LA PEOR DE LAS ESPECIES
Autor: Carlos Samuel Parra Romo
16 Julio 2019
El vuelo había entrado en la fase de exploración, los motores redujeron la velocidad y poco a poco la nave y la tripulación, fueron descendiendo de acuerdo con lo planeado. Los integrantes de aquel viaje de exploración venían con expectativas muy limitadas, pues creían que el viaje para estudiar ese lugar inhóspito y terrorífico sería una pérdida de tiempo.
―He escuchado cosas horribles de este lugar ―dijo el capitán.
―Sí, yo también ―afirmó el copiloto―. Dicen que este lugar era hermoso y que su propia especie lo ha ido carcomiendo, lo han destruido estúpidamente en detrimento de sus propios descedientes.
―¡Es increíble que exista una especie que devore su propio hábitat, su propio hogar! ―confirmó otro de los tripulantes―, las demás especies que hemos estudiado fuera de nuestra galaxia son más educadas, menos primitivas, contribuyen al mejoramiento de su hábitat, conservan su medio ambiente impecable, es decir, trabajan en mejora de su hogar, pero en cambio con esta especie que estudiaremos, es todo lo contrario. Parece que están programados para hacerse pedazos entre ellos. ¡Es la especie más extraña que sin duda jamás hayamos visto!
―Un compañero mío vino hace ya muchos años a este lugar; y quedó horrorizado por lo que vio ―dijo otro de los tripulantes ―. Fue testigo de una enorme batalla que libraban los de esta extraña especie, según mi compañero, me dijo que escuchó que a esa batalla le llamaban “guerra”, y consistía en matarse entre ellos mismos por ideales estúpidos, sin sentido. Se mataban para ejercer una hegemonía que no les pertenece, pues no se han dado cuenta de que sólo son una ínfima parte en la escala evolutiva de miles de millones de razas más avanzadas que ellos.
―¡Vaya estupidez!, matarse entre sí por falsos ideales, vaya que son una raza muy poco desarrollada. Está claro que aún son muy primitivos, les faltan miles de años de evolución, para que lleguen por lo menos a parecerse a nosotros ―dijo el capitán―. Están muy abajo en la cadena evolutiva universal, sus actos arcaicos los sitúa como una de las especies menos calificadas de la galaxia.
―Sí, pero eso no lo saben ellos, por eso se comportan de la manera en que lo hacen, son ególatras, sus instintos siguen siendo primitivos al igual que sus mentes ―aseguró otro tripulante―. Yo también escuché a mi padre hablarme de este sitio. Él, mi padre, también una vez le tocó estar de paso en este lugar. Fue tan amarga su experiencia por todas las atrocidades que vio, que ni loco pensaría en regresar aquí. Además de ver cómo se mataban entre ellos mismos, observó la mezquindad con la que destruían su flora y fauna, y dejaban a otras especies sin hogar, lanzaban cientos de residuos a sus aguas, a sus océanos y, sobre todo, fue testigo de cómo poco a poco se están extinguiendo entre ellos mismos. ¡Qué especie tan ingenua! Destruirse entre ellos, ni siquiera las otras civilizaciones interestelares que hemos estudiado se comportan de esa manera ―agregó.
―Sí, tienes razón ―aseguró el capitán―, son muy ingenuos, tan ingenuos que hace más de una década, captamos una señal de auxilio de este lugar, es una señal donde piden ayuda desesperados, la señal es de cien años después, en el futuro, sus gritos son agónicos, horribles, toda su especie agoniza. Ya nada podemos hacer por ellos, más que estudiar su comportamiento y hacer nuestros registros. Siento lástima por ellos.
Esta será sin duda “la peor de las especies” de la que hemos sido testigos que existen, por increíble que parezca.
El vuelo fue bajando lentamente hasta empezar a avistar el panorama del lugar tan inhóspito, los ojos de los tripulantes se maravillaban con el panorama, pero en otras escenas, se quedaban atónitos por la devastación de cientos de hectáreas, de paisajes que habían sido destruidos, no por enemigos externos, sino por sus propios habitantes.
―Prepárense para descender ―dijo el capitán―, y recuerden, tengan cuidado con esta especie, pues son muy hostiles y bárbaros, si se destruyen entre ellos mismos y exterminan su hábitat y a las demás especies, imagínense lo que nos podrían hacer a nosotros. Pisen con cuidado, este lugar ya está demasiado podrido, contaminado, ha perdido la belleza que tenía hace miles de años. Ahora sus habitantes son una plaga, que poco a poco está acabando con todo.
Descendió toda la tripulación de la nave, a lo lejos avistaron a unos cuantos ejemplares de la especie de la que tanto habían hablado durante el vuelo, los observaron con cuidado, hicieron sus anotaciones y se quedaron por unos minutos en silencio. El más joven de todos los tripulantes era el más cauteloso, y precavido, con nerviosismo volteaba a sus alrededores, y con voz entrecortada le preguntó al capitán:
―¿Cómo se llama este lugar?
El capitán lo miró con parsimonia y le dijo:
―“Planeta Tierra, y a esa especie que ven tus ojos, les llaman Seres Humanos”. Pero ya todo esta perdido para ellos, ya no hay nada que podamos hacer; ellos mismos han marcado su destino. El joven cadete cerró los ojos y suspiró en silencio. Después de las investigaciones, la nave levantó el vuelo, jurando todos los tripulantes, que ni en sus sueños más extraños regresarían aquí… Con nosotros.
El titulo de la obra, ya es una sentencia; el diálogo de la tripulación, una advertencia espeluznante, sin embargo no quisiera que la lectura su lectura quede sin el efecto, por del gran egoísmo que arrastra al canibalismo humado y la destrucción del eco sistema, como lo diría Márquez, en “Muerte anunciada”. Muy bien intencionada narrativa, con fluidez, y eficaz mensaje para evitar la catástrofe del planeta.