Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Lugo y Su Bola de Cristal

Por José Antonio Lugo

Abril 2024

 

En las últimas semanas la humanidad ha vivido dos eventos astrológicos de suma importancia. En primer lugar, el eclipse solar, que en México fue visible de manera total en Sinaloa y Durango.

 

Los eclipses, para las culturas antiguas y su pensamiento mágico, siempre fue un enfrentamiento entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad.

 

Para la astrología, algo “se eclipsa” es decir, deja de brillar, desaparece, en el planeta, en un colectivo (un país) o en la vida personal de cada quien. Lo que se eclipsa nos obliga a inventar nuevas maneras de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos. Así, el eclipse nos “quita” algo para permitir que brote una nueva mirada, una nueva actitud, que traerá consigo nuevos eventos en nuestras vidas.

 

Por otra parte, la conjunción de Urano con Júpiter (que tiene lugar cada 14 años) nos permite imaginar nuevas ideas y rutas a seguir (Urano) y nos da la confianza y buena suerte para crear las condiciones que nos permitan alcanzar estas nuevas metas (Júpiter). Es tiempo de soñar despiertos nuevas rutas, nuevos amores, nuevos emprendimientos profesionales, para ir construyendo un futuro quizá diferente de lo que hemos venido haciendo, pero probablemente más enriquecedor y pleno.

 

No olvidemos que la astrología es un universo simbólico, una hermenéutica. No es científica; es un ejercicio de la imaginación. Podemos definirla como una danza de arquetipos energéticos, basada en la analogía entre lo que sucede en el firmamento y lo que pasa en la tierra. Hermenéutica analógica.