que cobraban el estacionamiento en las tiendas comerciales. Si sumamos, eran cientos que han sido sustituidas por una máquina que cobra. Quizá esté bien esa sustitución en Lituania o Dinamarca, pero no en un país como México, donde lo que sobra es mano de obra.

Ya veremos qué pasa con la invasión de la inteligencia artificial en nuestras vidas.

En nuestra columna anterior, afirmamos que la humanidad vivirá una ampliación del conocimiento nunca antes vista desde la redacción de la Enciclopedia Francesa, a finales del siglo XVIII.

Ahora bien… ¿qué tipo de ampliación del conocimiento?

Lo evidente es la inteligencia artificial. En su más reciente novela, Klara y el sol, el Premio Nobel de LIteratura Kazuo Ishiguro nos cuenta la historia de Klara, una robot que es comprada por una familia que tiene una hija con un grave problema de salud. A lo largo de la obra, la trama coloca a los humanos y a Klara ante situaciones donde la “humanidad” de Klara está por encima de la de los seres humanos. Ishiguro se pregunta, a través de esta novela, ¿qué es lo que nos hace humanos?

Es sin duda un gran tema literario, que empieza quizá con Frankenstein, de Mary W. Shelley, continúa con Bladerunner, película basada en la novela de Philip H. Dick y sigue con Data, el androide de Viaje a las estrellas, la nueva generación.

La inteligencia artificial ya gana en ajedrez a los campeones mundiales, hace operaciones y pronto hará todo lo que hacemos, y lo hará mejor. El nuevo programa que escribe ensayos perfectos con todo y bibliografía es un buen ejemplo.

Lo malo de la tecnología es que en términos laborales elimina empleos. Pensemos en las personas que cobraban el estacionamiento en las tiendas comerciales. Si sumamos, eran cientos que han sido sustituidas por una máquina que cobra. Quizá esté bien esa sustitución en Lituania o Dinamarca, pero no en un país como México, donde lo que sobra es mano de obra.

Ya veremos qué pasa con la invasión de la inteligencia artificial en nuestras vidas.

 

Por José Antonio Lugo

Enero de 2023.

 

Iniciamos el nuevo año con esperanza y amenazas de tormenta.

Para la astrología china será, después del año del tigre (2022), el año del conejo de agua, un año relativamente tranquilo, que nos irá preparando para el año del dragón en 2024.

Para la astrología occidental, en abril de 2023 Saturno ingresa a Piscis y Plutón ingresa a Acuario donde estará unos cuantos meses para regresar a Capricornio y entrar definitivamente a Acuario hasta 2024.

¿Qué podemos esperar?

La astrología predice el futuro mirando al pasado. La última vez, Plutón entró en Acuario el 28 de enero de 1778 y salió de Acuario para entrar a Piscis el 12 de abril de 1797. ¿Qué pasó en esos años? Bueno, dos locos geniales, D’Alambert y Diderot decidieron hacer la primera Enciclopedia e invitar a su amigo Buffon a escribir sobre la naturaleza y los animales. Enorme expansión del conocimiento. Kant escribe la Crítica a la Razón Pura y se inaugura el museo del Louvre. A nivel político, surge la Revolución francesa y con ella la Carta de los Derechos del Hombre y del ciudadano. Cae Luis XVI que fue guillotinado en el 93 y Estados Unidos tiene su primer presidente. Si proyectamos esto hacia el futuro, nos esperan 20 años de una ampliación de las fronteras del conocimiento nunca antes vista -ya lo estamos viendo con las fotografías del telescopio Webb y las nuevas fusiones que permitirán obtener energía de nuevas maneras-. Veremos cambios en las estructuras políticas de cada país y en la geopolítica a nivel global. Tendremos que conciliar el individualismo con la estructura, para evitar el caos y la anarquía que ya se asoman en USA, Brasil y muchos otros países.

En suma, queridos lectores de Anestesia, viene una época interesante. En particular, 2023 será la antesala de los grandes cambios que tendrán lugar en 2024 pero que empezarán a fraguarse desde hoy.

