Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Tres poemas inéditos de Mariapia Lamberti

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Por Mariapia Lamberti

16 Septiembre 2020

 

Karma

(En el Km. 65 de la carretera México-Cuernavaca, se encuentra una curva sumamente peligrosa de casi 360 grados. A lo lejos, como una nube, se vislumbra el pico nevado del Popocatépetl)

 

Brilla el volcán espectral

blanca de hielo la cumbre inaccesible

como ciudad amurallada, inexpugnable

en la distancia.

 

Con redes invisibles

atrae el alma en vórtices de paz

promesas lanzadas a través del espacio.

 

(bastaría acelerar un poco más

olvidarse de virar a la derecha

para salir de la trampa

y liberarse de las botas apretadas)

 

Espejismo engañoso.

Nomás doblas la esquina del tiempo

y al acecho te espera el dios implacable

que no concede descanso

y no admite el olvido.

 

Y al acecho te espera el implacable

Dios, que no concede descanso.

 

 

 

La Montaña

 

Bienaventurados aquellos que no se han dado cuenta de nada

 

que han cruzado la vida dejándose arrastrar por la corriente

 

sin intentar siquiera dirigir su propio barco

 

Bienaventurados aquellos que no se han preguntado nunca por qué

 

y han aceptado el tiempo sin detenerse a pensar

 

se han hecho viejos sin mirarse al espejo y horrorizarse de rabia

 

han permanecido siempre en la serena mansión del Acaso

 

sin debatirse en el esfuerzo inútil de construirse solos su prisión

 

no han clavado nunca los dientes y las uñas en su espíritu en el furor de las gracias no alcanzadas

 

Y sin embargo lo han vivido todo

 

la ambición el rencor el tedio

 

hasta fueron capaces de probar dolor

 

y derramar unas lágrimas sobre las ruinas de sus castillos de arena

 

Pero nunca se han preguntado por qué

 

y no han emprendido nunca la vana batalla contra el Ángel

 

ni han demostrado tercas y culpables intenciones de ser solamente sí mismos

 

Bienaventurados porque de ellos es la última paz

 

de ellos la verdadera muerte sin retorno.

 

Perdono a tutti e a tutti

                                                                       chiedo perdono. Non fate troppi pettegolezzi.

                                                                                                                         Va bene cosí?

                                                                                                           (Cesare Pavese, 1950)

 

Morir así

 

Morir -si de morir se trata-

me gustaría morir así.

En un día cualquiera, con la vida

llena de actividades y proyectos.

Sin angustia, sin prisa,

sin motivos y sin remordimientos.

No malgastar mi tiempo en despedidas,

ni en conteos engorrosos

de los haber y los debe del rencor.

Decidir un gesto breve,

como apagar la luz, cerrar un libro.

No cuestionar el tiempo ni la nada.

Cerrar, sin más, las cuentas del mañana.