Por Raúl Reyes Ramos
16 Abril 2020
La historia que voy a contar empieza una noche en que la policía violó la Constitución.
Inicio de la novela: Dos crímenes
Autor: Jorge Ibargüengoitia
Fui educado así. No creo ser mejor ni peor.
Agarro de donde me ponen y aprovecho mis oportunidades.
Aprendí que si uno no raja y obedece y se mantiene sin opinar demasiado, la va llevando suave.
Un día es un bequita, otro día es un trabajo recomendado, después una base y luego quedarse, cumplir las horas sin hacer mucho para no incomodar.
Eso sí, no debe faltar el pastelito de cumpleaños para los del mes, ni las porras al jefe, ni echarles grilla a los de arriba –bajita la mano- para ir subiendo.
Hay muchos que critican. Ningún chile les embona. Dicen que todos llevamos un priísta dentro y que mientras no cambiemos, México seguirá jodido.
¡Sueñan! Se alucinan gacho. Ni que México fuera Canadá. Aquí las cosas son como son.
Yo digo que no todo está tan mal. El PRI roba y deja robar. El PRI es nuestro sistema, nuestra manera de engrasar la maquinaria, nuestro estilacho gacho.
Nada más hay que saber hacerla…