¿Qué hay que hacer? Soltar lo que no necesitamos, ser más flexibles. Abandonar objetos, personas, hábitos y paradigmas que ya no nos sirven. ¡Qué no nos pase lo que aquellos expedicionarios cargados de oro que, por no soltar el tesoro, perecieron junto con su corcel al atravesar el río! Quizá sea mejor navegar por estos tiempos con menos lastres, más abiertos y flexibles a lo que venga. ¡Feliz año al equipo de esta gran revista, a Gabriela Santamaría y a todos los lectores de este espacio!

¡Se acaba 2022 y empieza 2023!

 

Los ciclos planetarios nos anuncian que vienen grandes cambios.

Plutón entró en el signo de Capricornio en 2008 y, según la astrología, transformó las estructuras económicas, políticas, familiares, de género… En marzo de 2023 entrará a Acuario. Nos esperan cambios tecnológicos, nuevas formas de representación política, una reconfiguración geopolítica mundial, cambios ecológicos…

Los cambios se sienten, aunque no se ven. Si pensamos en términos literarios, el que Bob Dylan y, en la última entrega, Annie Hérnaux hayan ganado el Premio Nobel de Literatura no es que esté mal… es que simplemente hace décadas hubiera sido imposible… Así se gestan los cambios…

El año que entra Saturno entrará a Piscis y estará allí dos años y medio. Es un arquetipo que nos habla de las estructuras, y el último signo del Zodiaco -Piscis- es como una laguna. Difícil poner pilotes en aguas submarinas… Las estructuras se disolverán -tarea de Neptuno, regente de Piscis-.

En suma, querido lector de Anestesia, el año que entra el Universo nos traerá grandes cambios en el mundo, que se verán reflejados en nuestra vida personal, porque dice el principio esotérico que “lo que es arriba es abajo”. La astrología es un sistema de analogías y correspondencias, un universo simbólico producto de la imaginación.

Dicho lo cual, sólo me queda agradecer a los lectores, a Gabriela Santamaría por brindarme este espacio y desearles lo mejor en 2023.

Haré una profecía: que Anestesia se fortalecerá aún más, convirtiéndose en un referente literario todavía más sólido el año que entra. Amén. Saludos, feliz navidad y que sea un gran año para todos.

 

 

 

 

Por José Antonio Lugo

Noviembre 2022

 

Hay quien cree en los signos del zodiaco y, por supuesto, hay quién no cree y le parece una superstición… “pensamiento mágico”.

Acaban de cumplirse 100 años del nacimiento de José Saramago, Escorpión, del 16 de noviembre de 1922.

En 1821, un 11 de noviembre, nació otro Escorpión, Fiodor Mijáilovich Dostoyevsky.

El 12 de noviembre de 1648 nació en Nepantla Sor Juana Inés de la Cruz.

El 6 de noviembre de 1880 nació Robert Musil.

Los nativos Escorpión somos intensos, apasionados, apostamos fuerte al todo o nada. Somos magnéticos y profundos. Vemos lo que los demás no alcanzan a observar. Somos hijos del Hades, de las profundidades, del subsuelo. Nuestro reino es el de la sombra. Somos felices debajo de una piedra. Cuando nos sentimos atacados, picamos. Nuestro veneno puede ser mortal.

En términos literarios, nadie puede acusar a ninguno de los escritores mencionados de andarse por las ramas.

Son misteriosos. En el fondo ¿quién conocía a Dostoyevsky, a Musil, a Sor Juana? El más transparente es, quizá, Saramago, quien escribió los distintos tomos de los Cuadernos de Lanzarote, en los que se exhibe.

El capítulo Escorpión de mi libro Letras en la astrología está dedicado a Dostoyevsky. La hipótesis del libro es que sólo un Escorpión pudo haber escrito sus novelas; era imposible que las hubiera escrito un Piscis (Victor Hugo) o un Cáncer (Antoine de Saint-Exupéry).

A los que no creen en la astrología les digo que están equivocados porque están planteando mal su afirmación. La astrología es un universo simbólico, un espacio de la imaginación. Es como decir que no creen en la literatura o en el arte. Los espacios simbólicos no son para creer en ellos, son para disfrutarlos. Y si no nos gusta, a lo que sigue. Pero no son objeto de creencia. Seguimos en la próxima entrega para los lectores de Anestesia.

