Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Tres poemas de Ulises Paniagua

Autor Ulises Paniagua

 

Lo que le gusta a Poema

 

A poema no le gusta el ruido

Piensa en la ciudad como un octópodo escandaloso

Escapa, cuando puede, a visitar el bosque

un estanque, cualquier cosa que le muestre el silencio

 

A poema

le gusta andar una ciudad con ojos

Contempla, con las pupilas aguzadas

los signos, las huellas de lo vivo

lo pretérito, los presagios del porvenir

 

A poema le gusta recorrer los olores, las luces

Le gusta sentarse en un café que dé a la plaza

para contemplar un trozo de mundo

 

Las cosas

muchas cosas

 

Hace figuras con las servilletas

 

A poema le gusta reflexionar, antes que seguir corriendo

 

Cavila sobre la pobreza y la injusticia

Se pregunta por aquello que nos hace libres

 

Poema investiga la vida de los insectos

ausculta los hoyos negros

el secreto de una sinfonía

la estética del clítoris y la rosa

un relámpago en un campo de trigo

 

A poema le gusta indagar qué es un poema

Por eso, desayuna ontología

epistemología

metafísica

Es un filósofo incipiente

 

Poema no busca cambiar el mundo

No sabe cómo

(y sin embargo, lo hace)

 

Poema es un desprendido

Los poetas suelen ser egoístas, huraños

– es indiscutible-

pero Poema se desvive a sus espaldas

generoso

en la búsqueda del conocimiento sensible

 

Después de pagar la cuenta

Poema deambula,

neonómda

sin rumbo

 

Disfruta el aire

del paisaje que construye sonido

de la belleza de las jacarandas

el bullicio de los lugares

y algunos nombres

que rescatará de la omisión y la ignominia

 

Luego, Poema

regresa a casa

a despeinarse y escribir

a escribir y despeinarse

para entonces vaciar la semilla de sus ojos

de su lengua

de las yemas de sus dedos

en una página en blanco

 

Y al otro día habrá de salir

de cuenta nueva

por un paseo, una prórroga, un café

un asomo de misterio cotidiano

 

A poema no le gusta el ruido

Piensa en la ciudad como en un animal octópodo.

 

 

 

Declaración de bienes

 

Esta casa es hermosa, pero no es mía

Es de mis padres, será seguro de mis sobrinos,

de los hijos de mis sobrinos, de los hijos de los hijos de mis sobrinos

o de un pato, un duende, un oso que alcance a cubrir la renta.

 

Estos versos pueden ser interesantes, pero no son míos

Son de quien murmura, entre dientes, sus alegrías de sal,

sus nostalgias tabaco. Tal vez sean,

sí, de los hijos de mis nietos, o de los hijos de los hijos de mis nietos.

 

Este libro no es un libro. Es un testamento, un mamotreto

una queja sin fecha ni nombre, una charla entre amigos

o una charla con los nietos de los nietos de mis amigos

quienes habrán de leerlo en futuras mañanas sin gloria

entre violentas tormentas de tiempo, como gatos boca arriba

o peces congelados

 

Esta casa es hermosa, pero no es mía

Estos versos pueden interesarte, pero no son míos

Lo digo yo, que espero sí ser yo

Lo dicen el pato, el duende, los nietos, el oso.

 

 

 

El lugar del que vengo

 

Vengo de una cultura sísmica

He visto el desplome de edificios

ilusiones, mentiras o gobiernos

 

Los he visto con la misma serenidad

con la que ahora fumo

 

¿Por qué debería temer al hambre, al desamor,

al profano desprecio?

 

Vengo de un lugar donde uno

se sobresalta con cualquier movimiento

Desde luego

nos movemos cada segundo

 

Uno cae y se levanta de algún modo

de cualquier modo

aparece entre las ruinas como un gato famélico

Aprende a fingir estabilidad

 

Luego los días reaparecen, discretos

 

¿Por qué habrían de estremecerme

tu misterio, los mensajes que no recibes

las llamadas muertas

el silencio en el que me has sepultado?

 

¿Por qué habría de angustiarme

la parálisis ante el futuro

mis venas podridas

la indiferencia de los seres queridos

las malas, las desleales amistades?

 

Y la soledad, la persistente soledad

 

Uno cae, se sacude la tierra entre los dientes

se levanta y camina, renco

Uno se vuelve Lázaro y Jesucristo

Se vuelve también el ángel que se desplomó de un reino

 

Hasta que un día no

Uno ya no se pone en pie

Se queda absorto

ante su cadáver bajo los escombros

 

La fecha de ese día, por fortuna

se desconoce

Sólo así se finge la prosaica comedia de la vida

este fingir que fingimos estar vivos

 

Así que hoy tomo aire

Me des-caigo cadáver

No se pierde nada cuando nada se tiene

Me incorporo, sobrevivo

 

Así es aquí, desde hace siglos:

uno se derriba, se reconstruye

Se hace polvo o se hace piedra

Se hace piedra o se hace polvo

Y se acostumbra

Se acostumbra

Ya lo ves

lo dije:

vengo de una cultura sísmica.

 

 

Ulises Paniagua (México, 1976)

Narrador, poeta y dramaturgo. Ganador del Concurso Internacional de Cuento de la Fundación Gabriel García Márquez, en Colombia (2019). Fue entrevistado por Silvia Lemus, en el año 2020, en el programa “Tratos y retratos” de Canal 22. Incluido en la antología internacional de carácter bilingüe “Puente y Precipicio”, publicada en Rusia, dentro de la celebración de la Bienal de Poesía de Moscú, bajo la selección de Natalia Azarova y Dmitriy Kuzmin (2019). Es autor de dos novelas, siete libros de cuentos y cuatro poemarios. Ha sido divulgado en antologías, revistas y diarios nacionales e internacionales, incluyendo Nocturnario, El búho, Círculo de poesía, Nexos, Siempre!, Blanco Móvil, Punto en línea, El Sol de México, Ígitur, Letralia, Nueva York Poetry, Altazor, Algarabía y Jus. Es publicado de forma habitual en Revista Anestesia, a través de su columna “Los textos del náufrago”. Es también editor de contenidos, en dicha revista. Es parte del catálogo de autores del INBAL. También es director del Festival Universitario de Literatura y Arte, Creador y director del Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía (respaldado por el Fondo de Cultura Económica), y coordinador de publicaciones de la revista Blanco Móvil, en su sección de narrativa. Publicado en la Academia Uruguaya de Letras, en España, Italia, Perú y Venezuela, su obra ha sido traducida al inglés, ruso, griego, serbio, checo e italiano.