Invierno y Primavera / Rocío García Rey
Autora: Rocío García Rey
Junio 2023
Mi madre depositó en mí palabras de la primavera,
pero algunas veces, cuando la angustia la abarcaba
también depositaba en mi cuerpo palabras dictadas
por el señor invierno.
Ninguna relación ajena a los ocasos
no estoy libre de culpa porque sigo atada
a las palabras del señor invierno.
Lucho por recuperar mi cuerpo
cuerpo no anestesiado por la ausencia de la madre.
Ahora cuerpo distinto asomándose a las azoteas de la Aurora.
Vuelve a presentarte Aurora
vuelve con tu petición para no pintarme
los labios de carmesí intenso.
II
Mi madre depositó palabras con ira y con ternura
conjugación del oxímoron maternal
para su triste historia.
Perdón, señor Huidobro por no hallar
el adjetivo convincente
porque señor Huidobro mi madre
marcada fue por los señoríos del destierro
de una tierra llamada felicidad.
Ocre mundo/ ocre grito / y las angustias a los seis años
por los gritos de un padre alcoholizado.
Estoy viajando exactamente a la doble memoria.
Tengo muchos cuadernos para reinventar los hechos.
Podría reinventar en las libretas,
incluso el día de tu muerte,
pero al final sé que el poema se angustiará
como lo hacías tú, madre.
III
Quise castigarme por estar sana
y las palabras ocres
y la historia invernal
las ingerí en forma de comida:
mi cuerpo y mi rostro mutó.
Y ¿sabes madre? Ha sido difícil
hallar de nuevo los torrentes de sonrisa.
Me columpio en el duelo inverso
y tal vez ahora, tonta abeja,
lloro por no haber platicado contigo
en tu última noche.
El abrazo en silencio se posó
y declaré una lánguida fortaleza
como declarar estar lista para el examen
sin haber estudiado geometría.
IV
Lista para el examen no estuve nunca
tonta abeja, he dejado de producir la miel
para endulzar la vida,
pero produzco sueños de disparatadas historias
Donde tú vuelves a parir trozos de vida.
V
Aquí estoy respirando las múltiples ausencias
aquí estoy, regordeta en luna azul o luna rota.
He guardado tu agridulce voz en mi memoria
tus palabras son mi dosis para enunciar
los escuálidos tonos de la vida.