 

 

 

 

 

Por José Antonio Lugo

Octubre 2022

 

En 1503, hace más de quinientos años nació el boticario, médico y astrólogo Michel de Nostradamus, conocido por su capacidad de ver el futuro lejano. Sus profecías han sido leídas e interpretadas a lo largo de los siglos y nos conducen a una pregunta fundamental: ¿se puede predecir el futuro?

            Hace unos años fui a un congreso de astrología a Atlanta y escuché una conferencia de Nick Campion, astrólogo e historiador inglés. Les confieso a los lectores de Anestesia que sentí que estaba escuchando a un moderno Nostradamus. El historiador de Oxford nos mostraba para dónde iría el mundo en los próximos años.

            Creo que la astrología nos puede mostrar tendencias simbólicas. Es como si pudiera predecir que alguien se enfermara, sin que pudiera decir de qué; si pudiera decir que alguien va a tener un gran éxito, sin poder decir si va a recibir un ascenso en el trabajo o va a ganar un premio literario. Decir de qué se va a enfermar o en qué consistirá el gran éxito es tarea de videntes. Existen y yo soy el primero en admirar su trabajo. Sin embargo, no es poca cosa saber lo que viene en términos simbólicos.

            Lo que hacen las predicciones astrológicas es definir hacia dónde vamos desde una perspectiva muy abierta, no por eso menos precisa.

            Plutón entró al signo de Capricornio en 2008 y saldrá de ese signo en marzo del año que entra. El arquetipo de este planeta tiene que ver con la transformación; Capricornio -signo regido por Saturno- está asociado con las estructuras.

            De 2008 para acá hemos visto cómo se han ido desbaratando las estructuras financieras, la democracia como forma privilegiada de la representación, las relaciones de pareja, la relación de una nueva generación con la posesión de cosas o inmuebles, los nuevos géneros surgidos de una visibilidad de preferencias sexuales, etc.

            De marzo de 2023 a 2043 Plutón estará en Acuario. Veremos una explosión tecnológica que traerá consigo cambios sociales. Veremos también nuevas formas de organización social -algunas de las cuales no nos gustarán-. Ya estamos sometidos al “Big Brother”, quién sabe hasta dónde la tecnología regirá nuestras vidas.

            En 2043, cuando Plutón ingrese al signo de Piscis, después de 20 años de tecnología, estaremos buscando un Mesías, un nuevo Cristo, un iluminado que nos ayude a reconectarnos con la espiritualidad, a la manera de Mircea Eliade, María Zambrano y Rudolf Otto, investigadores de lo sagrado. Lo sabremos si la vida nos da para verlo.

Por José Antonio Lugo

Septiembre 2022

 

El 19 de septiembre hubo simulacro y, después, temblor. Cinco años antes había habido simulacro… y después temblor. ¿Cálculo de probabilidades? Es tan pequeño que no debería haber pasado. Ahora bien, el gran poeta francés Mallarmé afirmó: “un golpe de dados jamás abolirá el azar”. Einstein dijo, mucho después: “Dios no juega a los dados” y Niels Bohr le replicó “Deja de decirle a Dios lo que tiene que hacer”.

Lo cierto es que no hay explicación para lo que sucedió.

Algunos opinan que hay científicos “de los que se no puede revelar su identidad” que tiene una explicación plausible, pero ni está la explicación ni se saben los nombres de los sabios.

Otros creen en teorías conspiratorias, el famoso HARP, experimentos que parecen salidos de la pluma de los guionistas de Marvel.

Otros creen en la unión de voluntades psíquicas: millones de personas pensando en el sismo, lo “creó”. Si así fuera… ¿porqué cuando nos unimos en torno a la paz nunca pasa nada bueno y sigue habiendo feminicidios y todo tipo de violencia?

No creo en ninguna de estas tres pseudoexplicaciones.

La astrología tampoco puede dar una explicación a la coincidencia -que parece salida de un guión de Stephen King-. Ciertas combinaciones de Saturno y Urano, de Plutón y Neptuno, se han observado cuando ha temblado, pero también cuando no ha habido ningún sismo.

Creo que las placas tectónicas obedecen a ritmos que no tienen que ver con la pequeña voluntad de los humanos.

Así que hoy, esta bola de cristal tiene más dudas que respuestas.

Y ¡qué bueno! Prefiero ser un hijo del siglo XVIII lleno de dudas, que alguien lleno de certezas, que el que cree que tiene la verdad absoluta termina por tratar de imponérsela a los demás.

