Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Oscura Punta /Ethel Krauze

Ethel Krauze

Autora: Ethel Krauze 

Julio 2023

 

 1

 

Yo tenía mar

            era un mar pintado a mano

con su cordel de espumas viajando hacia la orilla que no acababa nunca.

Tenía en la mano ese mar

            desdoblado

abierto

transparente.

 

Un día llegó el pepino

            un pepino profundo

apareció

cortando el aire con su oscura punta

y se montó

            diciendo:

te voy a hacer un agujero

en la concha de tu cuerpo.

 

Se me cayeron las escamas

            y los dientes

mi peineta voló entre olas negras.

 

Me crecieron labios

|           por todas partes

labios tensos

entreabiertos

devoradores

            y el pelo se me enredó

en el hilo de una culebra que trataba de escapar.

 

Con un ala en el viento

y los pies atados a la cola del pepino,

sólo pude recoger algunas piedras entre los escombros

trozos de arena seca que me sirvieron

para darle otra forma a mi cerebro,

y alrededor

            forjé una habitación.

 

Le llaman casa,

le dicen

            corazón

le han colocado una estrella en la puerta

para que no me pierda

nunca

que no me vaya.

Una estrella de mar sin cara

un animal que apesta.

 

 

 

2

 

Un ángel ciego me persigue

se mete conmigo a la regadera

me lava con champú,

            sus manos trémulas

            me depositan

limpia y sonrosada

bajo la punta del pepino.

 

Antes,

no recuerdo en qué tiempo,

            pero sé que lo hubo,

me lo dice al oído un verso que viene de otro mundo,

yo era mar

desde adentro

            y me tendía sin miedo.

34

 

Mientras yo nado por los intersticios de los sueños

            el pepino me dicta poses al oído

me hace esto y el otro

me dice así y así y así

            yo voy cantando en las pozas azules donde duermo

con mi cuerpo obedezco

            pero mi corazón ya va cruzando hacia el océano.

 

 

35

 

Mientras las hojas del sol

            -porque así parecen-

hojas que caen en los atardeceres

hojas girando en espiral que deslumbran las pestañas

hojas que son reflejos en todos los paisajes,

mientras esto pasa en mi circunnavegación

el rictus del pepino se ha estirado

se ha arrugado

sobrecogido en sus propios remolinos

            se ha despegado de mí para recomponerse en su costra.

 

Yo ya anduve entre las hojas de oro

            y eso ha bastado por ahora.