Poemas de José Manuel Vacah
Autor Josè Manuel Vacah
Julio 2022
El encuentro
Todo ha muerto tranquilamente.
No hay certezas, nada hay,
cómo podría saber que no hay dudas,
acércate,
aquí está el rastro del amor más firme,
los signos y las advertencias,
por eso acércate muchacha,
aquí está mi ternura y cada quién en su sitio.
Depende de ti saber qué momento es éste,
de mí dudar.
Está bien que haya un instante preciso,
no te arrepientas.
Qué dirás de mí si llego tarde…
No mires atrás,
doblaré en la primera esquina,
entre animales nocturnos
podré caminar hasta perderme.
Aunque a la distancia sean recuerdos
estos tatuajes, todos son palabras y música,
y esto que llevo bajo la chamarra es un libro,
no desconfíes.
El último pájaro ha pasado.
Cómo podría yo saber que abriste la jaula
o que la cerraste,
puede ser…
Pasaste tú y detuviste el tránsito de las bestias.
Lustré mis zapatos con saliva de la mañana,
planché mi camisa,
me froté poemas en el pelo,
recorté mi barba.
Si me pongo bajo la luz,
mírame,
mi pelaje es gris y suave.
Islote bajo las sombras,
mírame solitario,
yo soy un perro manso,
y aquí hay militares haciendo rondas,
peces de dientes puntiagudos
ratas que devoran ratas,
lobos,
serpientes sigilosas,
y no te voy a morder esta noche.
Vals nocturno
Bebo de este amor, y vuelvo a empezar
como si nunca la hubiera besado.
Este vals a la orilla de la tarde herida
que moja su cola en el río de los autos…
La tomo de la mano, bailaré con ella,
mientras los edificios sigan siendo el piano
enloquecido de alcohol y de ternura,
enloquecida ciudad de amantes y asesinos.
Este vals que tomo entre mis manos
se convierte en pájaros, ay, cómo vuelan;
guardaré esos trinos para ti, le digo al oído,
toma este vals de dulces plumas
que desaparecen en las guirnaldas negras de las nubes.
Toma este vals, le digo, mientras la noche nace sobre nosotros.
Este vals, dice ella, me recuerda viejas canciones
que ponía mi padre durante las fiestas.
Pero yo la quiero, y bailaré con ella
por melancólicos pasillos y oscuras sendas.
La beso sobre las sombras, en los libros muertos
y en la locura de los perros ladrando a las estrellas.
Este vals, este vals, este vals
que pinta de azul el lomo de las ratas,
pinta de blanco el pecho de los ladrones;
mientras la beso en nuestra cama hecha de luna
en cada esquina un fragmento de nuestro amor
sin que nadie se dé cuenta.
En cada esquina está ella y estoy yo,
locos al sentir que todo está en armonía,
ay, el mundo a cada paso nuestro,
el amor a cada paso cortando de la noche las espigas,
a cada paso reventando los sepulcros de la acera,
sanando las heridas de las calles rotas.