Por José Antonio Lugo

Agosto 2022

 

Se ha hablado hasta el cansancio del fin del mundo. Incluso, hay un grupo religioso que habla de “los últimos días”. Afortunadamente, el mundo no se va a acabar. El historiador inglés y astrólogo Nick Campion publicó en 1999 el libro The great year, para mostrar cuántas fechas se habían establecido como las del fin del mundo y bueno, aquí seguimos…

Lo cierto, sin embargo, es que estamos viviendo tiempos ominosos. La guerra entre Ucrania y Rusia, la explosión de los tanques en Cuba, la torpe visita de Pelosi a Taiwán, los asesinos crecientes en nuestro país -ahora contra población civil-, la viruela del mono, un Estados Unidos que a ratos parece desmoronarse por la crisis de los opiáceos y por el intento de los supremacistas de impedir el voto de las minorías, el ataque a Salman Rushdie… La lista puede ser interminable.

Acabo de releer Dr. Faustus, la gran novela de Thomas Mann. El narrador describe la eclosión de Alemania. Tiempos duros, faltos de esperanza. Vale la pena que la lean o relean, es una gran novela que se pregunta si el arte, en un contexto de destrucción, sirve de algo más que para la expresión personal.

Lo cierto es que aquí, como en esa época, estamos mal y el mundo que conocemos parece desmoronarse.

Desde el punto de vista de la astrología, la conjunción de Marte, Urano y el Nodo Norte es un disparador de cambios. De aquí a marzo de 2023, puedo asegurarlo, habrá trascendentes cambios colectivos y personales. Debemos prepararnos para decidir con qué nos quedamos en nuestras vidas -objetos, personas, hábitos, paradigmas- y qué nuevos objetos, personas, hábitos y paradigmas incorporamos a nuestra vida.

Como Anestesia, dirigida por nuestra querida Gabriela Santamaria , es una revista de literatura, los invito a que escribamos sobre esta época, no sólo para mostrar el horror, como Fernanda Melchor, sino para tratar de imaginar un futuro mejor, para México y para la humanidad.

 

 

 

Por José Antonio Lugo

Julio  2022

 

 

Hace algunos años asistí a un congreso de astrología en la ciudad de Atlanta. Allí asistí a la conferencia que dio el gran astrólogo norteamericano Robert Zoller, titulada “¿Destino, o libre albedrío?”.

 

En inglés la palabra fate tiene un significado ominoso, de allí viene fatal, fatídico. En cambio, Destino en español es neutro. El destino de Carlos Slim era ser el mexicano más rico del mundo o su destino era que le cayera encima el camión de la basura desde el segundo piso del periférico, como le pasó a un amigo neurólogo, hijo de Patricia Vizcaya, quien padece esclerosis múltiple y a quien ayudé a que publicara su libro Ser más grande: mi vida con E.M.

 

En astrología hay dos corrientes: la de quienes opinan que todo está escrito, para bien o para mal, y que quien va a ser famoso lo será y quien será asesino no podrá evitarlo. Son los deterministas.

 

Están también los que creen que nosotros decidimos, que somos libres para elegir. Poniéndome de “abogado del diablo”, les recordaré, queridos lectores de Anestesia, que la palabra libertad viene de la Revolución Francesa y que antes de ella y de los Derechos del hombre y del ciudadano, nadie se consideraba libre. Si eras hijo de zapatero, zapatero serás. A lo mucho, las mujeres podían elegir entre el matrimonio y el convento y los hombres entre las armas o la sotana. La libertad es un concepto moderno y además localizado en Occidente. ¿Son libres las mujeres y hombres de Qatar para beber alcohol en la calle? Ellos no, y quienes vayan a ver el Mundial de futbol, tampoco.

 

Yo, como astrólogo profesional, me coloco en medio de los deterministas y de los que creen la libertad absoluta. Los explicaré con una metáfora.

 

El clima me determina. Si hace un frío infame, soy libre de salir con mi playera de Polo, pero me voy a enfermar. O si hace un calor infernal y quiero salir con bufanda, también soy libre de hacerlo. También me determina mi estatura, el que soy mexicano y no noruego, mi genética que para algunas cosas es maravillosa y para otras no tanto. En suma, soy libre dentro de una estructura que en buena medida me determina. Pero no totalmente. El margen de libertad que me queda es amplio, pero no absoluto.

