Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Sombras de Ana y Ministerio de ambiente por Melina Sánchez

Autora: Melina Sánchez

Septiembre 2022

 

Sombras de Ana

 

Una paloma terminó entrando por la ventana

Y ya no puede salir

De este laberinto

Si es un espíritu

Hay muchos muertos

En esta fábrica

Así, igualitos a ella

Vestidxs de blanco y gris

Finalmente una paloma entró por el ventanal

Pero de reojo creí haber visto

Sombras suyas

Un rulo se me coló en la retina del ojo derecho y no pude sacármelos de la memoria ni de la perturbación

La sombra se desdibuja finalmente cuando termina el pasillo

No alcanzo a ver

Intento pensar en otra cosa

Pienso en las palomas

Que morirán

De gris

Y tristes

Como nosotras

Está mojada la paloma que entró por la ventana

Tengo ganas de abrazarla

Espero sentada el turno de habla

Estos pasillos se hicieron finalmente para ello

Para examinarnos

Para esperar al examen

Y después

Finalmente

Todxs seremos palomas

Intentando huir de la fábrica

Pintadas de tristes grises y blancos

**

Una nariz puntuda

Se asoma bajo esos rulos

Vuelve a pasar por al lado

Finalmente

Alguien que no es

Con un piloto azul

Y zapatos de vestir acordonados

Y un pantalón de vestir

No usa zapatos de ese estilo

Es más pequeña

Un suspiro me libra de un posible nuevo recuerdo

Hace un rato había visto a esa chica escaleras abajo, me pregunto cómo habrá subido tan rápido estos tres pisos

Me pregunto si Ana no vino hoy

Si puedo, quizás encontrar un indicio suyo en la cartelera de aulas de examen

Qué tendría que hacer para hallar-la

Fijarme en el turno de examen de alguna extraña materia de arqueología, ¿pero cuál?

***

Minutos antes

Mando un mail desde el ciber de enfrente

Veo

No sé qué veo

Veo a otrx alguien

Distinto, pero igual

No se viste así

Quisiera salir corriendo detrás de la sombra

Tarea: redactar carta de descargo sobre nota arbitraria

Se escucha cumbia Santafesina de fondo

Esas letras parecen traídas de otra escena a este espacio

Parece que el amor deja a su paso muchxs mártires en esas letras

Otros rulos caminan debajo de un paraguas que no se parece al suyo, pero no lo sé, pasó tanto, tantas sombras, ya ni me acuerdo.

 

 

Me asusta que los pobres vayamos a decir a la tele

lo que quieren los ricos

Me asusta que nuestra poesía

vaya a decir ahora que el mundo está bien así como está

y que les agradecemos por dejarnos ser parte

no tanto del mundo

como sí de sus concursos de poesía

Me asusta pensar

que les contente a algunos de nosotros

esa extraña virtud de que nos dotan

la de autoamputarnos

por un premio para ir a confirmarles

poéticamente hablando

que somos iguales a ellos y lo juramos

que vamos también a la peluquería y a la iglesia

y tenemos la misma historia

y la contamos

exactamente con el mismo relato…

En realidad no sé si me preocupan los pobres

lo que me preocupa es mi pueblo y cómo le están robando

¿ya vieron el fuego que metieron donde comienza la selva?

Mi tierra materna

El agua dulce

nos pueden falsificar cuanto quieran,

no es esa mi historia,

tengo al teléfono a mi gente resistiendo a los incendios, no está en llamas, habla en dulce correntino[1], como musiquita para los oídos, con baldes de agua calma intenta apagar el fuego y llora a los árboles muertos,

esa es nuestra historia,

la del principio del mundo,

la mitológica:

“Hubo un tiempo,

en verano,

donde las gentes eran felices,

pero tres o cuatro malvados,

añá[2],

querían acabar con la vida,

y lo que costó nacer siglos

se moría en segundos,

en el principio del mundo, hasta los más aguerridos lloraron,

esperaban a las dotaciones de bomberos,

en el principio del mundo, se hace fácil estar aislado

cuando vivís en el paraíso puede haber otro que lo desee

y no hay buena señal de internet

…Estaban las llamas del Ministerio de ambiente comiéndose a los árboles y los campesinos lloraban pero combatían la muerte con un baldecito de agua como si hubieran visto a Lucifer.

No hay ninguna otra historia.”

Y no quiero, para nada, amputarme ninguna parte de lo que les resulta monstruoso de mí porque no les gusta cuando digo quién soy.

A mí me parecen monstruosas las llamas que matan a los árboles de la tierra de mi gente.

(Sobre los concursos literarios donde “nos incluyen-excluyen” y los incendios en el tercer acuífero de agua dulce del mundo.)

[1] Correntino: de Corrientes, provincia del litoral argentino.

[2] Aña: malo, en lengua guaraní

 

 

 

Melina Sánchez

Docente y comunicadora indígena. Militante de pueblos originarios desde cuando decir eso en Buenos Aires causaba risa entre los que oían.

Hija de una familia migrante del litoral argentino. Nací, crecí y vivo en el conurbano bonaerense. Estudio Letras en la Universidad de Buenos Aires. Docente de lengua y literatura en escuelas secundarias del Gran Buenos Aires.

Leo y difundo literaturas indígenas. Escribo sobre todo cuando algo me causa indignación, y también para dejar registro de nuestra mirada en la urbanidad y en el mundo actual.