Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Un deseo frustrado por la eternidad. Las mujeres de Kyra Galván

Un deseo frustrado por la eternidad. Las mujeres de Kyra Galván

Marzo 2023

Por Rowena Bali

 

¿Cuántas pérdidas nos debe el patriarcado? Los nombres, las vidas sitiadas por la injusticia que ha caído sistemáticamente sobre la mujer… Las que han pecado de inteligencia, las que han pecado de belleza, las que han pecado de audacia y rebeldía, las insumisas, identificadas muchas como agentes o causas de algún mal. Al mal hay que desaparecerlo.

            La mujer, por más luminosa que haya sido su esencia, se apaga, se ensombrece en la historia, se aloja en su propia oscuridad, y, llena de amargura, se convierte en el pasaje retorcido, truncado o mutilado de la historia, en la hija de la serpiente, en la serpiente misma.

            El poemario de Kyra Galván abre con un anuncio metafórico del futuro que, en el remoto paleolítico, representó la Venus de Willendorf: el rostro, que le da identidad, que refleja su inteligencia, quizá su alma o su divinidad, no existe. Pero sus caderas, sus tetas, sus nalgas y sus genitales son pronunciados, contundentes; en su cabeza se ve un peinado exquisito, una trenza que corona su anonimato. Quiero imaginar que quizá fuera la modelo de proporciones exuberantes quien pidiera que su cara no fuera reproducida, o quizá, quiero ser positiva, fuera la divinidad, la madre o diosa tierra, quien no permitiera que los mortales vieran su rostro. La cuestión es que la mujer simplemente no tiene rostro. Rostro es precisamente lo que Kyra Galván le da a sus mujeres con su narrativa y su poesía. Un rostro que grita en contra de esta permanente obsesión por el cuerpo de la mujer desnuda, que conforma uno de los patrones repetidos del patriarcado. Pondré un ejemplo y gritaré yo misma en contra de esta obsesión: aquí cerca, a unos metros, muy a la vista, en la Alameda Central, viven desde hace décadas, apenas recordadas y miradas de reojo, las esculturas de varias mujeres sometidas, una de ellas encadenada (La famosa Malgré tout de Jesús F. Contreras), todas desnudas, la mayor parte a nivel de suelo, algunas en posturas sensuales o mostrando vulnerabilidad, pero sobre todo, mostrando su anonimato. En cambio, las esculturas de los hombres posan muy bien vestidas, en posición erecta y en muchos casos, armadas, en todas ellas hay una placa que las identifica con su nombre completo… (Por aquí cerca, aquí nada más a la salida de este Palacio Minería, hay una de Carlos IV).

            Kyra Galván es una escritora a la que admiro por su poesía, por su trabajo narrativo que reivindica a la mujer, por su lucha contra el estigma, por su visión aguda de la historia que sabe hacer justicia, desde su extensa trinchera escritural, a las mujeres que han sorteado todo intento de desaparición. Mujeres desfiguradas en el imaginario misógino del mundo, son reelaboradas desde otra perspectiva; reconstruidas a través de una poesía que parece que se puede palpar con las manos, por la contundencia con que está escrita. Aclara verdades sobre el estatus espiritual de las mujeres que lo habitan. Las hace suyas, las posee desde un abrazo solidario y compasivo.

            Lilith nos dice que el deseo de dominio habita al hombre desde una antigüedad sumeria. Tanto como la idea de la malignidad femenina. Si, cito: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza: hombre y mujer los creo” ¿Por qué luego creó a Eva, de una costilla masculina? Nunca he comprendido ese pasaje bíblico que niega la igualdad de la mujer, después de haberla afirmado… Lilith, primera esposa temida de Adán, no quería someterse a sus exigencias y quiso ser tratada como la igual que era, puesto que dios la creo así y por ello, por exigir su derecho, es tachada de maligna. ¿Alguna semejanza con los días que corren?

