Por José Luis Bernal
Junio 2021
el calor sudoroso,
las mujeres vestidas ligero,
sus feromonas y sus risas,
-cristales atrevidos.-
Esto es Primavera.
El vocerío infantil,
igual al de otros niños de ayer,
y el privilegio táctil
de oír organilleros
que musitan romances:
esto es Coyoacán.
Coyoacán: Primavera
pintada de casonas…
Diosa que ama todo goce
(y capta premoniciones…)
No quisiéremos te fueras,
Primavera.
No soportaríamos
la vida sin la música
que nos regalan tus organilleros.
Tu fragante estación, tus sabores,
tu bullir de promesas y consuelo,
son el mejor regalo que el cielo
nos pueda dar, a nosotros,
a quienes otro amor
ya no queda
más que el amor
de las esencias;
y el súbito temor,
en horas vespertinas,
a una parvada
de mariposas negras.
—-fin—