Selección de poemas
del libro, Free Solo
Festival Int. de poesía Los Confines.
USA, 2024.
Autora: Kary Cerda
Julio 2024
Free Solo
Para Alex Honnold
En mi voluntad arde un pájaro oscuro
José Carlos Becerra
Escalo tu nombre en solitario
grieta a grieta
las hendiduras me permiten avanzar
el granito que te nombra
aún guarda rumores
de magma y sedimentos
sin amarres ni artificios
me introduzco en tus fisuras
cautivada asciendo
asumo el ritmo con mesura
de mi serenidad
depende la maniobra justa
Me deslizo entre tus paredes
fusión y pertenencia
la intimidad al mando
desdibuja los límites
entre la piedra y yo
hay lugar para la hoguera
Me inscribo en tus cercanías
la altura me invita hacia lo incierto
desdeño abismos
balanceando mis caderas
sobre tus cornisas
dejo el suelo
hacia donde escasea el oxígeno
como una promesa
el horizonte vertical
destaca tus contornos
sólo una pared infinita
en todas direcciones
y a mis espaldas
vacío incalculable
enclavada
en la sobriedad
de lo pétreo
me adhiero sin recato
a tus paredes
Perturbados los cimientos
la piedra me enraíza a fronteras
donde no existe renuncia
tu estampa
cuestiona inmensidades
un resorte tenso
arraiga la sed
de amanecer a la intemperie
tu geografía
me acerca al límite
deseo rozar el borde
yacer a cuerpo entero
sobre la piel caliza de tu cima
En tus pliegues
el relato geológico
inscribe sus ínfimas verdades
acierto a desglosar enigmas
sufro y renazco
lo nuestro son procesos ígneos
desnuda frente al acantilado
atrapada en el silencio mineral
descubro tu torso de granate y cuarzo
Durante milenios
glaciares y avalanchas pulieron tus asideros
aprendiste el frío
que deshuesa las palabras
el viento innumerable
murmura salmos
en su lenguaje insolente
deseo transmutar
la mole
inaugurar el vuelo
recorrer las crestas
de tu nombre
cantarlo a cielo abierto
Inmóvil
desplante vertical
atrapado
en el fatal enclave
de la invulnerabilidad
nada estrecha tu altivez
aterrado
resultas inigualable
para desatar ventiscas
Debilitada
me recompongo
este no es lugar para caer
aquí no hay camposanto
ni las barcas
de Caronte acceden a estas costas
en estas alturas
no cabe el desplome
desciendo parajes escarpados
cuando por las noches
como la vela de un mástil impotente
volteo mi cuerpo hacia tus besos
He blanqueado mis manos
para no resbalar por tus vértices
también dejé libre
el tintineo de la cintura
para trepar tus laderas
no hay campanarios en la lejanía
no pido ayuda ni sé rezar
cuerpo a cuerpo
sin fisuras en la entrega
bailamos
Amanece sobre los riscos
la luz acaricia tu espalda
una camisa diáfana
sobre el ámbar recién lavado de tu piel
las vetas multiplican
ocres y terracotas
tu sangre de cristal
amplía el espectro
Compartimos la aurora
no los secretos
por la tarde
tu cuerpo se remodela
liberas cargas
algarabía de polvo y grava
toneladas de granito
llueven sobre el valle
Quisiera fundirme
desafiar lo indescifrable
que contra todo orden
me empuja hacia ti
aferrada a tu superficie
celebro
imperfecciones y rupturas
ligeros movimientos
en la base
reacomodan el centro
Recuerdo el desconcierto
cuando abrí tu pecho
tu pelo
destellaba negrura
sobre tu rostro entre mis manos
labré montañas y cordilleras
Sigo adelante
no voy a parar
no permaneceré atrapada
en tu pecho
una oquedad donde cabe
esta mirada
que te intuye palpitando
bajo el clamor que todo lo petrifica
la lluvia erosiona el campo florido
con el peso inequívoco
del cobre y del silicio
se ensancha sin remedio
la grieta
que me separa de tu nombre.
Exvoto
Jamás el anchuroso mar
anidará en su vientre
tu mirada
ni sostendrá tu aliento
de olas férreas
en el quehacer fronterizo
de la sombra
sobre la bajamar insoluble
tu voz decapitada
desmenuza vocablos
se asoma por dónde yo recojo
migajas de un sonido imaginado
la letanía me aturde
En la geografía de Dios
no hay resguardo posible
la sequedad
atenaza mi forma
de piélago
monosilábico
sin bordes ni fronteras
exvoto iracundo
multitudes desconsoladas
se pronuncian
endurecida
resisto el golpeteo
Derrocada la insuficiencia
reconquisto
mi calidad monolítica
existo para ser vista
aterida y disuelta
me hundo a voluntad
en paisajes humeantes
farallón indeleble
frente a la oscuridad salitrosa
El oxígeno propaga
su reino
de cenizas
asida al eco
bajo la superficie calcárea
de los fósiles
desentraño tu nombre
acento encabalgado
donde no existe fisura
adherida y sitiada
te nombro entre mis manos
Los nombres de la tierra
La tierra tiene nombres
instantáneas de un verano inglés
frente al gélido mar del norte
sauces de cadencia perpetua
celebrando el corazón de los volcanes
algunos impronunciables
como la travesía de la Monarca
o el tronco centenario de la ceiba
otros frágiles
como la luz del amanecer
sobre el Caribe
También tiene nombres perversos
lagunas exhaustas y
selvas de sonrisa desdentada
bajo la falda maloliente del progreso
son nombres que siembran
sus nidos de petróleo
en los pulmones de las hortalizas
y sobre el trigo indefenso