Revista Anestesia

𝙴𝚕 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛 𝚜𝚎 𝚚𝚞𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚎𝚝𝚛𝚊𝚜

Balzac y la joven costurera china

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Dai Sijie

Por Verónica Noyola  

16 Diciembre 2019

 

En 1971, durante la llamada Revolución Cultural China, dos adolescentes citadinos son enviados a las lejanas montañas de la provincia de Sichuan para ser “reeducados” por los campesinos, de acuerdo con el programa de estado con el que Mao pretendía abolir toda práctica intelectual burguesa en el país. En condiciones deplorables, los jóvenes pasan sus días y sus noches anhelando el regreso a la casa familiar. Luo es un excelente narrador de historias aprendidas de memoria; su amigo, el personaje por cuya voz conocemos la historia y de quien no se menciona el nombre, es un gran violinista. Ambos son hijos de familias consideradas como enemigas del pueblo, por lo que su estancia en el campo es indefinida. Para mitigar sus males, echan mano de sus dotes artísticas y de cuando en cuando comparten con el vulgo ignorante algunas obras musicales clásicas y relatan cuentos y películas que adaptan o hacen pasar por piezas autorizadas por el régimen, con lo que se ganan la confianza de los lugareños y con ello la dádiva de algún alimento y ciertas pequeñas libertades. A este par se suma una joven costurera que jamás ha salido de las montañas. A los tres los une el amor, la amistad y el deseo de conocer un lugar más allá de ese rincón apartado de la civilización. En una de sus andanzas, Luo y el narrador van a descubrir algo que les cambiará la vida por completo a los tres: una maleta repleta de libros occidentales prohibidos, Balzac, Víctor Hugo, Dumas, Stendhal, un mundo nuevo.

Con esta historia, escrita originalmente en francés y siendo la primera obra publicada por su autor, el también cineasta chino Dai Sijie obtuvo en el año 2000 una merecida reputación en Francia y en todo Europa. Tal vez la clave de su éxito estribe en la preciosa armonía que logra entre la exposición franca de ciertos temas sociales que en China fueron tabú durante muchos años (la implementación de las políticas represivas de Mao, la profunda pobreza material e intelectual de la clase campesina, las condiciones de extrema inseguridad en los trabajos del campo y de las minas, el exilio interior y exterior de la clase intelectual, las duras medidas de control natal) y la construcción de personajes y situaciones universales en la literatura occidental (el adolescente que busca su lugar en el mundo, el primer amor que desata un torbellino de emociones contradictorias, el amigo que a toda costa mantiene su lealtad con el otro, la inventiva como herramienta de libertad y como moneda de cambio, la misantropía del que sólo busca su bienestar individual, la ignorancia que ostenta un poder), todo ello potencializado por la idea eje de que la cultura libresca es una cultura de la libertad.

En las diversas entrevistas que vinieron luego del éxito de su obra, Dai Sijie ha confesado que lejos de tomar una postura política o estética siempre tuvo la modesta intención de rendir un homenaje a la literatura que le marcó el ritmo de su vida, por supuesto, la literatura occidental y particularmente la francesa. Y es precisamente ese elemento de su obra la que le ha valido numerosas críticas en su país de origen, donde no se ha concretado una edición debido a la negativa del autor a incluir referentes de la literatura china en el maletín descubierto por Luo y su amigo. No obstante, la novela ha sido traducida a más de veinte idiomas y fue llevada al cine por su mismo autor dos años después de la publicación del libro.

Balzac y la joven costurera china está clasificada comercialmente como novela autobiográfica o novela histórica, pero quizás sea más preciso decir que se acerca o recuerda a los géneros del Bildungsroman, la picaresca y la novela de aventuras. Un libro que sin duda tiene el sabor de un clásico.