Por José Antonio Lugo
16 Julio 2019
En su libro El trabajo intelectual, Jean Guitton nos da una serie de consejos y estrategias para enfrentar la página en blanco, que trae consigo un temor al fracaso que se convierte en parálisis o en la dispersión que nos permite “la salida” y dedicarnos a otras cosas.
En su más reciente libro, La lectura y la sospecha: Ensayos sobre creatividad y vida intelectual, mi amigo el espléndido ensayista Armando González Torres nos comparte también algunas de esas estrategias y los rituales de autores famosos para construir el espacio de la creación, defenderse de todo aquello que la impide y obligarse al trabajo y la disciplina.
Yo mismo, en Manual para talleres literarios: Cien consejos sobre el oficio de escribir, he descrito algunas de estas estrategias, no sólo las técnicas, sino las que llamaría de “personalidad”, como la de no mostrar nuestros textos a quien sabe menos que uno, porque entonces se recibirán aplausos que crearán zonas de confort. Por el contrario, se trata de mostrar nuestros empeños a escritores de mayor experiencia, que nos harán ver desde posibilidades no exploradas, hasta agujeros en el queso e incluso francos gazapos.
Lo cierto es que no hay reglas, sólo el vértigo ante el abismo, que tiene dos posibilidades hacia el futuro: el vértigo del fracaso o el vértigo del éxito, también muy peligroso.