Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Yo estaba allí, en la fiesta. Los invitados/ Esther García López

LOS INVITADOS

Por María Esther García López

Junio 2023

 

Escondido detrás de los árboles que dan sombra a un banco de la Calle La Libertad, entreabro los ojos. Este lugar me pareció el más adecuado para pasar la noche. Caminé de un lado para otro paseando la SOLEDAD. Llevo así más de una semana. Decidí quedarme unos días en Piedrasblancas, donde a la llegada me recibió el semáforo “smile” con cara de RISA. Yo caminaba muy despacio, medio cojeando, cansado de tanto andar sin rumbo, y encontré la DIVERSIÓN y la FIESTA que me saludaban con gracia, con música de GAITA, con RISAS, con BAILES, con olor a COMIDA por todos los rincones.
         A pesar de estar el pueblo en fiestas, cuando hay comida en abundancia, no tuve demasiada SUERTE. Munchos me miraban de revés, como si fuera un apestado.

Llegó la VERBENA grande. Mucho baile y mucha gente vestida de fiesta pero, de esa noche loca poco pude sacar excepto el MIEDO a los  COHETES. Me escondí detrás de un árbol con el MIEDO y el HAMBRE, el SUEÑO y hasta un poco de FRÍO a causa del rocío de la noche. Me dormí a sueño ciego, hasta que me despertó el camión de la basura.
-Míralo, es el de ayer, el que estaba durmiendo en la escalera del sanatorio- decían los barrenderos-. Pero nadie se ocupaba de darme algo de comer. Nadie se preocupaba por mi situación. Por más que me empeñase en quedarme en este pueblo al amparo de  la fiesta, yo no tenía SOPAS[1] en Piedrasblancas.
Y era verdad, tenían razón los barrenderos. Era el mismo. La noche anterior, o la anterior, ya perdí la cuenta, ya casi desfallecido me dormí en aquellas escaleras frías, más que nada pensando que allí por los alrededores se ponía la juventud, alejados del bullicio, para hacer BOTELLÓN[2] y podía aprovechar algo de lo que ellos dejarían tirado. Pero comer, comen poco, nada más beben.

         Día grande, llegué hasta la calle de la Libertad. Unos mozos dormían la borrachera estirados en los bancos. Me enrosqué debajo de uno de los bancos, medio escondido y al calor del sol, siempre con la ESPERANZA que alguien me protegiese; con el deseo de encontrar un AMIGO en estos días de fiesta, cuando la ALEGRÍA lucha por ser la reina.
          Una pareja de GAITEROS paseaban la calle. Entraron en el bar de enfrente, donde recalaban unos cuantos juerguistas, de los que jamás se van para casa. De los que cantan y beben y hacen aspavientos hasta el amanecer. Los GAITEROS tocaron un “popurri” que bailaron aquellos locos dando saltos y cantando a voz en grito. Sudaban y bufaban atolondrados, y quitaron las camisas. Desnudos de medio cuerpo para arriba tenían el CALOR del alcohol metido dentro.
Una mujer salió a la ventana y les llamó la atención:
-¿No es hora de ir para casa balandranes[3]? ¿No sabéis que hay gente durmiendo? ¿No sabéis que hay gente que trabaja todos los días, para que vosotros vagueéis, holgazanes…?
Y echad a ese perro de ahí que no le vaya a dar por aullar como vosotros.
– Trabajar, trabajar… ¿Y la juerga qué, paisana? Estamos de fiesta, todos de fiesta…
Y entonaron una canción:
“Oigo sonar una GAITA,
Oigo sonar un TAMBOR,
Bailla la xente del pueblu
Ye la fiesta del patrón…”

 Y con la misma siguieron a los gaiteros que se fueron calle abajo, tocando la DIANA FLOREADA.
         -Vaya compañía que llevan esos pobres GAITEROS. Seguro que alguien les va a tirar un caldero de agua, barbullaba la mujer en la ventana. ¡Locos, más que locos…!
         El pueblo, después de pasar los músicos madrugadores, siguió en SILENCIO. Yo caminé tranquilo por todos lados, donde pudiera haber algo para comer, pero los basureros ya habían  recogido y las máquinas de limpieza habían pasado por las calles para tenerlas limpias para la romería. Nadie piensa que esperamos las migajas que tiran los demás
         Dormir una siesta era lo único que me quedaba, y  la dormí en un campo cercano. Cansado de dar vueltas y vueltas, no me costó mucho tiempo dormirme.