 

Ustedes amigos, creen en el Destino, o en el libre albedrío.

 

Seguiremos en la próxima entrega de La bolsa de cristal de Lugo.

Junio 2022

Por José Antonio Lugo

 

Estudio astrología, doy clases de astrología y consultas astrológicas. He escrito libros sobre astrología. En un grupo de amigos, la esposa de uno de ellos, psicóloga, le dijo a otra: “la astrología no es comprobable”.

 

No dije nada porque fue de oídas, pero… ¡tiene toda la razón! La astrología no es comprobable, porque pertenece al reino de la imaginación. Es pedirle peras al olmo. Claro, la astrología en parte tiene la culpa porque ha tratado de convencer a los científicos de que somos gente seria. Claro que lo somos, pero nuestro terreno es otro.

 

Hace muchos años, Lidia Pérez nos invitó a su programa en Radio Red a Julieta Fierro, a un astrofísico cuyo nombre no recuerdo y a mi maestro y amigo Luis Lesur (QEPD). Quería que nos peleáramos. Yo dije que eso era imposible, porque ellos estudiaban a los planetas como cuerpos físicos y nosotros como símbolos.

 

Eso es la astrología: un universo simbólico, un juego de la imaginación, como la literatura y el arte.

 

¿Eso quiere decir que Emma Bovary no existe? Claro que existe, pero es un personaje literario, pertenece a un universo simbólico. Un antropólogo forense puede exhumar el cuerpo de Flaubert, pero nunca encontrará el esqueleto de Madame Bovary. Pertenece a otro mundo, el de los universos simbólicos.

 

Ahora bien, no todo es puramente imaginación.

 

La física cuántica nos dice que el observador modifica lo observado. Para la física de Newton, las cosas son como son y no dependen de quien las mire.

 

No se trata de elegir entre una y otra, sino de entender que, de la misma manera que usamos lentes para ver de cerca y para ver de lejos, quizá necesitamos entender con qué instrumentos, con qué física, por decirlo así, vamos a entender el mundo.

 

Para la astrología del siglo XXI, los planetas -que antes eran Dioses- hoy son arquetipos en movimiento. Y esos arquetipos en movimiento dialogan, danzan, con los arquetipos que configuran nuestra carta natal, es decir, dónde estaban los planetas en el momento de nuestro nacimiento en un punto del planeta determinado determina cuál es nuestro enjambre de arquetipos, es decir, nuestra personalidad.

 

La astrología, como universo simbólico, da respuestas simbólicas y, como dice la esposa de mi amigo, no es comprobable porque, según ella, los resultados son distintos. Resulta, sin embargo, por poner un ejemplo, que el astrólogo le dijo a dos personas que tuvieran cuidado porque habría tal día una tendencia a tener un accidente. Una persona chocó y la otra metió el pie en un hoyo y se luxó el tobillo. Para la física de Newton, nada tiene que ver una cosa con la otra; desde el punto de vista simbólico, los dos ejemplos son lo mismo.

 

En otra entrega de La bola de cristal de Lugo hablaremos del Destino y el libre albedrío.

 

La bola de cristal de Lugo

Febrero 2022


Dice el Diccionario de la Real Academia que esotérico es “lo que es impenetrable o de difícil acceso para la mente”, y que era “una doctrina de la Antigüedad que era transmitida por los filósofos sólo a un reducido número de sus discípulos”.

En otras palabras, lectores de Anestesia, no sabemos lo que es esoterismo.

 

 

Entrega número 2

 

El libro más inteligente que he leído en los últimos tiempos es El conocimiento perdido de la imaginación, de Gary Lachman, publicado por la editorial Atalanta.

            El libro nos recuerda cómo, desde los antiguos griegos y de manera especial a partir de la Revolución Industrial, el mundo se ha desencantado, considerado sólo como verdadero aquello que es medible según el método científico. Sin embargo, diversos pensadores, ocultistas, astrólogos, poetas y visionarios siempre han opinado lo contrario, que hay un mundo simbólico, vivo, y que es cocreador de la realidad. Para los mecanicistas seguidores de Newton, todo esto es fantasía, ficción literaria y, por lo tanto, es conocimiento no válido.

