Sonetos de Octavio London
Autor: Octavio London
Marzo 2022
Nadie
En la teatralidad del entresueño
donde zozobran cosas imposibles
tus formas míticamente inasibles
estremecen las rutas de mi sueño.
Caen como monedas a la inconsciencia
profunda en la tiniebla al mar de olvido,
me hieren en el sueño que he dormido
los hilos narrativos de tu ausencia.
Como un dios que por mares me persigue
así vuelves errando mis instantes,
eres ansia de mis lunas distantes
que del sueño a mis vigilias prosigue.
Me despierto y está Circe a mi lado.
Una isla sin nombre es mi pasado.
Poema al “Sol ardiente de junio, 1895”
A lo lejos una débil montaña,
un inaudible mar que la sostiene,
tu onírico candor el sol retiene
durmiente en tu esplendor con que te baña.
Sueñas no en el amor ni en sus confines,
sino en el trazo quedo que no toca
el color fabulado de tu boca
que junio no pintó en los jardines.
Tú no eres la agonista de este arte,
es Leighton a quien sueñas desde el lienzo
quien da forma al pudor para endiosarte
en el sueño sin fin y sin comienzo.
Aguardo en tu letargo sin ser dueño
de la forma curiosa de tu sueño.
Poema al primer movimiento del
“Claro de luna quasi una fantasía”
Engendro este soneto en mi inconsciencia
postrado en esta cama hacia mi muerte.
Su cauce cesará mi sangre inerte,
mis rimas cesarán con mi existencia.
¿Qué silábica costumbre me guía
al negro despertar hacia ese mundo?
Como un cautivo y ciego Segismundo
canto con estos versos mi elegía.
Mañana seguirá la luna en horas
ajenas a mi pulso y mi estribillo,
mañana cantará nocturno el grillo
ignoto entre las santas veladoras.
¿Qué dios me diera a cambio de esta suerte
sentir tu mano queda hacia mi muerte?
A Nadie
La tela es recipiente del olvido
que nubla el desgastado firmamento,
¿Qué dios más grande que los dioses siento
en mi nostalgia y mi inquietud erguido?
El mar donde te espero te ha alejado
por sendas de tu espada y tu bravura
dejándome incansable mi amargura,
atándome al fervor de tu pasado.
¿En qué mares, oh rey, surcando vagas
nocturnamente nuestro desencuentro,
en qué olvido temerario naufragas
oscuro tu navío mar adentro?
Tejo y destejo la infinita tela,
en vano una esperanza me consuela.
Octavio London. (José Octavio López)
Es un poeta de obra modesta. Estudió en la UNAM, aunque siempre se ha considerado una especie de Wakefield de la carrera de letras. Sus poemas son una constante búsqueda de estilo a través del influjo de la antigüedad, principalmente en la confección de sonetos. Considera que un soneto es de más sencilla ejecución si se compara con el verso libre, ya que el soneto establece una suerte de andamios donde el poeta puede asirse y, por lo tanto, corre un menor peligro de caer; en cambio en el verso libre el poeta viaja por su cuenta en una superficie resbaladiza. Es, ante todo, un lector de poesía. Ha contraído el hábito de leer la existencia como si fuese un poema único. Para los lectores rutinarios de versos será fácil indagar sus influencias, aunque podemos anticipar algunas; como a Lugones, los dos Machado, Pellicer, Velarde, Almafuerte, casi todos los románticos ingleses empezando por el precursor W. Blake, etcétera; sin embargo considera que está muy lejos de poder honrar esas influencias.