Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Retablo. Ayacucho, dónde el Sendero se bifurca entre lo luminoso y lo oscuro.

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Por Roberto Cardenas

16 Agosto 2020

Ayacucho, también conocida como Huamanga, es una histórica ciudad del Perú que se ubica en la vertiente oriental de los andes. Tierra enigmática donde el fervor católico es profundo, abismal, así como infinitos son los miedos e improntas conservadoras de sus nativos, en su mayoría hablantes de la lengua quechua. La “Semana Santa” se convierte por ello, en un fenómeno pintoresco, lleno de rituales que se observan vivos por las angostas y míseras calles, de una ciudad que aún respira el terror que invadió esta tierra de la mano de “Sendero Luminoso”, el grupo del Camarada Gonzalo (Abimael Guzmán), que tenía su espacio operativo más agresivo en esta tierra. Era tal la presencia de este grupo, en su momento más oscuro (los años ochenta del siglo pasado), que a esta región se le llamó: El “rincón de los muertos”. Con el paso del tiempo, y ya con Abimael Guzmán en la cárcel como trofeo de Alberto Fujimori, los “terrucos”, se esparcieron por los andes, por los ríos del olvido; y Ayacucho pudo restablecer su tranquilidad, siempre bajo la sombra de un pasado no muy lejano, donde la muerte, la sangre y el miedo, eran los elementos que integraban el ambiente de esta religiosa tierra. Si gustan conocer, por medio de la literatura, un poco de ese Ayacucho de los años sangrientos ochenta , les recomiendo “Abril Rojo”, de Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), escritor peruano quien, con una novela entretenida, recrea asesinatos y espionaje en los tiempos de la “Semana Santa” ayacuchana.

Ante este escenario antes mencionado, se nos presenta “Retablo”, película del director peruano Álvaro Delgado-Aparicio, estrenada en el festival de Cine de Lima en el año 2019 (cinta que fue coproducida por Alemania y Noruega). Es importante resaltar de “Retablo”, que guarda la particularidad de estar escrita y actuada enteramente en quechua. La película fue nominada a Mejor Película Iberoamericana en los premios Ariel de la Academia Cinematográfica de México; y cuenta con las actuaciones de Magaly Solier (La teta asustada, Perú, 2009), como la Madre de familia (Anatolia); de Junior Béjar Roca como Segundo Paúcar, (el aprendiz); y de Amiel Cayo (El padre, maestro en el arte del Retablo).

La historia es sencilla, pero muestra un gran mensaje; pues bien podría ser una fábula que emana de los ambientes siniestros, allí donde los paisajes coloridos y las tradiciones construyen con magia una puesta en escena llena de mensajes cifrados entre el pasado marcado por el terror de “Sendero Luminoso”, y el anacrónico poder de la tradición que consume a la población, y dicta el comportamiento comunitario. Se trata del Perú profundo que, sin embargo, bien podría ser cualquier poblado latinoamericano.

La historia se va desarrollando con ritmo, por momentos poéticos, entre el sonido centenario del quechua y el colorido sincrético del arte del retablo. La relación del hijo con el padre; en este caso como maestro y aprendiz, se desgarra por un suceso oscuro, y es la raíz de un viaje sin retorno, entre la diáspora solitaria de la madurez inexorable (que se retuerce en su sendero por la herencia conservadora), y la marca del dolor ancestral que aún escribe los destinos en esos territorios de desolación e ignorancia latente.

Con un polémico final, como lo son las decisiones que se toman entre la luz y la sombra que habitan los caminos de una sociedad perdida en un pasado que aún no alcanza los avances de un mundo que se conecta con lo imaginario y lo engañoso, la decisión final de los protagonistas resuta otro modo de terrorismo, aquél que buscamos y vivimos admirados, ese artificio que apantalla, pero que no brinda una respuesta verdadera a lo que necesitamos.

“Retablo” es una película muy recomendable, que habla acerca de cómo el terrorismo no se crea ni se destruye, sólo lo transformamos para seguir igual, detenidos dentro del irreflexivo pánico de no querer reconoceros como lo que somos: seres complejos, seres humanos al fin.

 

Roberto Cárdenas Cachoa. Ciudad de México. Lector, Cinéfilo, Escritor, Orgulloso de sus lecturas y enfocado en perfeccionar su escritura. Ahora radica en San Juan del Río, Querétaro. Ha sido Director Editorial de la Revista Postal 57, Revista Garganta y publica en Bitácora Querétaro y en El Informante. Participa en la Antología de cuento fantástico “Los Insomnios”.