            Y así, a lo largo de estas páginas escritas hoy, visitamos la prehistoria y llegamos hasta el siglo XX, sobrevolamos la injuria, la traición, la inquina, la manipulación, la difamación y cruzamos el atlántico, como Amelia Earhart, y damos la vuelta al mundo sin que se haya hecho justicia, sin escuchar una voz sensata, sin que el poder pronuncie todas las verdades sobre nuestro género y lo redima. Y entonces llegamos a la Ciudad de México, encontramos a Kyra, sus palabras, que nos hablan sobre Medea: La esposa despechada que asesinó a los dos hijos que tuvo con Jason, el marido infiel; que mató a Creusa y a su padre Creonte, con un manto mágico que entra en llamas al contacto con la piel de la bella princesa (Me deja aún con la duda de si fueron los corintos quienes en venganza por la muerte de Creonte y Creusa asesinaron a sus dos hijos.) El castigo se extiende por una epidemia que mata a los niños de Corinto. Luego, Eurípides llega a remediarlo todo, a solventar la duda, a reescribir un pasaje incómodo, convirtiendo para gusto de todos, una vez más a la mujer, en la culpable de todos los males. Yocasta: Esposa de su propio hijo, mujer que inspiró el complejo más famoso del mundo, que mereció el suicidio, sin haber matado a nadie, sin cargar ninguna culpa. Clitemnestra: Agamenón mató a su primer esposo y a sus dos hijos y luego se casó con ella. Posteriormente Ifigenia –hija de ambos- muere a causa de éste. Clitemnestra mata luego a Agamenón, bien merecido que se lo tenía, pues, y sin embargo, el mote de asesina se le queda sólo a ella. Y entre el  mito se cuela la cocinera, que bate, cuece y hace todo lo que se hace en una cocina, para dar amor y nadie, o casi nadie, ha escrito en su nombre…. Helena de Troya: todos se enamoraban de ella. Todos querían sentarse junto a ella. Fue raptada de los brazos de su esposo Menelao, por Paris, y al final, su belleza mitad divina, mitad humana, fue un pretexto para la guerra, como bien declara la gran Kyra. Coyolxauhqui: la diosa lunar, lidereza de las estrellas que fue destronada por Huixilopochtli. Que fue destituida por el sol, tragedia que puso a la luna en la sombra, opaca y sin brillo, también para conformidad y gusto de todos. Nefertiti: Gran Esposa Real de Egipto, la bella que llegó para quedarse y desaparecer. Hipatia: El asesinato de la sabiduría a manos del imperio de la ignorancia. Las mujeres de las guerras, que remiendan telas, alimentan con su pecho, curan heridas, construyen y reparan armas, hacen tanto desde el silencio… Cleopatra: la mujer diosa perseguida. Christine de Pizan: que conoció a todas las damas ilustres que habitaron la ciudad de las damas y con ellas renombró, como hace Kyra, a esos nombres borrados por el patriarcado. La doncella de Orleans. Juana De Arco: La iluminación de la lucha social en contraposición al carácter traicionero del monarca. La Malinche: Sobre la cual la autora ha escrito una brillante novela histórica en la cual reivindica la imagen de esta mujer despierta y culta, cuya vida estuvo marcada por el destino, por la traición y el abandono de los suyos, por el servicio al poder, también traicionero. Una Julieta, una Julieta postmoderna a la que no le apetece morirse de amor. Juana Ramírez de Asbaje: De quien Kyra reescribe, amorosamente, sus indecibles pecados y denuncia las indecibles injurias de que fue víctima. Las brujas: satanizadas, quemadas en leña verde por la ignorancia. Que se llevaron saberes centenarios sobre recetas curativas y pócimas que en sus cenizas quedaron. Juana la loca. Nuevamente el poder. El poder de declarar incapaz a una mujer para robarle el trono. Silvia Plath: (¿qué dirían, Sylvia, los diarios que quemó tu marido, después de tu suicidio?) En fin, no me queda mucho tiempo para elogiar este poemario bellísimo de Kyra Galván Un deseo frustrado por la eternidad.  Donde se congregan mitos, episodios históricos, literarios, de mujeres con nombres famosos y resonantes o de mujeres sin nombre, comunidades que viven en este universo femenino que persigue una justicia que no acaba de lograrse. Este ha sido, pues, un largo patriarcado y es hora de que concluya para bien de todos y todas. En algún momento, como cita la nota inicial de este libro, dejaremos de hablar sobre esto y viviremos en igualdad, en relaciones que se funden en el equilibrio y entonces contaremos historias que hablen sobre nuestras razones de ser en el mundo.