El tabaco solía ser erótico. Si una pareja no compartía un cigarro, aún desnuda sobre la cama, no había hecho el amor. Aceptar una fumada del cigarrillo de alguien era el adelanto de un beso, el equivalente a decir: “Vamos”.
Hoy, sólo fumamos, a escondidas y llenos de culpa e insatisfacción, los solitarios.
Intimidad
Los fantasmas, enamorados y celosos, se hacen pasar por cortinas de seda y encaje, para resguardar a sus amadas de cualquier mirada intrusa.
Corrientes
De tu hombro resbaló un tirante y luego un beso que nació en tu cuello hasta caer en tus dedos. De tus labios resbalaban palabras hacia mis oídos; de mi boca, un gemido que apenas notaste. De tus muslos, resbalaron unas gotas blancas.
Lo sobrenatural y el amor
El amor atrae fantasmas, somete vampiros, da empleo a las brujas y distrae momentáneamente a sabios y santos, a demonios y a la muerte. Una historia de terror es, casi siempre, una historia de amor no necesariamente mala (lo que no se puede decir de las historias de amor). Y una historia de amor casi siempre tiene algo terrorífico y mucho de sobrenatural.
Adriana Azucena Rodríguez (Ciudad de México) Doctora en Literatura Hispánica, profesora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en el área de Creación Literaria. Autora de La sal de los días (BUAP, 2017) y Las teorías literarias y el análisis de textos (UNAM, 2016), entre otros.