Pamela González Osorio / Festival de Poesía por el Agua
Nómada
Gente que se mueve mucho, son un problema potencial (…)
Toda dictadura, también la vuestra de derechas,
sueña con amontonar gente en un grupo ordenado, eso es todo
Markéta Pilátová, Mis ojos te llevarán a casa
Camino, a la usanza del agua
Las piedras bajo mis plantas
son una forma más de expresión
platico con las huellas de fantasmas
Si pregunto es porque busco humedades
que potencien mi asombro
el desequilibrio de las verdades
Vagabundeo por intuición de no hacer
y emular el trote del río
Mi casa son las pupilas oblicuas de los felinos
paseándose entre mis costillas
ronroneando cuando tengo amantes
Mi refugio es la lluvia suave que cae
sobre las manos de mi madre cuando está contenta
una gota resbala por su índice
la tomo con el meñique izquierdo
e inicio a escribir sobre una ventana
para que el agua cambie de color
deseo
nocturno
animal
sobre mis labios deposito el rastro acuoso
así incubo mi bífida lengua
que presiente la cercanía
de rosales silvestres
Líquenes de aguaviva
Hay algo oscuro que podemos amar en cada ser
así estoy aprendiendo a luchar junto a ti
En lo cotidiano, te ocupas de lo minúsculo
del polvo estelar que se acumula en tu mano izquierda
de la mariposa que busca refugio en tu reloj
y detiene el tiempo las costumbres el orden
el polen de sus patas se eleva hacia tus ojos
y engendra un sueño
Como un ciego buscas la grieta de mi cuerpo
descubres el vórtice que se forma entre mis piernas
te recuerda al vacío primordial
que sientes en el pecho ante un abismo
también la emoción ante lo nuevo
la piel en blanco antes de rasgarle un verso con la lengua
el germen que nos deja abiertos a las alternativas
con pétalos rojizos manando en un nacimiento inverso
cuyo producto es el amor
(Aguaviva entre las manos lava las heridas del cuerpo colectivo)
Unidos en conjunción
como los astros en el eclipse
yo soy tú, tú eres yo
estamos dispuestos a renunciar a lo individual
al imperativo de ser sólo para sí mismo y destruir a otros
En vez de quedar aromados del humo de los caídos
brotarán campos de avena entre nuestras pieles
y semillas de manzana serán las lágrimas del sol
Cuando despierte en la visión compasiva del caos
temblando dentro de todas las siluetas
reafirmando así su conexión con lo múltiple
micelio es mi cielo terrestre
Hilos algodonosos que van tejiendo
entre sí, el camino hacia abajo
haciendo surcos en el lodo
Liberamos esporas que nutren el ansia
verde de crecer sobre la piedra
como líquenes sobre la montaña
Al amparo de la noche eternizada en tu cabello
volvemos zurdo hasta al más diestro
Aguaje (Soltar es amar)
Soltar es dejar que un deseo se hunda
como moneda de oro en el agua de la fuente
que distorsione al ojo que pide mirarnos
esa superficie donde el mundo quiere verse
y desde el limo de la piedra fresca
con la luz toda recogida en ese objeto brillante
que guiña, refulge, centellea antes de apagarse
Soltar es hurgarse los bolsillos
extraer las piedras del lobo apilarlas una a una en la orilla
inhalar y saltar al río
Soltar es saberse agua oscura
para saborearse a cuatro manos
la maldad y la ternura en un abrazo
Soltar la barca
es quemar las ciudades en la memoria
y abandonarse a la canción de la desnudez
escuchada antes que vista
Soltar es tomar la rama del árbol sobre el arroyo
aflojar la cuerda antes de que apriete el cuello
y balancearse las horas
Soltar es dejar caer en el estanque
las migajas que guardé en el puño
para volver a la casa donde nadie me espera
y hacer las maletas
Esto no es una pipa (Ceci n’est pas une pipe)
El metal arrastra por las calles el líquido
escasez embotellada
porque el agua pública es un charco lodoso en un bache
agua ennegrecida de la industria
pozo contaminado que tira los dientes
río de cocodrilos con corazas de pet
mar aceitosa, jabonosa y de color sospechoso
manglar derribado por huracanes e incendios
(se vuelven condominios exclusivos para extranjeros)
Así como el oro negro se nos revende como gasolina,
así el agua se nos revende como cerveza o refresco
oro negro portamos orina negra bebemos
Gritamos ¡Victoria! ¡la Corona al León!
y nos quedamos Pacíficos en nuestro Barrilito
bañándonos en 5 minutos
con un vaso de agua cepillándonos los dientes
convenciendo a la familia para instalar un sistema de captación de agua
pensando en el agua que se usa una sola vez
portando un termo a cada lugar al que vamos
celebrando la lluvia y luego olvidándola
abrazando la mugre del tercer día sin bañarse
aceptando el gel antibacterial en los tacos
porque: Perdone, no hay agua
Esto no es una pipa
es una extinción anunciada
Pamela González
Oriunda de la Ciudad de México (1993). Poeta, pedagoga y especialista en historia
del arte. Ha colaborado en las antologías de mujeres poetas Refugios y Campanas del Brezo, Intenso Carmín, en las ediciones X y XII & XIII del Taller de creación literaria, en el blog Universo de letras de la UNAM, así como en las revistas digitales Señora Rabia, Paréntesis y Versodestierro. Fue seleccionada en la sexta convocatoria Nuevas miradas de la plataforma Chilango Andaluz de Ultramarina Press. Ha participado en los talleres Corporalidades y creación literaria, Creación literaria en el borde, Poesía para volar y La pluma crece en la palma de la mano. Ha participado en recitales, tertulias, festivales y ferias de libro en diferentes ciudades mexicanas. Su primer poemario Lunuli, Amuletos elementales (VersodestierrO, 2024) está en imprenta.