Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Gólgota

GONDOLA

Autor: Herles Velasco

16 Agosto 2019

Te descubrí

como un milagro

fragmentada en una caja de zapatos,

y una ligera fatalidad me entumeció.

Llegué,

a ese lugar en el que estabas,

resucitando otros recuerdos:

un par de vaticinios

un signo bajo el cual vencer

un boleto de estacionamiento;

y acabé buscándome, también, en ese rompedero.

Desmultiplicando las piezas

volví a formarte a ti

y a algunos desconocidos.

Aún con la mirada partida

se percibían tus crisálidas ensoñaciones;

vi la hora marcada en sus rostros,

agua, vino y sangre

señas sonámbulas que querían ser despertadas,

y unas piernas que me provocaron malos pensamientos.

Me encontré ahí,

al fondo,

crucificado al filo de la barra,

donde tú, Magdalena,

nunca me lloraste.