Por Vanessa Fens
16 Mayo 2020
La Ninfa Roja
vive fugitiva dentro del Reloj de Arena,
desde ahí puede ver el lago
durante el otoño
volver a llenarse de caléndulas histéricas…
Ella
con aspecto trasparente, baila sola
en la euforia entumecida de tristeza
tiene el tic tac asimétrico de la memoria
en otro cuerpo;
agitó su semblante frenético
con su amor amorfo
luego, subió al segundo piso
derramó sus oscuras danzas sin pensar…
Cada mañana desaparece en el tenue flash
de la historia crucial
del blanco incoherente sin terminar,
alucina con las frases hipnóticas
toma antídotos deslumbrantes y pierde su identidad,
en la intensa flama de las furiosas olas
no sabe quién es
eso abruma su yo indomable;
con intoxicado ropaje
anhela desplazarse en lugares donde exista la calma
pero reaparece en la lista de espera
para quedarse ahí, silenciosa
encerrada en el glamour del inframundo
con sofisticados atuendos de gipiur
diseños de osamenta y tacones fashion;
excusas incoherentes cubren sus días no firmados
el sutil ronroneo es frágil
ahogado en el reloj de arena
todo suena a complicidad, decorada con alas toxicas
… a semiamor borderline.
No estoy en grado de explicar los hechos
por enésima vez
percibo los sonidos escarchados
con ráfagas escalofriantes de hambre…
Ella
se llevó un poema incompleto
con brillos multicolores confundidos
en su carcomida espalda…
a donde quiera que voy
oígo la sed de su eléctrica apatía,
aguijones revoloteando sobre los espejos
abrazándose a la ausencia intangible…
Trasladó el tic tac de la memoria
hacia otro cuerpo… El reloj de arena
y el secreto desobjetivado del amor,
resbalando entre sus piernas…
El regreso de la Ninfa Roja ya no existe…
por enésima vez se ahuyenta y durante el otoño
reaparece en el duelo indescifrable
de caléndulas histéricas,
es desamor amnésico entre sus piernas… Deshojando otro cuerpo.
Tic tac asimétrico
de la memoria… Triangular identidad…