Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Poesía Vertical 2020

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Por Samuel Ronzón

16 Junio 2020

1

Conozco a un joven

que no empezó

con buen pie su carrera.

(Le latía un hongo seco

en el lugar del corazón).

Antes de escribir puntos

y líneas de amor,

olvidó remontarse al origen

y a la primera culpa.

De confrontarlas con la belleza,

nace la sensibilidad

que da fuerza a la palabra.

Según los mayores,

nuestros contemporáneos:

aprender a ser poeta

es desaprender a vivir.

2

¿Lo ven? Esta es Flor,

una buena sirvienta.

Con ella fui un gato

que giraba en el deseo.

Antes de servirme

el desayuno,

su blusa era una rosa

abierta al frío

de mis manos;

y cuántas palabras

de amor silencioso

para no ser sorprendidos.

La flor se fue,

pero siento su mirada

cuando suena el teléfono

y no responde nadie.

3

En todo poema sucede

lo que ha de suceder,

cuando sucede la mudanza

de lo literal a lo figurado.

Por ejemplo: este no sería

un poema mío,

si no habitara en él

un pájaro con alas grandes.

De lo contrario

se trataría de un pedazo

de papel arrugado.

Es fácil olvidarse

para qué escribes.

Yo busco escribir

de la cara ahogada

que nos observa.

4

Seguro que el calor

es una lengua obscena,

José Carlos, cuando

regresan los últimos

pájaros, mientras

la realidad desviste

y en la memoria

encuentro los cuerpos,

cuyo tacto me hacía

estar más vivo.

Debí haber

escuchado

todo el tiempo

ese rumor de remos,

para no escribir

verdades a medias.

5

A nadie sorprende

la rosa homosexual

que nace de la nada;

y diluye la silueta

del verso que arde

en mi mano.

Eras el que dejaba

el corazón en la estufa,

con el bramido

delgado de los trenes.

Camisa abierta:

planteamiento.

Manos inquietas:

nudo.

Desenlace:

camisa cerrada.

6

Siento mi cuerpo

atravesado

por la mañana;

y todavía ignoro

si tienes nombre.

Tu silencio

hierve en días

de sed,

no por lejano

sino por ardiente.

Contigo la lumbre

sube y baja

su cuenta regresiva.

A veces, pedazos

de labios se juntan

para amarse.

7

Los espejos borgianos

de espuma

son los mendigos

más pacientes:

callan lo mejor

para después.

Su huraño silencio

enseña a ponerle

un marcapaso

a la melancolía.

Deshacerse de ellos

no es fácil.

Reabren las heridas

que sueñan y sueñan,

mientras la ropa

va cayendo al suelo.

*inédito