Autor: Herles Velasco
16 Julio 2019
En tiempos así
se agradecen
un par de piernas;
el tatuaje sagrado en la pantorrilla
para contemplar de antemano la blasfemia.
Para atajar el odio,
para empezar a andar,
se necesita otro par
o el mismo;
alguien digno de nombrar,
algo que sintonice la urgencia interna:
un contingente de dedos,
piel viva para el milagro.
Tararear otras historias,
escenificar otros terrores,
pequeñas muertes de las que siempre se resucita.
Desenterrarnos
aclarar la voz para nuevas alarmas,
apresurar los ojos al aire,
a la fiesta de las mariposas.
Regresar al rito
a los viejos poetas desesperantes,
al sueño negro, íntimo.
Vibrar en otros materiales;
buscar la mezcalina huella del venado
en cualquier volátil parte,
en cualquier infinita cosa,
en el agua
en la piedra.
Maestro Velasco. Tengo su primer libro de poemas, me haría el honor de firmarlo? Lo compré en Guadalajara hace 9 años. Es un honor leerlo de nuevo, este poema me encantó, no lo conocía, es mi favorito de toda la revista. Contácteme para la firma
Gracias por su poesía.
Puse mal mi correo. Perdón.