            Es un gran debate al que le han entrado incluso filósofos especialistas en la hermenéutica, como Paul Ricoeur: “La conciencia descubre que ella es dadora de sentido” (p. 95). Ahora bien, hay que comprender que estamos hablando de imaginación, de conciencia, no de fantasía. La fantasía es. un ejercicio del pensamiento sin fundamento en la Naturaleza y no significada nada. En cambio, la imaginación nos permite ver nuestro “firmamento interior”, “el universo que se extiende dentro de nosotros mismos de la misma manera que el universo astronómico lo hace en el exterior” (p. 115).

            Esa visión es un estado liminal, llamado “estado hipnagónico”, en el que nos encontramos entre el sueño y la vigilia, y que experimentamos cuando nos dormimos y nos despertamos. Es un estado creativo en el que cual podemos tener visiones estéticas, pero también en el que podemos percibir lo que va a suceder o entender de un plumazo -es decir, dar sentido- a nuestra vida y a nuestros procesos.

            Swedenborg “que conversaba con los ángeles en las calles de Londres” (Borges) creía, como muchos ocultistas y todos los astrólogos, en la doctrina de las correspondencias, “según la cual hay una correspondencia entre los eventos de la tierra y los de los reinos espirituales”. Todo el mundo natural, escribió Swedenborg “se corresponde con el mundo espiritual; no sólo en general, sino también en sus detalles”. (p. 129).

            Ahora bien, no se trata de sincronizarnos con el mundo, como si el mundo fuera una pareja experimentada de baile con la que debemos acoplarnos. No hay esa división entre la cáscara y el interior de la nuez: ambas son la nuez. Al cambiar la percepción del hombre, cambia la forma. “La forma no es fija”. Lo sabía Goethe: “Cada vez que se revelan nuevas esferas y profundidades de la existencia por una incursión en lo desconocido, dichas experiencias deben incorporarse a una realidad más completa, la cual puede conducir a una perfección de la forma más amplia e integradora. Una y otra vez la totalidad de la existencia debe ser establecida, y una nueva totalidad, más amplia y compleja, debe ser asimilada”.

            Coleridge lo expresó de otra manera: “La imaginación primaria es el poder viviente y el primer agente de toda percepción humana”. Rudolf Steiner lo confirma: “La tarea del hombre no se limita a formarse una imagen del mundo terminado. No: el hombre colabora para que el mundo cobre existencia. El contenido de la realidad no es más que el reflejo del contenido de nuestras mentes”.

            El autor termina su libro afirmando: “El futuro del mundo de los fenómenos ya no puede considerarse por entero independiente de la voluntad del hombre. Si somos lo que comemos, el mundo es lo que pensamos”.

            Desde hace veinte años doy clases y consultas de astrología y tarot, en forma paralela a mi trabajo literario.

            Me he interesado en especial en aquellos autores que, como afirma Lawrence Durrell en El Cuarteto de Alejandría, se han cuestionado sobre los límites de lo real. Mi escritora favorita, Marguerite Yourcenar, en su obra maestra, Opus Nigrum, nos describe a Zenón, el personaje principal, como un astrólogo, médico, alquimista, lector de La filosofía oculta de Paracelso, de Pico de la Mirándola y de los demás ocultistas del Renacimiento, que tan bien retrató Frances Yates en su libro sobre las claves del ocultismo en la era Isabelina. La obra negra, el Nigredo -al que se refiere el título de la novela de Yourcenar- es la disolución. Hay que “disolver” la percepción, los paradigmas de nuestra estrecha visión, no para caer en la fantasía -suerte de ataque psicótico- sino para entrar en el reino de la imaginación y su poder cocreativo, profético, en esa visión de 360 grados que ven quienes comen hongo, pero sin necesidad de un agente externo, como la mescalina, el alcohol o cualquier sustancia que cree un estado alterado de conciencia.

            Quizá no se trata de “alterar” la conciencia, sino de crear “una nueva conciencia”, despojada ya de paradigmas. obsoletos para este mundo en cambio acelerado. Seguiremos en otras colaboraciones de La bola de cristal de Lugo. Gracias por leer Anestesia. Gracias por leerme.