Por Ethel Krauze
Septiembre 2022
En todo poema primero se nombra lo que es y luego se pregunta por su nombre. Es lo que he aprendido y lo que aquí pongo en la mesa de nuestros septiembres.
Cómo digo tu nombre
Tú
gallo de ira
remolino de grises
y camiones
de última parada,
agridulce
dulce
pardo
cara de zancudo.
Mustios peces
lamiéndose los pies
bajo tu casa
de lámina,
perro de bronca rabia
y terso atardecer.
Tú
cucharón de madera
ventana al mar
sólo ventana
que ventea
sólo puñal
puño de sol
clavo sin tregua
en tu vientre
y su trajín
de olores.
Cuerpo de animal
de cuerpo inmóvil,
sacudido de insectos
domador
caballero
ridículo,
y noche caracol
verdes bahías
tenues
rojas
lentas.
Tú
también de sed
y polvo,
calavera bravía
traca trac hormiguero
en las piernas abiertas
de tus calles,
girasol
barrendero
plañido,
tiburón.
Al galope tu mar
maraña negra,
al galope
tu tajo de manzanas,
tu desierto perfil,
tus coches aguijones
tus aldeas
tus humores de larva
tú,
carajo.
Con la mano cañón
con el bolero
con la crin agarrada
con el árbol
con el toro
griterío
campana
relumbrón.
También de cobre
al filo de las seis,
de aire tardo
aguileño
y rubio andar.
Botellazo en los ojos
también,
cuchillo sol,
moribundos
gendarmes
frescas aguas,
costras
rostros sin mar.
Y una seda
que alumbra
el hondo valle de culebras
de la dama puta
panza placentera.
Carne color de miel
de caries cabizbajas,
avispero dolor
tu risa liebre,
furia
lirio
tu solitario salterio
o la marimba,
oquéi.
Pardo país
de ruido jacalero,
de rebote sin luz,
su jacaranda cuenca
taladrando,
su racimo de ríos.
Cloaca ventruda
y negra,
cómo digo tu nombre
y permanezco,
tú mis ojos
mi carne
mi júbilo altanero,
tú mi lumbre
mi puerto
mi mano atrincherada
mi cajón de buendía,
te digo México
y te pongo en la mesa
y me sosiego.
Oasis, “Los libros del Fakir”