Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Los reinos poéticos de Carmen Nozal

Por Fernando Salazar Torres

Marzo 2022

 

 

La obra reunida de la poeta española-mexicana Carmen Nozal suma 15 títulos definitorios más 6 secciones de poemas sueltos. El recorrido temporal alcanza 30 años de poesía, sin considerar que durante este lapso, varios años estuvo fuera de la escena literaria, pero eso no implica que haya dejado de escribir. La complejidad de toda suma literaria, para el autor, siempre será la discriminación de lo que queda fuera y la supresión de los versos que nunca conocerá el lector. Yo, como lector de la poesía de Carmen Nozal, me enfrento a su obra reunida siguiendo una huella en cuyo camino la variedad de los poemas me anuncian los intereses de la autora o los diferentes estilos por los cuales ha transitado. Tales intereses pueden ser temáticos, como Dios, la divinidad, el amor místico, la guerra civil española, la verdad histórica de hechos específicos ocurridos en México, la evocación, etcétera, o bien, puede tratarse de intereses formales y estructurales, el soneto, la silva americana, poemas de arte mayor, la cercanía de la copla de Jorge Manrique, el verso libre o blanco.  Sobre la forma y la estructura también se construye el estilo, por ejemplo, el caso del poema “Coplas por la muerte de su padre”.

 

Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando,

   cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.

¿Cómo definir el estilo de este poema? Justo es lo que me sucedió con la poesía de Carmen Nozal y es algo que me gusta reflexionar y escribir sobre los autores y las tradiciones que me interesan. El conde de Buffon sostiene que el estilo es el ser humano, el estilo es el autor. En este sentido, si el estilo es el autor, ¿es posible eliminar o separar al autor de su obra? Me parece imposible, la obra siempre tendrá en su forma la seña autoral, incluso si fuese anónima la autoría. La literatura es un proceso complejo que constituye una unidad, autor, obra, lector e interprete o crítico. El teórico español Jesús G. Maestro afirma en su valiosa obra Crítica de la razón literaria. El Materialismo Filosófico como Teoría, Crítica y Dialéctica de la Literatura que las teorías de la literatura contemporánea descuidan este rasgo y confunden términos. Fuera de este apunte, considero que el estilo es un carácter fundamental de la literatura que forma parte de todo aquello que determina y contribuye a las tradiciones.

            Identifico al menos dos estilos en la poesía de Carmen Nozal, el primero sostenido por el tema místico y la inmanencia divina con sus poemarios Viaje al fondo de la O, De la confesión nocturna y El espejo de Luzbel, el otro de corte histórico con temática de denuncia, cuyos representantes son 43 y República, recordando que para muchos críticos las obras con tema político lo asocian con la poesía testimonial. ¿Qué significa ésta hipótesis planteada? Que Carmen Nozal ha dado continuidad con su obra poética las fórmulas de la poesía moderna, justo esas tendencias inaugurales que la lírica del decoro y la lírica conversacional registraron a lo largo del siglo XX y que marcaron una influencia total en la poesía hispanoamericana, abriendo otros nuevos estilos y formas como lo son la poesía neobarroca y coloquial, respectivamente. El aporte en este caso es que la autora que ahora nos reúne decanta estas tradiciones hacia temas específicos, que la construyen a ella como persona; es manifiesto, entonces, por un lado, la obra y, por el otro, la autora, ambos términos solubles en los estilos que ella ha logrado.

En lo personal, el poemario que me parece mejor expresa el primer caso señalado, el estilo decoroso, es el poemario Hacia los flecos del río y dentro de éste estilo posiblemente existe una vertiente más, que no aparece específicamente en algún libro, sino que forma parte de una constante a lo largo de toda su poética, el tono laudatorio, cuyos ejemplos pueden señalarse algunos poemas de Vagaluz, tal es el caso de “Reencarnación”, “Desencuentro”, “Presencia” y “Enlaces”.

 

ENLACES

 

Si la noche nos deja dos islas en la boca,

seamos como la luz que fluye por el río

haciendo de las sombras una flauta

que canta y gime y se enfurece

y escapa de sí misma en su lengua de aire.

 

Si en el mar dos silencios son naufragio,

hagamos de las olas látigos de sal

que domen los colores de la llaga,

donde la sed se sacia y bebe

nuestra muerte sin costa.

 

Sobre esa doble vía de la lírica moderna, José Kozer ha estudiado muy bien el fenómeno, describiendo con detalle su diagnóstico como paradigma de la poesía hispanoamericana. Citaré un fragmento más o menos amplio para dar cuenta de la nómina de poetas, estilos aludidos y tradiciones que van construyendo otras, como bucles, formas intrincadas que ahora van por un camino para salir por otro, ahora marcan una tendencia para negar otra y abrir una nueva. Carmen Nozal revisa en su obra poética personal y en sus estilos marcados, el pasado de otras tradiciones como si fuera un presente. Hacer de nuestros precursores, nuestros contemporáneos, como herederos suyos, nuestro legado. Algo así es justamente lo que Kozer sugiere a continuación.

