Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Para salir de la Caverna

Autora: Rocío García Rey

Marzo 2023

 

Estudiar a un escritor, siempre implica observar la época en la que éste desarrolló su obra. No porque sus escritos sean un retrato histórico de lo vivido. Creer esto sería tener una visión reduccionista de lo que implica el arte de la escritura.  La importancia de no obliterar la parte epocal de un autor se debe a que, de acuerdo con Beatriz Sarlo y Carlos Altamirano, todo autor está atravesado por el tiempo que le tocó vivir.

En el caso de Elena Garro (1916- 1998) la autora que nos convoca en este escrito, podemos decir que el tiempo que vive es visualizado por ella, más allá de los relojes oficiales, más allá del tiempo por el que la mayoría de la gente se rige. Elena Garro, no en pocas ocasiones planteó en sus obras la posibilidad de un cruce de tiempos, el ejemplo más evidente de esta percepción, se observa nítidamente en el cuento “La culpa es de los tlaxcaltecas”. Lo mismo sucede en la obra de teatro “Un hogar sólido” y en “Los pilares de Doña Blanca”, por mencionar sólo algunos textos.

El tiempo real desaparece para dar lugar a la posibilidad, en “Un hogar sólido” de que la muerte permita que los personajes que han vivido en diferentes épocas se encuentren y convivan una vez muertos. Este tratamiento no lineal y fantástico no sólo de la obra mencionada, sino de muchos escritos más, ha sido entendido por varios estudiosos/as como uno de los inicios de una veta del “realismo mágico”, cuando lo importante es considerar que Garro no estaba afiliada a escuelas literarias. En la autora prevaleció, ante todo, la libertad de la creación, que lo mismo le permitió incursionar en el género cuentístico, novelístico, incluso periodístico.

Los temas trabajados por Garro, aunque en ocasiones roza la desigualdad social, pensemos en el cuento “El anillo”, no hay nunca un tratamiento panfletario, al contrario, el tratamiento es altamente estético y simbólico. Tal característica, me parece, hace que el trabajo de Garro no siempre sea accesible para los lectores que no cuentan con una práctica de lectura de textos literarios. Aunque esta circunstancia puede revertirse a través de actividades de divulgación o talleres literarios, también hay que reconocer que no son poco los/as estudiosos/as que han hecho de la obra de Garro un tema de nicho, un tema que en ocasiones raya en lo elitista.

La situación arriba expuesta causa que Elena Garro sea reducida a un personaje vinculado a la anécdota, no a la creación literaria. Esto impide que los lectores cautivos estén despojados de la posibilidad de acercarse, por ejemplo, a Los recuerdos del Porvenir, novela que, por cierto, ganó uno de los Premios literarios de más envergadura en México: el Premio Xavier Villurrutia.

Es urgente que las obras de Elena Garro, por su carácter altamente estético y de ruptura, sean reeditadas, y, sobre todo, divulgadas fuera de la anécdota barata en la que la han encerrado.

He mencionado un carácter de ruptura, en efecto, Garro desfiló con sus letras en la acera de la disidencia, pero no piense el lector que me refiero a la disidencia política, sino a la libertad que en sus textos existió para romper el statu quo, a través de un personaje emblemático como el emblemático personaje Lola y jugar con la historia “oficial” y la ficción.

Es necesario emprender nuevos caminos para que el trabajo de Elena Garro deje de ser reducido a una cintilla aludiendo a sus elecciones “amorosas” de vida.

            Es importante, en este sentido, desempolvar el nombre del periodista Carlos Landeros, quien, al contrario de los estudios elitistas, dio a conocer mediante sus entrevistas hechas a Garro, el ideario estético y de vida de una autora (que por cierto prologó la novela El Desamor, del mismo Maestro Landeros).

            Es tiempo de elegir autores que nos ayuden salir de esa especie de Caverna de Platón en la que vivimos, una de esas autoras sin duda es Elena Garro.