Autora: Alejandra Calixto
Marzo 2023
Los zares de hierro en su atlas confuso
se aferran intransigentes
a la creencia de que la senectud
anida en aquellos vientres
donde el líquido granate
ha hecho la retirada.
La tierra todavía fecunda
es reducida a polvo,
condenada a la muerte,
al olvido, al fracaso,
y a lo inservible.
Los zares de hierro
en su mundo bestial
reducen a piedra seca
nuestro sagrado santuario
al dejar de crecer los cerezos.
¡El goce no derrumba,
el erotismo no muere
aun cuando del monte de venus
ya no broten los ríos escarlata!
La humedad continúa en el territorio,
las entrañas son ahora
un campo de girasoles.
¡Las Diosas nunca dejan de ser Diosas!
De que la vejez