Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Microrrelatos de Homero Carvalho Oliva

Selección realizada por el autor para la Revista Anestesia, incluye textos de varios de sus libros sobre los temas del amor y el desamor.

 

Por Homero Carvalho Oliva

Febrero 2024

 

 

Cuento Bíblico

Mientras Adán dormía, plácidamente, soñando, como el hombre inocente que era, alguien se acercó, sigilosamente, y le arrebató una costilla.

La odisea

Homero relató la mayor de las mentiras: el viaje de retorno a Ítaca, en la travesía cuenta las aventuras, que un hombre —desesperado por justificar ante la esposa tanto años de ausencia—, se inventa para intentar explicar su retraso al volver a casa. Después de Odiseo, a los hombres casados, no nos queda mucho por improvisar.

La historia sin final

Nuestro romance fue como una novela moderna: nunca hubo una buena historia para contar.

Mentiras vitales

Tenía catorce años y medio. Invité a una hermosa muchacha de mi barrio a ver una película con Sofía Loren y Marcello Mastroianni. Era un pretexto y ella y yo lo sabíamos. Tardé cuarenta minutos en animarme a posar mi mano derecha en el vértice de mis deseos adolescentes y un siglo en olvidar el calor que ruborizó mis mejillas. Días después, la muchacha desapareció del vecindario. Su familia se mudó y ahí quedó un amor que pudo ser apasionado y escandaloso, un amor del que las viejas enmantonadas hubieran legado sus mejores chismes. Pasaron treinta años y la encontré en un café, el siglo se nos vino encima. Recordamos esa salida, la película y los actores. Y, entre risas, ella me aclaró que mi mano nunca llegó a tomar la ciudad sitiada. Fue una de esas mentiras vitales que se inventan los pueblos para creer en sus héroes.

Otra versión

El escritor S.T. Coleridge tiene un cuento titulado La prueba que dice:Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces qué?”; a mí me pasa lo siguiente: Todas las noches, mientras duermo, atravieso el Paraíso en un sueño y me dan a elegir una mujer como prueba de que he estado ahí, al despertar, todas las mañanas, encuentro a esa bella mujer a mi lado.

Rapunzel

Decían que para llegar hasta ella había que subir por su larga cabellera roja. Decían que era muy hermosa, que era muy ardiente, a medida que decían mi deseo crecía hasta que llegué a la torre. Ahí estaba la cabellera como una sábana enrollada. Trepé. Rápido. Seguí la cabellera hasta el dormitorio y allí estaba ella, recostada en la cama, la dueña de la mítica melena tan larga como la leyenda. Lo que no dijeron los ancianos del pueblo fue que la dueña de los rizos infinitos había muerto, pero su cabello siguió creciendo.

Receta boliviana para el desamor

¿Así que tu corazón es mío?, le preguntó con la sonrisa cortada por el puñetazo de la noche anterior y, con un afilado cuchillo lo cortó en finas rebanadas y, durante varias horas, lo puso en una vasija con vinagre y sal; luego, en un alambre, de esos para colgar ropa, fue ensartando los pequeños y delgados filetes de carne y coronó cada uno de los pinchos con una papa hervida; preparó una salsa con aceite, ají amarillo, orégano, ajo molido y comino, en la que los remojaba antes de cocinarlos al fuego de una improvisada parrilla de carbón, en la única  esquina iluminada del barrio; vendió a buen precio los anticuchos de corazón, acompañados de una salsa picante, una llajwa, de maní molido. Una de sus clientes, comentó que, sin duda alguna, su marido se había enamorado de ella por la sazón de sus comidas.

Celos

De adolescente me enamoré de una monja y cada noche moría de celos, pensando que ella dormía con Dios.

Amante ciego

Desde que el galán del pueblo se volvió ciego y aprendió Braille, todas las mujeres se volvieron libros abiertos esperando ser leídos.

Madre soltera

Le contaron el cuento y ella se lo creyó.

Deseo

Y me vi en tus ojos haciéndote el amor

Encuentro/desencuentro

Hace muchos años, cuando el mundo era joven y yo soñaba con rojas primaveras, hice el amor con una muchacha, a la salida de una taberna. Nos enredamos en la calle, con ganas de destrozarnos, de desgarrarnos a pedazos, apretados contra una puerta de madera, vieja y rota, que crujía a nuestro acelerado e intenso ritmo. Terminamos satisfechos el uno del otro y nos despedimos, felices, seguros de que nunca nos volveríamos a encontrar.

Homero Carvalho Oliva (Santa Ana del Yacuma, Bolivia, 1957). Escritor y poeta, ha obtenido premios de cuento, poesía, microcuento y novela a nivel nacional e internacional. Su obra literaria ha sido publicada en otros países por prestigiosas editoriales y traducida a varios idiomas; poemas, cuentos y microficciones suyas están incluidos en más de cincuenta antologías internacionales, además de revistas y suplementos literarios por todo el mundo. Es autor de antologías de poesía, de cuentos y microcuentos publicadas en varios países, como la Antología de poesía del siglo XX en Bolivia, publicada por la prestigiosa editorial Visor de España y la Fundación Pablo Neruda, de Chile; así como también de selecciones personales de su poesía y de sus cuentos. Dirige las colecciones digitales de novela y microficción de la editorial española BGR y su obra es estudiada en universidades de Iberoamérica.