Cuchillos y rosas
Por Sandra Ávila
16 Junio 2020
XIX
Si dijese
que entregarme a ti
es como tejer un pedazo
de cielo nadie creería
porque hablar de cielos y soles
ya son objetos gastados, pero
¿Cómo explicar esta ola
de amor y de viento
que siento cuando te veo?
XXIX
Alguna vez comparé la llovizna con el puñado de besos
que me dabas,
y las veces que te creí cuando me prometiste el astro
y ahora me pregunto… y recuerdo que estaba mejor sola
que cuando estabas conmigo.
Y sentir esa sensación de querer perder cada vez
que respiro. Y yo dormía a tu lado pegada a vos.
Había conquistado el mundo con una sola mano.
Su sonrisa era tan real como yo sabía
que podía en ese entonces.
¿Acaso ese momento especial podría quedar atrás con el
fin de revivir todo lo que una vez fue algo más que puro y
simbólico?
nuestros cuerpos inmaculados y nos reímos del mundo.
Hasta el día que te fuiste.
XLVII
El engarce de nuestros cuerpos
La ciudad enmudecida
Las aves desorientadas
La tierra no pausaba su velocidad
Un cenicero lleno de colillas de cigarrillos importados
Atravesábamos dos veces la primavera
y cada estación sin darnos cuenta
fuimos independientes
indemnizados
emancipados.