Tres poemas del libro “Reloj de viento”
Autor: Ricardo Stern
Septiembre 2022
ALMOHADA
Llena de ilusiones, perfecta para hacernos sucumbir
o para recaer en ella cuando sucumbimos.
Blanda, absorbente como un secreto, sugerente, persuasiva.
(¿Qué es una pesadilla? ¿No es el irse alejando de uno mismo?)
Contorno familiar al despertar de ese gran delirio,
pretende amortiguar el desgraciado horror de la mañana.
Y al final, la sola posesión que un cráneo afortunado ha de tener será una almohada. Contorno familiar, sirena vestida de tela, amuleto que a veces debería estar prohibido, y a veces recetado para curar. Compañera paradójica, cómplice y símbolo de nuestra revestida soledad, llena de ilusiones y de curas caseras, remedios casi inesperados, cómodos, persuasivos como un pequeño cielo.
Llena de mordidas nuevas y antiguas, empapada de tormentos, es la única que verdaderamente conoce el secreto de mi cara desfigurada.
JUEGO DE PALABRAS
Cuando sea una brisa retraída y misántropa,
madre, ¿qué pensarás de mí?
Si el que juega con cuchillos se corta,
el que juega con palabras se hace brisa.
¿Cada cuánto florece el azul
en las flores del fondo del mar?
¿Un objeto de belleza es una dicha
para siempre?
No hay camino que te lleve,
ni hay camino que no te lleve.
Espantará ver cosas que se hicieron dentro de nosotros.
Los mejores cuentos
duran el tiempo que un niño tarda
en dormirse con ellos,
y la poesía se hace con las manos.
Quizá, algún día, el desierto nos devolverá
todo el sonido que se ha tragado.
Pero, madre, ¿me regañarás cuando sea yo una luna
o una polvareda de la noche?
DE PRONTO LLUEVE
Del amor, que fue en ensueños juveniles
enramada, cojines bordados, cortinas, licor de la fruta romántica;
queda una mojada calavera,
un beso recogido en los apuntes del copista,
el síndrome de fatiga crónica
y alguna ilusión, claro, de curarse los huesos rotos
pintándoles flores con óleos, secretos y rachas.
Pero no todo es siniestro o tenebroso. De pronto llueve
y son verdes los péndulos y los follajes.
Atesora el tiempo: es mentira que corre resuelto a desgarrarnos
en su huida, es mentira que sea un veneno, una lápida.
Amontónalo como días de campo, como besos o mares,
ponlo en tu pecho y verás que te escucha y contesta.
Verás que conoce todo lo que has dicho y pensado, los cuartos
donde has vivido y tus divagaciones.
No tienes mucho más: quizá un poemario, unos cuadros, tu cama.
Ciertas cosas: salud y vida, te huyen.
Pero del amor, ¡ah!, te queda el tiempo, las marcas, los mundos.
Ricardo Stern, Ciudad de México, 1976. Poeta, dramaturgo, narrador y ensayista. Estudió piano, literatura dramática y arquitectura del paisaje. Es autor de Aquí no se sirve café (novela, Sediento, 2012) y La razón ardiente (ensayo, Galma, 2015), entre otros veintiún libros. Actualmente, trabaja en docencia, consultoría política e investigación, así como co-conductor del podcast El Desprecio de la Historia.