Balada contra el tiempo
8
Vamos
la puerta está entreabierta
nuestras manos atentas
el ojo acecha
el cuerpo tenso
el horizonte un cuervo
el ala negra
la tinta fresca.
Ya vendrá el tiempo en que no podamos,
entonces
regaremos la tierra de otros
con las amargas sombras
que habrán de perseguirnos.
Vamos,
somos nosotros
en este puro y simple paso
de la historia.
9
Vamos
no hay atajo del tiempo,
el tiempo mismo es látigo
y veneno,
laberinto de cuerdas circulares
que sólo llegan a la misma puerta
con su ojo terco de murciélago
sus chirridos de cigarra sorda
a nuestros ruegos.
Vamos
no entremos en los surcos de la espera
no hay puertas que duren
no hay huecos por donde colarse
no hay cielos
no hay infiernos
en la punta del planeta.
Vamos
la cita es nuestra.
10
Vamos a refugiarnos en el péndulo
que nunca miente,
en su lenguaje de este lado
y del otro
en un mero parpadeo hipnótico y agudo.
No respiremos con los ojos abiertos.
No claudiquemos.
Vamos a traspasar el témpano del tiempo
en un paréntesis único
y magnífico.
Vamos, que el sí está listo
en nuestra mesa.
11
Vamos
que la cordura no ayuda.
Perdamos la cabeza entre las sombras,
digamos nuestros nombres en pleno miedo
a la mitad de un resplandor
que nos lleve a la deriva
como los buenos viajes,
aquellos que descubren territorios
lenguas extrañas
agujeros negros
nidos
lechos
lunas
antárticas
planetas
súbitos párpados abiertos
a la visión de un tiempo irreversible
hermoso
y desquiciante.
12
Vamos
lancémonos al río
caigamos al despeñadero
desdoblemos la cara del espejo
donde nos miramos pasar
como si fuera cierto,
que el tiempo tiene otra opinión
y no vendrá a nuestro rescate.
Es cosa de subirse al hilo que cuelga de un instante
al otro,
es cosa de moverse con la mirada al frente
pletórica
y no caer.
13
Vamos
que el tiempo ríe
mientras ensayamos el guion
regamos migajas y ponemos velitas
y pensamos en los deseos de cumpleaños,
en lo sueños venideros y los parabienes
con palmaditas en la espalda,
abrazos entrañables
brindis
oratorias
memorandos
estadísticas para la posteridad,
versos plenos de nostalgia,
banderas ondeantes en el viento de la eternidad.
Vamos,
que el tiempo ríe de todo esto.