Tres Relámpagos de Ethel Krauze
Por Ethel Krauze
Agosto 2022
(Próxima nueva edición)
MENTIRA OPTIMISTA
Regina viene haciendo una encuesta entre sus conocidas, y ha sacado algunas conclusiones. Una, soporta a un hombre depresivo que no gana dinero. Otra, soporta a un borracho agresivo. Otra más, a un colérico mezquino que la culpa de sus frustraciones. ¿Por qué las mujeres no se quieren? Con tal de tener a un hombre al lado que ni si quiera las mantiene, las mujeres de hoy son capaces de tolerar cualquier cosa y hasta les dan el dinero que ellas ganan.
Eso de que la opresión femenina ha sido resultado de la dependencia económica es la gran mentira del feminismo. La dulce y buena mentira optimista que va haciéndose añicos conforme las nuevas mujeres vienen demostrando que la dependencia es muy otra y tan profunda que hay que comenzar a pensar de nuevo.
SANA Y FELIZ
¿Por qué amanece una de mal humor? Podrías decir que por el desperfecto de la regadera que impide el baño caliente. Porque hay que ir temprano a hacer cola para las placas del coche. Porque ha llovido como mierda y nos ves ni oyes nada sino truenos oscuros y charcos. Porque no se te ha quitado el insomnio. Porque debes entrar al infierno del tránsito en ires y venires de trabajo, mientras tu sueldo está amenazado por los cambios en la oficina. Porque te punza la cabeza. Porque tienes un millón de pendientes subrayados en la agenda que no podrás cumplir. Porque no te dio tiempo de comprar lo necesario ni de hacer la llamada urgente. Porque te duele el estómago con esas comidas callejeras. Fuera de eso, dirías que estás perfectamente sana y feliz.
PUNTOS SUSPENSIVOS
“Nos amamos porque dejamos de vernos varios días. Es un hecho contundente. Lo amo porque en varios días sólo espero que llegue el día para verlo. Él, igual. Si estuviéramos juntos siempre, comenzaríamos a ser insoportables el uno para el otro. Es lo más cierto que existe sobre el amor. Es lo más cierto que existe sobre la ineficiencia del matrimonio. El amor, para que se dé y perdure, necesita una fisura, una herida. Si no, se agota en su satisfacción; de ávido, pasa a ser ahíto; de afán, pasa a ser hartazgo. El amor necesita una equilibrada dosis de sufrimiento. No hay vuelta de hoja. Lo peor es que una no quiere ese sufrimiento…”
Después de los puntos suspensivos, Delia ha dejado súbitamente de escribir. Cierra su diario para siempre y con plena seguridad se dispone a buscar al hombre con el que vivirá todos los días.