Marketing poético
Por Ethel Krauze
16 Enero 2020
Siempre he sentido que la poesía es un regalo de los dioses. Es el instrumento con el cual la naturaleza humana expresa el milagro, escudriña el secreto, avizora más allá del tiempo, profundiza en lo recóndito de todas las preguntas que nos vamos haciendo los que hemos transitado por la vida.
Por eso mismo, la poesía se regala, regándola por el mundo, como quien deshoja pétalos a la redonda, para que todos tiendan las manos, los ojos, los sentidos, al permanente encantamiento de su perfume.
La mejor estrategia para la poesía es esa, regalarla, literalmente. Empaquetarla en pequeñas y lucidoras cajas, que son los libros, impresos y electrónicos, y colocarles el moño del regalo, que es su gratuidad, para que llegue a todas las personas posibles. La poesía no puede tener costo económico, porque vale demasiado en espíritu, sabiduría y sensibilidad.
El marketing ideal, hoy en día, es la no competencia en la guerra del mercado. Me explico: la poesía es de tal manera vigorosa que no necesita competir. La poesía es el único género literario de origen, natural, que nació con el propio nacimiento de la lengua.
Las editoriales comerciales no la publican porque, dicen, que no se vende. Y tienen razón. La poesía no debe venderse. Debe escribirse, publicarse y leerse, debe cantarse y compartirse. Estas editoriales que venden muchos libros de otra índole, y que estudian las posibilidades comerciales de títulos y autores, tienen en sus manos, literalmente, a sus consumidores, por lo cual podrían, deberían, tener un sello de poesía y regalar un ejemplar en cada compra. Imaginen que los lectores de libros de autoayuda, de cocina, de automóviles, de ciencia, de best-sellers, llegaran a sus casas con un libro de poesía en sus manos, como preciado regalo. No sé si todos lo hojearían la primera vez, pero estoy segura de que la segunda o la tercera, sí lo harían, acaso lo conservarían o bien lo regalarían a otro que lo apreciara.
Las editoriales institucionales son el espacio idóneo para publicar diferentes sellos de poesía de autores universales, nacionales, estatales, juveniles, infantiles y más. Igualmente, gratuitos, como inversión de política púbica, para construir comunidades que escriban y lean poesía, con el único objetivo de que sean personas más felices y completas. En cada actividad cultural, el público se lleva un libro de poesía de regalo.
Publicar es hacer público algo: la poesía se publica de forma oral ante un auditorio; impresa en papel en periódicos, gacetas, plaquettes, libros; o digitalmente en blogs, aplicaciones, libros electrónicos. Hay un público ávido por la poesía, me consta diariamente. Diariamente me consta que ese público busca afanosamente conseguir fotocopias o sitios de descarga gratuita, legales o ilegales para leer poesía.
He estado en Ferias del libro por acá y por allá. La poesía se publica por contadas editoriales españolas, cuyos ejemplares cuestan alrededor de 350 pesos. Ediciones hermosas, cierto, pero imposibles de pagar, incluso para mí, una lectora cautiva. Se publica de forma hormiga por algunas editoriales independientes, heroicas, admirables, pero su distribución es casi una fantasía. Estas editoriales independientes deberían formar un centro de dictaminadores, diseñadores y editores profesionales para ser financiados o contratados, tanto por las editoriales comerciales como por las institucionales, para lograr una sinergia de todos los frentes y hacer de la poesía el mejor regalo para todo el mundo.
Los autores de poesía no vivimos de nuestras regalías, da risa esa palabra. Generalmente, debemos pagar para que ser publicados, lo que ya no da risa, sino que resulta trágico. Los autores de poesía preferimos regalar esos tres pesos y que nuestros poemas fluyan en la inmensidad del tiempo y del espacio. Estaríamos encantados de recibir un pago por nuestro trabajo de dar talleres de poesía, crear círculos de lecturas, en escuelas, plazas, bibliotecas, hospitales, y demás lugares donde la gente ya tuviera en sus manos el regalo de nuestros libros.
Éste es una idea del marketing para la poesía que ojalá algún día se vuelva realidad.
De que es posible, lo es, desde este mismo momento. No se necesita invertir más dinero; sí, invertirlo con más corazón.
Ethel Krauze (Ciudad de México) es doctora en Literatura y autora de cuarenta y cuatro obras publicadas en los géneros de novela, cuento, poesía y ensayo. Reconocida, antologada y traducida a diversos idiomas. Su obra Cómo acercarse a la poesía es ya un clásico contemporáneo, en el acervo nacional en Biblioteca de Aula y Salas de Lectura de la Secretaría de Educación Pública de México. En 2016 publica la novela El país de las mandrágoras, bajo el sello Alfaguara, de Penguin Randomhouse y el poema de largo aliento La otra Ilíada, en Ediciones Torremozas, Madrid; en 2018, Un nombre con olor a almizcle y a gardenias, en esta misma editorial, y Doble intención, un libro de cartas con Beatriz Rivas, también en Penguin Randomhouse, entre otros títulos. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores Artísticos del FONCA.