Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Kyra Galván: Un deseo frustrado por la eternidad

Un recuento de mujeres anónimas, del mito, la Historia y la literatura,

 

Por Félix Suárez 

Septiembre 2022

 

I

En su estudio ya clásico sobre La bruja, Jules Michelet nos recuerda: “En el principio la mujer lo era todo”. O aún mejor, El Todo, tal como lo vio Ramon Llull. Tal como Dios.

 

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Madre, virgen,  diosa, seductora, sacerdotisa o hechicera, la figura de la mujer lo ocupa todo, su forma más exacta, el universo. Es, en sus distintas representaciones, Eva, María, Kali, Lilith, Medea, Safo, Circe, Dido, Julieta, Paris Hilton, Coyolxauhqui, Guadalupe, Sidonia von Bork, Antígona, Sor Juana, Kate Moss, Marilyn Monroe, Penélope, Cleopatra, Malintzin, Hécate, Hécuba, pero también todas las mujeres invisibles, sin rostro, de las que provenimos todos los hombres sin nombre. Todas ellas constituyen sin duda la Mujer, espejo e imagen de la noche, lo subterráneo, lo húmedo, lo oculto, lo profundo. El misterio y lo sagrado. Su doble, la Naturaleza creadora, genésica, útero primordial, tumba de todo lo viviente: “hombres y dioses mueren en su seno”, dejó escrito Michelet. De ella salimos y a ella habremos de volver  un día: la indubitable certeza.

 

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Tras su nombre -múltiple y único a la vez- descansa, con alas y cuerpo de león, el Enigma.

 

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En 34 retratos de mujeres diversas, provenientes del mito, la Historia y la literatura, Kyra Galván ha escrito Un deseo frustrado por la eternidad, una galería de rostros en los que es posible identificar lo mismo figuras de un pasado ancestral, que de la historia clásica y reciente: historias viejas y nuevas que conviven en lo más profundo de nosotros, y alimentan nuestros sueños y nuestro imaginario: de Lilith a la tía Blanca, de Coyolxauhqui a sor Juana, de Malinche a Frida Kalho, de Helena de Troya  a las cocineras del barrio.

 

En estos retratos de mujeres múltiples, la poeta de Artificio del duelo nos deja ver, a través del lente minucioso y amplificador del poema, los rasgos sublimes, y a veces feroces, de una feminidad arquetípica, reacia a la sujeción patriarcal, que a lo largo de la Historia –y hoy más que nunca- ha desafiado –y desafía- el control y los mecanismos de violencia y opresión que se ejercen contra de las mujeres.

 

Sin ser éste un poemario feminista  (¿o lo es?), el libro de Kyra  es, sí, un importante testimonio poético y reivindicatorio de la dimensión y el poderío de lo Femenino, del poder simbólico y real que han tenido las mujeres a través del tiempo, de su decisiva influencia  en los actos de poder y la política, en la cultura, en las artes, en la ciencia, lo mismo que dentro de la ficción y los grandes mitos de Occidente. Ahí están, a manera de muestra, las versiones propias que hace Kyra de personajes como Medea, Yocasta, Helena, Lilith, Clitemnestra; sobre ellas, la poeta realiza un fino trabajo de composición  que se mueve entre la fijeza del mito y la apuesta lúdica y subversiva de la poeta, de tal suerte que lo que encontramos en el libro de Galván es una reescritura audaz de algunos mitos, una nueva versión de éstos, vistos desde una mirada también femenina. El resultado: el pasado que se enriquece y se nutre del presente. El mito reiventado en  nuevos moldes.

 

 

 

II

Dispuestos para el lector a manera de galería, estos retratos libres que nos muestra la poeta, aparecen enmarcados, como lo indica el subtítulo de su libro, en distintos ámbitos: aquellos que pertenecen al mito, los que descansan en los hechos de la Historia, los que inventa la ficción o los que sueña la poesía; pero también aquellos que caben en la vida anónima de todos los días. Así, nos encontramos aquí, entre otros, con cuatro personajes de la épica y la tragedia griegas, con una diosa mexica, seis escritoras, dos emperatrices y una pintora, además de cinco protomujeres o mujeres anónimas, que nos hablan del resto de las mujeres sin rostro, esas sin las cuales, sin embargo, no sería posible comprender y explicar la sobrevivencia en nuestra vida cotidiana; ellas, las trabajadoras, las enfermeras, las que adoptaron el oficio de sus maridos; son ellas, “Las cocineras”, quienes, cito: “Nos sirven cielo y placer empanizado”. O las brujas de mil años, aquellas que (cito):

                                                     …arden eternamente

                                                      en la hoguera del tiempo,

                                                    en la memoria de la vergüenza.

 

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De manera inevitable, Kyra Galván traza estos vívidos retratos utilizando un  medio efectivo de contraste, el papel violento, opresor y antagónico, que ha tenido el patriarcado en la vida de las mujeres a través del tiempo. Por ello, no extraña que la poeta tome partido inmediato y señale, en el poema “Coyolxauhqui”, lo siguiente:

                                           El sol ha estado de moda demasiado tiempo

                                           en el arco celestial.

                                            Es hora de que la luna

                                            retorne a su altar de nácar.

 

Kyra Galván pone aquí, en escena, la representación de la lucha cósmica -y simbólica- que debió ocurrir en la mentalidad mexica –-y en general alrededor del mundo-, a partir de las nuevas formas de organización social que trajo como resultado el advenimiento de la agricultura y el sendentarismo . En  efecto, la poeta nos recuerda aquí que el monolito, conocido como  Coyolxauhqui, es la representación de la leyenda del nacimiento y entronizamiento de Huitzilopochtli, el dios solar, guerrero, primero entre los dioses mexicas, quien, para hacerse de un lugar en el panteón azteca, tuvo que desterrar del peor modo a su hermana Coyolxauhqui, diosa de la luna. Dice la poeta:

                                          Tu muerte es metáfora

                                          del destronamiento de la luna

                                          y el endiosamiento del sol.

 

En esta confrontación de ambos astros -de ambos principios, diría-, la poeta puede leer también el origen del patriarcado dentro de las sociedades agrícolas de Mesoamérica, y puede, además, interpretar los signos que aparecen en el horizonte, las señales de los nuevos tiempos que anuncian el retorno del culto lunar y de la Diosa madre. Por eso, la poeta cree que es tiempo (cito):

                                                De que las mujeres se recompongan.

                                                Que zurzan sus brazos y sus piernas,

                                                recuperen su corazón decapitado

                                                y su mirada alegre de cascabeles.

                                                Suban a los peldaños del templo

                                                y sean diosas otra vez.

 

III

Depositaria de los secretos de la noche y sus misterios, la figura de la Mujer recorre de principio a fin las páginas de este poemario, ora en papel de víctimas, incomprendidas, violentadas, engañadas, ora armadas de dignidad y furia. Casi siempre altivas, fuertes, independientes, victoriosas aun el escarnio y el suicidio. “El sexo débil –dice Virgine Despentes-, eso ha sido siempre una broma”.

 

 

 

 

 

 

 

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Kyra Galván, Un deseo frustrado por la eternidad, un recuento de mujeres anónimas, del mito, la Historia y la literatura, Gobierno del Estado de México, Toluca, Méx, 2022.