         Me despertaron a media tarde unos niños que jugaban a correr de un lado para otro; jugaban a esconderse debajo del escenario gigante que estaba puesto  en una esquina  de la plaza cercana ,desafiando así el PELIGRO que también estaba presente en la fiesta. Al poco tiempo sentí un gran estruendo y pensé volverme loco con el ruido de aquellos músicos que se habían subido al escenario. Daban gritos y hacían un ruido espantoso. La música me atronaba los oídos y me hizo hasta agachar las orejas. Casi que no percibía lo que pasaba a mi alrededor. Aquellos golpes y sonidos estridentes que salían por los altavoces parecía que me desataban  más el HAMBRE. De pronto sentí gritar  y vi cómo se apelotonaba la gente alrededor del escenario. En un momento apareció una ambulancia pitando, pitando con aquella sirena que también me atronaba y que alimentaba todavía más las PENAS. Se me encogía el corazón. De entre aquellos hierros que había debajo del escenario sacaron un niño que se había caído por querer subirse en lo más alto. El niño lloraba y lloraba y me pareció que se había hecho daño en la boca. Lo metieron en la AMBULANCIA y otra vez: nino, nino, nino, nino…, aprisa por el medio la plaza, esquivando a la gente que tampoco se preocupaba tanto por lo que había pasado. Más bien querían saber para después aumentar y  hacer “milagros” con los demás. El MORBO de quienes contaban el suceso exageraba  la situación. El morbo también estaba presente en la fiesta.
         Nada, ¡quedó sin un diente¡ ¡Vaya broma! Si son unos “gamberracos”. Estaban mejor de la mano de sus padres.
         -¡Sí, sí!, de la mano de los padres. Los padres estaban todos en el bar de enfrente llenándose de SIDRA. Así está el mundo. ¡Para matarse entre los hierros! Pudo desnucarse allí…¡Qué padres! ¡Qué padres! No toman cuenta de sus hijos…
         Yo, que tenía mucha hambre me fui despacito a husmear por entre los hierros, por ver si había quedado algún trozo de bocadillo de aquellos revoltosos que hacía unos minutos me habían despertado y me corrieron por la plaza. Y estaba allí tirado el bocadillo de chorizo que tan bien me olía y que el niño me lo enseñaba riéndose para provocarme ENVIDIA. Viéndome cara de hambre y las ganas que tenía de comer, no fue capaz a darme siquiera un bocado. Con aquel bocadillo que dejó el  accidentado maté el hambre y marché paseando hacia el prado donde también había comida y  MÚSICA. Llegué y me eché junto a un borracho que decía tonterías y roncaba de vez en cuando a causa de tanto alcohol que llevaba dentro del cuerpo. Se levantó enfadado el mocetón y me dio una patada en la barriga que casi me embaza. Él se cayó a la larga y yo me volví zumbando prado arriba para que no me fuesen a culpar a mí de que aquel “animal” se cayese a cuerpo muerto.
          Un grupo de gente que estaba de  COMILONA en un rincón del prado, en vez de invitarme a un bocado de algo, empezaron a refunfuñar porque me vieron cara de hambre.
         -Qué asco, qué mal huele, seguro que tiene pulgas y garrapatas…
         Yo los miré mal.
         Cuando la gente está de fiesta no quiere que aparezcan por allí la MISERIA ni la POBREZA. Yo represento la SOLEDAD, el DESAMPARO, EL ABANDONO y demás calamidades del mundo. El hambre me hizo ponerme feo y lleno de miseria.
         Seguí caminado y un poco más arriba me encontré con un MENDIGO que comía con ganas de todo lo que había  recogido por la fiesta. Él parece que supo pedir mejor que yo. Me miró con ojos de tristeza y me dio algo de aquello que a él le estaba gustando tanto. Me senté a su lado y se lo agradecí con unas cuantas lamidas a sus pies sucios.
         -Desde ahora seremos compañeros -me dijo aquel hombre mientras me acariciaba con delicadeza-. Yo también estoy solo y abandonado. Por lo menos dormirás a cubierto y entre los dos buscaremos algo de comer. Me gusta tenerte por compañero.
         La música sonaba cercana. El oscurecer estaba llegando.
Un poco más allá, unos jóvenes, alejados de la BULLA  y de las miradas, se revolcaban y enredaban sus cuerpos. El AMOR. Era el amor, que tampoco podía faltar en la fiesta. Era lo más hermoso del día, el AMOR.
         Nosotros nos tumbamos juntitos y tapados con la manta que llevaba mi amigo.
         Pero antes di unos LADRIDOS para compartir con la noche la alegría de encontrar un compañero de viaje. La soledad es muy triste.