 

Veo dos líneas básicas en la poesía latinoamericana actual. Una es una línea fina, la otra espesa. La geometría de la fina es linear, su expresión familiar, coloquial. La geometría de la espesa es prismática, intrincada, su expresión turbulenta y densa. La primera línea la asocio más con la poesía norteamericana y más aún con la poesía tradicional latinoamericana, incluyendo aspectos de su ya asimilada vanguardia. Asocio esta línea digamos con, Robert Lowell, un cierto transparente Eliot, o el trabajo de Elizabeth Bishop. La segunda línea, la línea espesa, la asocio con la poesía internacional, una convergencia más fuerte y diversa, verdaderamente más opaca, pero a pesar de su espesura, abarca más. Esta poesía internacional incluye aspectos de la poesía americana del Siglo 20, también como una fuente básica enraizada en el Siglo de Oro del Barroco Español, Góngora y Quevedo sobre todo, además de algunos salpicones de poetas Metafísicos Ingleses, una extensión a la poesía de Stéphane Mallarmé, y un fuerte y fructífero contacto con el trabajo de, por ejemplo, Ezra Pound: y ciertos poetas más jóvenes, como Louis Zukofsky, Charles Olson y John Berryman: sea para introducirte en música moderna John Cage, Philip Glass y el compositor francés católico y místico Olivier Messiaen podrían representar una diversidad de fuentes musicales traducidas en esta tendencia más espesa de poesía.

Déjenme decir ahora que la línea fina en la poesía latinoamericana proliferó durante la primera mitad del Siglo 20. Lo encuentras, por ejemplo, en Huidobro, Neruda, Gabriela Mistral, Eduardo Carranza, Salvador Novo, Octavio Paz, Nicanor Parra, Ernesto Cardenal, Heberto Padilla, Eliseo Diego y Gonzalo Rojas, por nombrar algunos. Hay una línea intermedia, la cual se torna más espesa, e incluye al gran poeta peruano César Vallejo, al surrealista argentino Oliverio Girondo y al peruano Emilio Adolfo Westphalen, también a Carlos Germán Belli y Francisco Madariaga. Sin embargo, la real espesura, una poesía para ser asociada con las esferas de James Joyce, Marcel Proust, Herman Broch y Gertrude Stein, con nuestro propio siglo dorado, y el Barroco de Francisco Medrano, la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz y los previamente mencionados Góngora y Quevedo, sólo serán encontrados en la más reciente poesía de los así llamados poetas neo-barrocos, un grupo, o grupos de individuos, viviendo (algunos han muerto recientemente) en la segunda mitad del Siglo 20.

 

La línea fina y espesa de las que habla Kozer, Nozal perfectamente las centra en 43, República y De la confesión nocturna. En los primeros de éstos libros, el tema es social y político en los que se cruza un lenguaje coloquial y denso, lo cotidiano dado por el tema y la espesura construida por el tono. En cambio, su último poemario, el tercero apenas citado, recupera una tradición que formó parte del desarrollo y avance vanguardista de la lengua española, la poesía de los Siglos de Oro español. No obstante, no se trata de una simple imitación y reposición del metro español, sino de una actualización tanto de la estructura como del tema del amor místico.

            Un estudio más amplio y delimitado sobre la poesía reunida de nuestra querida poeta sería lo mejor para construir una hipótesis mucho más sólida, y así lograr demostrar lo que aquí apenas es una presentación: una poética que continúa la tradición moderna trasponiendo sus tonos correspondientes.

 

 

 

 

 

 

Fernando Salazar Torres (México). Poeta, crítico literario, ensayista y gestor cultural. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I). Maestría en Teoría Literaria (UAM-I). Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) con estancia de investigación en la Universidad de Salamanca (Usal). Docente en la Escuela de Escritores (Madrid) y Casa Lamm (México). Ha publicado los poemarios Sueños de cadáver (México, 2015), Visiones de otro reino (México, 2018), el libro de artista Ghazhal/Gacelas (Espolones, 2021) en conjunto con el artista plástico y poeta Fernando Gallo, y Divã da Hispânia/Diván de Hispania (Portugal, 2022). Su poesía y ensayos se han publicado en distintas gacetas y revistas literarias impresas y electrónicas. Su poesía ha sido traducida al italiano, portugués, rumano, catalán, griego, árabe, bengalí, ruso, coreano e inglés, y publicada en varias antologías. Director de la revista literaria Taller Ígitur. Coordinador en Hispanoamérica del “Dylan Thomas Day”. Es miembro del PEN Club de México.