Ángulo imperfecto
Autora: Natalia González Gottdiener
Febrero 2022
Las sociedades buscan víctimas
cuando no nombran culpables;
corren las unas y los otros,
pero no corre el agua,
allí, donde quedó estancada.
El agua brota,
el agua entre nuestras manos
se angosta, se agota.
“Habrá guerras”, canta el río,
“las habrá por agua”.
Callan las piedras,
suenan a afluente,
a cascada, a hilo de lluvia;
ángulo imperfecto, caída.
No hace falta propiciar víctimas,
hace falta propiciar agua,
corrientes, metáforas,
propiciar arroyos de versos.
Gotas tejidas bajo palabra,
puntos en cruce que al silencio
sean lazos de agua clara.
Observa el agua sobre las piedras,
disfruta, ahora escucha.
Si extraes alguna, la analizas,
le das vuelta o un giro;
descubrirás su ángulo imperfecto.
Yo propicio,
como en el agua las piedras;
el sonido.
Queremos el ángulo perfecto
¿Hay algo humano que sea así?
Allá afuera buscan víctimas o culpables.
Allí, afuera, se arrebatan el agua:
la elemental y la otra, metafórica.
Afuera todo y nada se propician,
como adverbios absolutos se reniegan.
Somos piedras fisuradas,
con hendiduras y sin hendiduras.
Habitamos el río,
desde él sonamos.
¿Qué propicias tú:
víctimas
culpables
poemas?
Acudí al río y le mostré mis ángulos:
una estría aquí,
otra rasgadura allá,
tantas cicatrices más,
tantos surcos,
huecos,
desgarres.
¡Qué repercusiones las del agua
cuando se deja escuchar con todas sus piedras,
cuando propician música y colisionan
sus ángulos imperfectos!
Yo resoné con todas ellas;
me senté cerca del cauce.
La coral adentro de mí
propició un latido perfecto.
Alguien expía un chivo,
genera algún conflicto o pugna;
permite que prosiga
el sonido del mundo.
Llevo en el caracol de mi tímpano
el canto regalo del río.
Pregunto de nuevo
¿Qué propicias tú?
¿Desde dónde?
¿Quién propicia a quién?
Dice un antiguo refrán que, al sonido del río
lo propicia el agua; otro más que las piedras,
o tal vez, solo tal vez y una muy minúscula,
un ángulo imperfecto.