Es hermoso poder compartir la FIESTA con algunos invitados:

 

LA ESPERANZA

LA ALEGRÍA

LOS BARRENDEROS

El CALOR

 

 LA SOLEDAD                                LA SUERTE

    LA RISA

LA JUERGA

 LOS BAILES   LA COMIDA

LOS BASUREROS

LA GAITA

                             LOS GAITEROS

EL TAMBOR

LA DIANA FLOREADA

EL SILENCIO    

 EL PELIGRO

 EL HAMBRE

LAS PENAS

EL MORBO

LA SIDRA                     LA MOÑA

LA ENVIDIA

LA VERBENA             

 LOS COHETES

 LAS CALAMIDADES

EL MIEDO

 EL SUEÑO                                               EL FRÍO             

 

 LAS SOPAS

EL BOTELLÓN

LA AMBULANCIA

LA MÚSICA

 LA BULLA

LA COMILONA

EL MENDIGO

LA POBREZA

EL DESAMPARO

                   EL ABANDONO

 EL AMOR

LOS LADRIDOS

 

LOS AMIGOS

[1]    Ir de “sopas· es ir de invitado a la comida festiva.

[2]    Juventud que se reúne para beber, en lugar apartado.

[3]    Balandrán: desaliñado y holgazán

 

María Esther García López, La Degol.lada (Valdés), Asturias. Licenciada en Pedagogía, Maestra y Experta en Filología Asturiana. Miembro correspondiente de la Academia de la Llingua Asturiana. Es autora de medio centenar de títulos  de distintos géneros: poesía, narrativa y literatura infantil y juvenil (LIJ), además de  investigación y de Didáctica. Sus últimos títulos en poesía son: A veces el amor es azul y Amor y deséu en tiempos virales, y los últimos de LIJ:  La bruja en la Biblioteca y Adela y el Mosntruo Roco. Tiene en su haber prestigiosos premios en ambos géneros y otros muchos galardones y reconocimientos por su trayectoria literaria. Recientemente fue nombrada Doctora Honoris Causa (2022), título avalado por varias universidades e instituciones hispanoamericanas y europeas. Es coautora de libros de texto para la enseñanza del asturiano para Ed.Primaria  y para Ed. Secundaria. Su obra forma parte de varias antologías. Su poemas están musicalizados por varios compositores, entre otros Ernesto Paredano, (disco Alebrix), y recientemente por Haim Álvarez (Por un puñado de versos),y  otros como J. Pixán, Jorge Muñiz, Jesús Gabito o Ana Silva. Es articulistal en el periódico La Nueva España,  y en otras revsitas literarias nacionales e internacionales. Participó y coordinó  numerosos encuentros literarios, recitales, jurados, presentaciones y fue prologuista  para obras de distintos autores. Colaboradora en la cadena SER (Radio). Y el la RTPA, Radio y Televisión del Principado de Asturias (RTPA). Actualmente es la presidenta de la Asociación de Escritores  y Escritoras de Asturias.